La ciudad

Abascal se da un baño de multitudes en un Palacio de Congresos que se quedó pequeño

El Palacio de Congresos de la calle Torrijos se ha quedado pequeño para la cantidad de gente (aproximadamente un millar sólo dentro) que ha acudido a escuchar el mitin extremista del líder nacional de Vox, Santiago Abascal, rodeado de mucha seguridad durante su comparecencia pública, y que no ha se ha cortado ni un pelo a la hora de armarse con un megáfono y salir a la calle a atender y pedir disculpas a los cientos de personas que se habían congregado a la sombra de la Mezquita-Catedral y que se habían quejado amargamente de quedarse fuera tras horas de espera.

También en el patio anterior a la entrada del salón de actos del emblemático edifico se había instalado una pantalla para quienes no pudieron entrar en la sala cerrado, mientras que en el primer patio una enorme bandera de España, símbolo de su discurso, se mecía al ritmo de las palabras de Abascal. No fue la única insignia bicolor que se pudo ver en la grada ni el patio de butacas, ni fuera del recinto tampoco, y en esta ocasión tampoco aparecieron signos antidemocráticos en las banderas. Aunque alguno sí mostró la Cruz de Borgoña usada por los requetés carlistas en el bando golpista durante la guerra de 1936.

En cuanto al discurso, quizá algo más moderado que en ocasiones anteriores, no faltaron las alusiones de siempre a los "enemigos del país", encarnados en el separatismo catalán y en Podemos "que nos quieren llevar a Venezuela"; a la "derechita cobarde que ha ejercido de albacea testamentario del socialismo"; a poner fin a "la Andalucía de las autonomías, islamizada y de Blas Infante", que no ha dudado en trasladar al resto del país al decir que "queremos una España sin unas autonomías que acaban con nuestra prosperidad, nuestra igualdad y nuestra libertad".

Frente a eso Vox ofrece la "valentía" de reivindicar la "Andalucía española de Isabel La Católica, de Fernando III El Santo, de las Cortes de Cádiz y la Andalucía que partió a América"; así como la derogación de la Ley de Memoria Histórica; la expulsión de las "52.000 personas que están ilegalmente en España disfrutando de la sanidad pública y haciendo que las listas de espera sean mucho mas largas", además de "exigir que los golpistas catalanes sean detenidos, la Generalidad (sic) intervenida, los Mossos d'Esquadra disueltos y que los partidos separatistas sean ilegalizados".

A lo largo de su disertación, especialmente cuando ha hablado del "orgullo de ser español", se escucharon varios vivas a España (unida) coreados por el resto de asistentes, así como gritos de "¡Presidente, presidente!" y aprovechó Santiago Abascal la ocasión para recordar que fue en Andalucía, "en Córdoba", donde "vinimos a deciros que íbamos a hacer historia" con un cambio histórico, pero que sin embargo no está sirviendo para que se apliquen los pactos del acuerdo de Gobierno con PP y Ciudadanos. Un incumplimiento que "va a tener consecuencias", como por ejemplo una falta de apoyo para aprobar los presupuestos andaluces.

De igual modo, Abascal ha vendido Vox como un partido "nada convencional". Incluso ha preferido hablar de ser la "única alternativa patriótica que se atreve a hacer cosas". Y es que más que un partido, es "un movimiento cultural, de reacción que ha encontrado las razones para el levantamiento popular que estamos percibiendo en toda España" y que no considera que patria sea una palabra "anticuada".

En ese sentido ha querido apostar por una España fuerte, dentro de una Europa fuerte y "no islamizada ni atacada por la inmigración masiva", en la que "seamos respetados y no humillados". La Europa de Abascal es la de "las raíces cristianas y en la que no se pierdan las identidades nacionales". También se ha burlado del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien ha reclamado que "les pidamos perdón cuando lo que tiene que hacer es darnos las gracias por haberles librado de los sacrificios humanos", además de asegurar que "tampoco vamos a pedir perdón por la Reconquista como acaban de solicitar desde una mezquita de Sevilla", porque "vamos a empezar la campaña en Covadonga y no vamos a pedir perdón por nuestra historia ni avergonzarnos de los abuelos de nuestros abuelos y de lo que esta nación ha hecho a lo largo de los siglos".

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