Aunque son de pequeño tamaño, la ingente cantidad que llegaba hasta las proximidades de El Hipercor, siguiendo en paralelo el Canal del Guadalmellato, ha provocado la inquietud de los vecinos que aconsejan a la empresa de saneamientos de Córdoba que fumiguen la zona para evitar males mayores en el futuro.
Se da la circunstancia de que también el pasado año, pero ya entrado febrero y en número algo menor que el de este año, se vieron larvas de procesionaria, a cientos, en ese mismo espacio de la ciudad.
Eb caso de serlo, la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es considerada como el insecto defoliador más importante de los pinares españoles. Las orugas, que son las larvas, están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire, por lo que pueden provocar irritación en oídos, nariz y garganta en los seres humanos, así como intensas reacciones alérgicas. La sustancia que le confiere esta capacidad urticante es una toxina termolábil denominada Thaumatopina.
Lo llamativo del caso es que según su ciclo biológico habitual, suelen permanecer en las ramas de los árboles en fase largaría (es decir como la que se ha contemplado esta mañana) hasta el mes de abril, cuando descienden al suelo para enterrarse, lo que significa que tanto el año pasado como el actual se han adelantado a su cliclo, en esta ocasión en dos meses.