Olga Mantas, trabajadora social Cáritas

"En este trabajo hay que tener un poco de psicología y después ir nosotros al psicólogo"

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photo_camera Olga Mantas Gil, trabajadora social Cáritas Diocesana

Seis años de voluntaria en Cáritas Diocesana, tres de ellos en la sede social de la organización como trabajadora social encargada de un programa de familias en riesgo, ha permitido a Olga Mantas Gil tener un sinfín de experiencias, muy duras y reconfortantes a la vez, de ésas que te forjan y te forman por dentro y que se han triplicado en estos tiempos de pandemia.

Comenzó en la Casa de Acogida Madre del Redentor y ahora se encarga de acoger y acompañar a todas las familias que se acercan a la sede o bien aquéllas que les derivan las Cáritas parroquiales de la Diócesis, a las que también ella acompaña formándolas y aconsejándolas para ver de qué forma pueden ayudar a las familias. Pero no se dejen engañar por su aspecto algo frágil, porque es una mujer con las ideas claras y con una fortaleza que quizá ni ella misma sea consciente que tiene.

Si quieren saber cómo ha sido la tragedia de la pandemia para muchos cordobeses y cordobesas a través de los ojos de esta voluntaria que representa el espíritu de Cáritas no se pierdan esta entrevista muy sencilla en palabras, pero tremendamente profunda en sensaciones y experiencias.

Olga Mantas, trabajadora social Cáritas

¿Cómo le dio por colaborar con Cáritas?

La verdad es que con el colectivo de personas sin hogar siempre he tenido una unión especial y siempre me ha gustado trabajar con ellos y colaborar, porque lo necesitaba como persona. Pensé en Caritas, porque tenía vinculación también con esta asociación.

¿Por qué piensa que Cáritas es una institución que inspira respeto a todo el mundo a la derecha y a la izquierda del espectro político y social?

Yo pienso que nuestra señal de identidad y por lo que nos identificamos nosotros también es en el acompañamiento y la forma que tenemos de trabajar con las familias. Es verdad que muchas personas piensan que Cáritas es una asociación más, una entidad más que colabora, que trabaja con familias y otros colectivos. Pero pienso que es por nuestro acompañamiento y ese estar ahí con las familias. Muchos de ellos nos lo transmiten, y nos dicen que pasamos a formar parte de su familia. Muchas de esas personas no tiene red de apoyo alguna y aquí encuentran un referente para que se sientan apoyados, aconsejados, acompañados en todos los procesos que tienen por el tema de empleo o la alimentación.

"Muchos de ellos nos lo transmiten, y nos dicen que pasamos a formar parte de su familia"

Con las Cáritas parroquiales la ayuda que tenemos y ese acompañamiento también nos diferencian, porque cualquier familia, aquí en los servicios generales, en la Casa de Acogida, en la residencia, y toda persona que se encuentre en una situación de especial vulnerabilidad se puede acercar a cualquier parroquia que hay en toda la Diócesis y se van a encontrar allí un apoyo y una persona que esté ahí para escucharlo, ya sea el párroco, los voluntarios, los técnicos...

Es decir, por lo que me está diciendo, más que una ayuda física lo que le agrada la gente o lo que le llama más la atención es que se sienta atendido y escuchado. Hacerles sentirse como personas.

Exacto. Sí. Eso pienso que es lo que las familias más valoran de nosotros.

¿Cómo está la situación de las personas sin hogar en Córdoba?

Desde que se decretó el estado de alarma, aunque ya antes son muchas las personas que se acercaban a nuestra Casa de Acogida Madre del Redentor para pedir alojamiento y demás y ya aún así estaban las plazas cubiertas y teníamos bastante lista de espera. Pero aún cuando se decretó el estado de alarma, a l ver que teníamos a las mismas personas en la casa y no podíamos atender a más nosotros tenemos otro recurso que es el Ala de Baja Exigencia, justo al lado de la Casa de Acogida, y allí sólo van las personas a la hora de dormir, cenan, se acuestan, desayunan al día siguiente y salen, decidimos entonces habilitar toda esa zona para acoger a las personas de la calle durante esos momentos tan difíciles.

Olga Mantas, trabajadora social Cáritas

Pero si el Ayuntamiento habilitó el Colegio Mayor Seneca para acoger a unas 100 personas sin hogar, que era lo que se calculaba que había en la capital, ¿cuáles son esas otras personas sin hogar que acoge Cáritas?

Te comento. Cuando se decretó el estado de alarma el pasado 14 de marzo, en ese momento el Ayuntamiento no tenía ningún espacio para poder ubicar a estas personas. En Cáritas les ofrecimos nuestras instalaciones y ese Ala de Baja Exigencia ponerlo a disposición de todas las personas que estuvieran en la calle. Y como para las personas sin hogar en Córdoba existe la Red Cohabita, donde se coordina bastante bien toda la actividad de todas las entidades que trabajan con personas sin hogar y la Administración pública, se decidió para nosotros habilitar ese espacio que teníamos hasta que el Colegio Mayor Séneca estuviera para disposición de estas personas, que fue a los 20 días o al mes, más o menos, de que se decretará el estado de alarma.

"Nosotros habilitamos el Ala de Baja Exigencia para personas sin hogar hasta que el Colegio Mayor Séneca estuviera para disposición de estas personas, que fue a los 20 días o al mes, más o menos, de que se decretará el estado de alarma"

¿Notaron en ese momento algo de relajación?

Bueno. Relajación, no (se ríe).

Sí, bueno; era una forma de hablar...

Es verdad que tuvimos algo más de desahogo, como quien dice, pero las personas seguían estando nuestra Casa de Acogida seguía y sigue llena hoy por hoy. No tenemos plazas disponibles.

Entonces quiere decir que hay bastantes más personas de las que se considera que hay sin hogar.

Hombre, claro. Y aún más ahora. Desde que pasó esto, nos estamos encontrando a muchas familias migrantes y muchas personas que antes tenían alquiladas habitaciones, y más o menos iban subsistiendo como podían, con trabajos que tenían, precarios, pero bueno con eso conseguían alquilar una habitación o una vivienda. Pero ahora muchas de ellas, como te digo son trabajos tan precarios o que trabajaban en la hostelería y ahora se quedan sin nada, y son muchas las que están viniendo ahora aquí a Cáritas pidiéndonos entrar en la Casa de Acogida, porque no tienen ni para pagar ya el alquiler de la habitación o del piso que tenían antes.

¿Se han quedado sin casa?

Sí, sí. Muchos. Los echan de la vivienda en la que están, sí.

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¿De cuántas personas estaríamos hablando?

Las personas que están viniendo, muchas de ellas son migrantes o solicitantes de protección internacional, están a la espera de algún recurso, estaban alquilando una habitación con los pocos ahorros que tienen, porque muchas de ellas vienen con muy pocos recursos y ya no tienen ni pueden buscarse la vida, porque tampoco hay trabajo. Y es verdad que están viniendo para buscar otra alternativa habitacional, que en nuestro caso sería la Casa de Acogida. No sé exactamente decirte, pero a lo mejor de las familias a las que estamos entendiendo un 20% podrían ser personas que vienen buscando una alternativa habitacional, porque se ven en la calle.

"De las familias a las que estamos entendiendo un 20% podrían ser personas que vienen buscando una alternativa habitacional"

También lo que nos estamos encontrando -y hoy mismo (la entrevista se hizo el pasado miércoles) me encontraba con un chico que ha venido aquí a hablar con nosotros- que todas las personas que están en el Colegio Mayor Seneca se van a ver ya mismo en la calle. Entonces nos estamos encontrando con muchas personas de ese centro habilitado que vienen ya pidiéndonos ayudas para el pago de una habitación, para entrar en la Casa de Acogida o alguna alternativa, porque se ven en la calle en cuanto acabe el estado de alarma.

¿Han hablado en la institución diocesana sobre si la experiencia habilitada en el Colegio Mayor Seneca sería posible mantenerla en el tiempo?

Hombre, yo pienso que sería fantástico. Es que esas personas se ven de nuevo en la calle, pero aún peor que antes, porque se ha cronificado la situación en la que estaban. Es que la gente que estaba en la construcción o la hostelería se han visto ahora sin nada y que tienen que ir al colegio Séneca y estar allí porque no tienen otra alternativa. Y ahora cuando salgan, no van a tener recurso ninguno y en una situación de calle.

Frente a eso, nosotros no tenemos alternativa para poder darles, porque nuestra Casa de Acogida está a tope. Estamos intentando algo en el pago de alguna habitación, alquileres y demás y en la medida que podemos estamos apoyando a estas familias.

"La gente que estaba en la construcción o la hostelería se han visto ahora sin nada y que tienen que ir al colegio Séneca y estar allí porque no tienen otra alternativa"

¿Cuánto tiempo puede estar alguien en la Casa de Acogida? ¿Es de forma indefinida?

Cada persona tiene un proceso y tampoco establecemos con ellos un tiempo en plan un mes, dos meses. Intentamos trabajar con ellos, acompañarlos y que en el momento que salgan a la calle tengan alguna oportunidad en el mercado laboral o porque ya la persona que está allí acogida va a empezar a cobrar alguna prestación y ya por ella misma puede pagarse una habitación. Pero intentamos acompañarla durante todo el proceso en el que está en la casa para que en el momento que salga tengan alguna sin alguna alternativa.

Pero no hay, por tanto, un límite.

No. No imponemos límites.

¿Y hay alguien que haya estado un montón de tiempo allí?

Claro. Son personas que están con nosotros en la Casa, se van, vuelven... Muchos de ellos tienen trabajos precarios, hay personas con problemas de adicción...

Volviendo al caso de personas del Seneca que ya están pidiendo ayuda aquí, ¿desde cuándo lo están haciendo?

Desde que volvimos a trabajar de forma presencial. Nosotros hemos estado trabajando antes al teléfono, y sí, no estamos encontrando cada vez con más personas que están en el colegio Séneca y que se ven próximamente en una situación de calle.

Y ellos, que han probado una vida muy diferente a la que tenían en la calle, ¿cómo cree usted que se van a sentir de vuelta de nuevo en la calle?

Ellos me lo decía: "para nosotros es un jarro de agua fría que durante este tiempo tenemos todas nuestras necesidades básicas cubiertas y ahora te ves en la calle sin nada y en la misma situación en la que estábamos antes". Ellos están bastante asustados ante la situación que ahora mismo se les viene encima, porque se ven en una situación aún más complicada que la que estaban antes.

Olga Mantas, trabajadora social Cáritas

Por tanto, en lo que se supone que era una ayuda se puede convertir en una complicación.

Podría serlo. Durante este tiempo ellos han estado allí con sus necesidades básicas cubiertas, pero ahora se ven en la calle, sin nada, sin ninguna alternativa, porque no la hay. Ni la Casa de Acogida Municipal ni la de Cáritas tienen ahora mismo para dar alojamiento a ninguna persona más, porque tienen ambas bastante lista de espera, y es bastante complicado.

"Tampoco vamos a echar a nadie en la situación en la que estamos, porque si no lo hemos hecho nunca, pues mucho menos ahora"

¿Están ustedes pensando en alguna solución para ese momento?

Por lo pronto, las personas que se están acercando, intentamos hablar con los compañeros, a ver si hay alguna posibilidad en la Casa de Acogida. Ahora es muy difícil que ahora se dé alguien de baja y tampoco vamos a echar a nadie en la situación en la que estamos, porque si no lo hemos hecho nunca, pues mucho menos ahora. Pero estamos intentando en la medida que podemos pagar el pago de habitaciones, alquileres, en fin, eso lo estamos llevando a cabo.

Y los propietarios de pisos cuando tienen que alquilar a una persona sin techo, ¿cómo reaccionan?

En ese punto, la gente de la calle ya viene informada y saben de uno que alquila por la zona de la Fuensanta, por ejemplo, y no somos nosotros quienes se lo gestionamos. Directamente nosotros lo que hacemos es que ellos vienen con su contrato de alquiler, hablamos con el dueño para ver que verdaderamente esa persona va a estar allí demás y nosotros le hacemos la transferencia, y vemos durante cuánto tiempo se le puede ayudar. Pero nosotros tampoco podemos estar pagando para siempre.

¿Y cuando hablan con el dueño, que le preguntan, por ejemplo?

Si es verdad que va a alquilar la habitación, durante cuánto tiempo, y le decimos que Cáritas va a poder responder durante equis meses.

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Entonces, ¿ellos son conscientes de a quién alquila la casa o la habitación?

Es que no siempre son personas sin hogar. Mucha gente se sorprendería de ver ahora a muchas personas que estaban trabajando en la construcción, en la hostelería y se han quedado sin nada y sin ningún tipo de apoyo en Córdoba para subsistir.

Bueno. Yo me refería a los sin techo 'típicos', si es que se pueden considerar así.

La gente que alquila la habitación lo saben.

Entonces, están hechos también de una pasta especial como ustedes, ¿no?

Sí, claro (vuelve a reírse). Pero no son gente ni de Cáritas ni tenemos relación con esas personas. Los que vienen para que los apoyemos en el pago de alquileres son, sobre todo, del perfil de nuevas personas que se están encontrando en esta situación y no saben a dónde acudir. Pero también las personas que estaban en la calle, muchas de ellas siguen igual; no todas quieren esta alternativa.

¿Qué les cuentan estas personas que se han quedado sin trabajo y que por vez primera tienen que acudir a pedir esta ayuda?

En el programa de familias, que es en el que yo trabajo, nos vamos encontrando con muchísima familia que jamás se habían visto en esta situación. Para ellos es muy avergonzante el tener que venir para pedir alimentos. Están pidiendo comida para sus hijos porque no tienen. Y son familias que antes de esta situación estaban trabajando y a lo mejor no han cobrado el ERTE o lo han echado porque no estaba dado de alta, con empleos muy precarios.

"Son familias que antes de esta situación estaban trabajando y a lo mejor no han cobrado el ERTE o lo han echado porque no estaba dado de alta, con empleos muy precarios"

También nos encontramos muchas familias de la venta ambulante, que, a pesar de que ahora de nuevo se les ha habilitado poder trabajar renuevo es con la mitad del aforo, y lo tienen bastante complicado, porque no disponen de medios para volver a trabajar y feriantes también nos hemos encontrado muchos. Pero sobre todo personas de la venta ambulante, hostelería, empleadas de hogar... muchas de ellas trabajaban, pero sin estar dadas de alta, por lo que ahora no tienen derecho a nada, o muchos de ellos, que les han hecho un ERTE la empresa y aún no lo han cobrado. Tienen hipotecas, alquileres, entres a su cargo y la mayoría de ellos te lo dicen: "Ahora mismo lo que quiero es comida para mi niño", a pesar de que sabe que lo que se le viene encima es tremendo, porque no pagar ahora mismo ni la vivienda ni los suministros durante el estado de alarma ha sido algo llevadero, porque no se han producido ni cortes de luz ni de agua, pero en el momento que se vuelva a la normalidad para estas familias la deuda va a ser aún mayor.

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¿También les han solicitado a ustedes ayuda para reclamar el mínimo vital?

Muchos. Muchísimos. No saben cómo hacerlo. La brecha digital la estamos viendo tanto en esas personas como en los niños. Muchos de ellos tienen dificultades para hacer los deberes del cole y seguir las clases. Había muchas familias que nos llamaban durante el estado de alarma porque su niño no podía seguir las clases al no contar con los medios, ni tablet ni ordenador, ni siquiera conexión a Internet y se han visto que su hijo no podía estar al día.

También nos estamos encontrando muchas familias con el ingreso mínimo vital, que vienen aquí para que nosotros les ayudamos porque no tiene ni idea de cómo se tiene que solicitar. Los hay que creen que puede hacerse presencial, y no es así, hay que hacerlo por ordenador y tenemos ya lista de espera hasta julio, y muchas de ellas a partir del día 15 para que le ayudemos a solicitar el ingreso mínimo vital estatal.

¿Y ustedes van a saber tramitar eso?

Esperemos (se ríe).

"Tenemos ya lista de espera hasta julio, y muchas de ellas a partir del día 15 para que le ayudemos a solicitar el ingreso mínimo vital estatal"

Va a ser un poco lioso, porque tendremos el mínimo estatal y la renta mínima.

Hoy mismo le estaba diciendo a una compañera que sabía desde la Consejería que iban a intentar que no se solaparan, que no fueran compatibles, porque ahora mismo el ingreso mínimo vital cuando se aprobó el decreto es compatible con cualquier renta mínima autonómica, pero estábamos leyendo eso, que iban a intentar que no hubiera duplicidades y, a pesar de que esté también la renta mínima ahora mismo y sea compatible, hay muchas familias que la solicitaron hace ya un año y todavía no le han aprobado la Renta Mínima ni sabe si se la van a aprobar.

Pues no será sólo duplicidad, sino triplicidad, porque se supone que también el Ayuntamiento, una vez que se sepa cómo va la renta mínima estatal más la de la Junta ser una tercera renta complementaria , que también hay que solicitar.

Pues nos tendremos que poner las pilas con eso. Ya te digo el ingreso mínimo vital se ha aprobado, pero ahora mismo no hay nadie que se lo vaya a tramitar a la familia y recuerdo que la brecha digital es bastante notable en las familias a las que nosotros acompañamos.

Mucho trabajo para estar sola, ¿no?

Estoy sola para la acogida a todas las familias. Mi función es acoger y acompañar a todas las familias que llegan a Cáritas y mi compañera Laura trabaja en el tema de empleo, en intermediación laboral, acompañamiento e incluso formación. Pero lo que es la acogida para la cobertura de necesidades básicas y tramitaciones es mío. Las personas sin hogar, no. A ellas se dedican otros compañeros.

Desde que abrieron de nuevo de forma presencial, ¿a cuántas familias habrá atendido diariamente?

Diariamente a unas 30 familias.

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¿Y antes por teléfono?

Teletrabajando hemos triplicado la atención. Entre 50 y 60 familias y aunque parezca mentira hay tiempo físico para poder hacerlo, porque era la mañana, la tarde, a cualquier hora. Nosotros al estar coordinados mucho con las Cáritas parroquiales a las familias les ha permitido tener siempre un contacto. Nuestro teléfono a veces está ocupado, pero esas personas bien pueden acercarse a la parroquia, el voluntario se pone en contacto con nosotros... Pero de forma presencial, a diarios una treintena de familias.

"Teletrabajando hemos triplicado la atención: Entre 50 y 60 familias diarias, y aunque parezca mentira hay tiempo físico para poder hacerlo"

¿Qué hubiera pasado en esta pandemia de no haber existido Cáritas?

(Levanta las cejas) Si no hubiera existido Cáritas, muchas, muchas familias estarían en una situación de bastante necesidad. Nosotros hemos ayudado a muchísimas familias para darles ya los alimentos preparados. También hay muchas entidades que han estado trabajando en este periodo, pero nuestra presencia, el poder estar ahí, en todas las zonas de Córdoba yo pienso que sin nosotros las familias lo hubieran pasado bastante mal. Lo han pasado mal, de hecho, pero para ellos nuestra presencia ha sido un alivio y un apoyo para ellos, y nos lo dicen.

¿Usted también se ha puesto en algún momento a hacer menús?

Sí (sonríe). No quedaba otra.

Personalmente, a usted este trabajo y esta ayuda ¿qué le ha aportado?

Poniendo por delante que todo este tiempo para mí ha sido bastante complicado, porque al final acabas bastante saturado y psicológicamente es duro, lo cierto es que me reconforta bastante poder ayudarlos a todos. Pero muchas veces ellos son también los que me ayudan a mí, día a día, ya que todos en cualquier momento nos podemos venir abajo, pero el hecho de que ellos nos informan con optimismo de lo que han ido consiguiendo, nos sirve de mucho.

A usted, por tanto, le alivia en algo el poder ver que hay un fruto a su trabajo.

Evidentemente.

"Muchas veces ellos son también los que me ayudan a mí, día a día, ya que todos en cualquier momento nos podemos venir abajo"

¿Se ha llegado a desmoralizar alguna vez?

Sí (suena rotunda en su respuesta). Pero siempre, con la ayuda del Señor, que siempre está con nosotros, sabemos que hay que seguir para adelante y no queda otra.

¿Algún mensaje que quiera usted lanzar en estos tiempos difíciles?

Animo también a todas las personas que muchas veces quieren colaborar con entidades, lo hagan con nosotros, porque verdaderamente lo necesitamos y les aseguro que esa ayuda llega de verdad a las familias. Pienso que todo el mundo tiene su piel en esto. Tenemos actividades en las que se pueden colaborar o bien económicamente. Nos hace mucha falta y o necesitamos.

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Vale, imagínese que llego yo aquí, digo que me gustaría colaborar, pero en realidad no sé hacer nada.

Siempre hay algo que se puede hacer. Siempre. Hay muchísimas actividades. Tenemos muchísimos voluntarios y no todo el mundo sirve para todo. Es lo que les decimos a ellos. Si a ti se te da bien alguna cosa, tendrá su utilidad, aunque sea archivando documentación de la nuestra o esas en contacto directo con las personas. En Cáritas hay cabida para todas las personas que quiera ser voluntario y colaborar con nosotros.

Por cierto, ¿en su trabajo hace falta tener algo de psicólogo?

Un poco sí. Y después nosotros ir al psicólogo (se ríe).

"Para este trabajo uno se forma con el día a día; al principio me vi desbordada, pero al final, con la ayuda del Señor y de las propias familias vamos poco a poco marchando"

¿Y cómo se forma uno para este trabajo?

Con el día a día. Cuando empecé a trabajar aquí no pensaba que esto iba a ser así. Yo lo pasaba muy mal. Me vi desbordada, psicológicamente sobre todo, porque las familias te plantean cada historia y nos sabes nunca muy bien por dónde meter mano a un problema. Pero, bueno, al final el día a día y con la ayuda del Señor y la ayuda de las propias familias, vamos poco a poco marchando.

¿Ha pasado alguna vez algún momento de tensión?

Sí. Yo el peor momento que pasé, siempre lo recuerdo, fue con una familia que acompañábamos. Ella tenía problemas de adicción y era una madre con menores. Yo acababa de empezar a trabajar y tuvimos que ir, porque desahuciaban a la familia y también estuvimos allí acompañando. Fue un trago muy duro ver a esos chiquillos y a la madre que se veían en la calle.

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Pero eso fue un momento personal, en el que se le encogió el corazón con esa situación. Pero yo me refería a peligro por el enfado de alguien a quien está atendiendo.

Sí, sí, sí. Bastantes veces, de hecho.

¿Y cómo llegan a solventar ese problema?

Con la ayuda del Señor, como digo siempre, y teniendo paciencia con la persona. Es verdad que siempre intentamos calmarlos a ellos, porque entendemos que están atravesando una situación bastante complicada, que yo, a lo peor, si me viera en su situación lo llevaría igual. Estoy recordando a un chico con problemas de adicción; él piensa que nadie le hace caso, que se encuentra solo y aquí, con la ayuda que nosotros le hemos brindado, cada vez que tiene un problema viene aquí a desahogarse. Pero bueno, al final entre unos y otros tratamos de solventar la situación.

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