Opinión

La tramposa inversión en investigación del Gobierno de España

Andaba yo intentando decidirme por un tema para la columna de esta semana cuando nuestro Gobierno me lo puso fácil. El pasado viernes 31 de Marzo, el Consejo de Gobierno presidido por el Sr. Rajoy aprobó la propuesta para los presupuestos del estado para este año de 2017. A partir del lunes fuimos conociendo el desglose de apartados de estos presupuestos y comprobamos que subía un poquito aquí, otro poquito allá, bajaban mucho las infraestructuras y cosas por el estilo. Básicamente esa es la información que se nos quedará en la mente y poco más. Pero lo que no todo el mundo sabe es que ese desglose general tiene trampas y esas trampas afectan gravemente a la investigación en España.

Los presupuestos en investigación en España son tan certeros como las cuentas del Gran Capitán, ya que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Desde hace años los gobiernos incluyen en investigación una partida denominada presupuesto financiero que consiste en fondos para créditos blandos relacionados con actividades de investigación. Es decir, son fondos que se prestarían a entidades para realizar proyectos y que deberían ser devueltos acompañados de intereses muy bajos. Como podrán entender ni Universidades, ni centros sanitarios de investigación, ni el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) son entidades con ánimo de lucro que puedan acogerse a dichos fondos ya que no podrían devolverlos al no generar beneficios. Es por ello que estos fondos están destinados a empresas que inviertan en investigación y necesiten de un apoyo institucional para iniciar esta investigación. Dicho así, estos fondos tienen un objetivo interesante y cualquiera podría entender que el Gobierno hiciese un esfuerzo de este tipo en sus presupuestos.

El problema está en la trampa presupuestaria que utiliza estos fondos para ocultar una reducción asombrosa en los fondos presupuestados para investigación. El Gobierno sabe que los fondos del presupuesto financiero se usan en menos del 50%. Pero esto no es nuevo, en 2013, el Gobierno dejó de gastar el 46% del presupuesto en investigación, unos 2209 millones de euros, básicamente por no utilizar esta partida de créditos. Más o menos lo mismo ocurrió en 2014 tal y como han denunciado las sociedades científicas integradas en la COSCE. Si tenemos en cuenta que el presupuesto en investigación en 2017 ha subido hasta los 6029 millones de euros, y que la parte del presupuesto financiero ha subido hasta los 3583 millones de euros se puede entender que el Gobierno sabe que de ese presupuesto financiero engordado no se gastará la totalidad por lo que del presupuesto total en investigación se llegará a un 60% a lo sumo. Pero lo más interesante está en que, sabiendo eso, en los presupuestos de 2017 el Gobierno ha aumentado en un 9,2 % los fondos de esta partida para créditos pero, a la vez, ha reducido en un 2,6 % los fondos para gastos directos utilizados para proyectos de investigación que Universidades, centros sanitarios y CSIC sí pueden utilizar y de los que se suele consumir casi el 100% del presupuesto.

Si me han seguido con interés se habrán dado cuenta que el Gobierno ha “engordado” la partida en investigación un 4,1 % , con lo que queda muy bien frente a la opinión pública y pueden sacar pecho de intentar acercarnos a los países europeos, pero haciéndolo en una partida de la que saben por experiencia que no se va a llegar a gastar. Mientras, Universidades y CSIC que son los que soportan casi la totalidad de la investigación de nuestro país ven reducido significativamente el presupuesto en gastos directos para este año.

A todo ello hay que sumar que el presupuesto de investigación ha mermado casi año a año desde 2009 que fue cuando alcanzó el máximo histórico en España. Sí, con Zapatero, aquel de la herencia. Desde ese año todo ha ido hacia abajo y ahora mismo el presupuesto total (incluyendo esta partida históricamente no utilizada) es de tan solo el 66% de lo que se presupuestó en 2009. Además hay que sumar otros hechos como que en Andalucía el presupuesto de investigación de los últimos dos o tres años ha sido nulo. Es decir, no ha habido convocatoria de proyectos de excelencia por la Junta de Andalucía desde 2013. Al parecer, este año habrá algo, pero, sinceramente, no esperamos mucho. Y, además, debemos sumar la vorágine recuperadora que les ha entrado a las administraciones estatal y autonómica buscando y rebuscando justificantes de hasta el último céntimo de proyectos acabados hace ya más de 5 años. Sí, como les digo, andan pidiendo justificantes de taxis o estancias en hoteles para asistir a congresos que se celebraron hace más de 5 años. Una forma interesante de recuperar parte de lo invertido.

Pueden ustedes comprender la indignación que corroe el alma de los científicos cuando esperando mejores noticias para las próximas convocatorias de proyectos nos encontramos, otra vez, con reducción del presupuesto. La sensación de abandono por parte del Gobierno del PP es total. La investigación no les importa nada. Ya comentaba algunos casos en una anterior columna titulada “Spain is different” donde resaltaba las diferencias con nuestros colegas europeos donde, a diferencia de lo que pasa aquí, la inversión en investigación ha subido año tras año. Pero, eso sí, los programas de proyectos de investigación tienen nombres tan rimbombantes como Retos para la Sociedad o Excelencia, pese a que los montantes en algunos casos sean ridículos para tan excelsos programas.

El futuro de un país no se encuentra en una economía basada en situaciones coyunturales como que el turismo suba o que haga buen tiempo, se tenga un clima con mucho sol y permita que haya muchos restaurantes y bares, muchos hoteles y así más camareros, camareras de habitación, recepcionistas o botones. El futuro de un país reside en la capacidad para crear nuevo conocimiento y aplicar ese conocimiento en el sector productivo de manera que aumente el valor añadido de la producción industrial o de servicios. Y eso, señores del Gobierno, se hace con investigación, con iniciativas, con medios y con una administración a la que le importe el futuro de este país. Lamentablemente los presupuestos del Sr. Montoro y el Sr. Rajoy gestionados por el Sr. De Guindos ahondan en la sangría investigadora que se está produciendo en nuestro país. Lo malo es que seguramente este apartado del presupuesto será casi pasado por alto por el resto de partidos del Congreso y del Senado y nadie intentará modificar casi nada. Tal es el sentimiento de abandono político que los científicos de este país tenemos. Total, ¡si ni siquiera merecemos un Ministerio de Ciencia e Investigación!, parafraseando a Rajoy, “como Dios manda”. Dependemos del Ministerio de Economía que “economiza” a costa de extenuado sector de la investigación en España. Nos estamos jugando el futuro mermando la capacidad científica en este país. Tal vez sea ya tarde como ha pasado con el sector de las energías renovables donde empresas extranjeras nos han tomado la delantera pese a haber sido pioneros en el sector. ¿Habrá alguien que sea capaz de ver más allá de la próxima encuesta electoral o próximas elecciones? Parece que no.