Opinión

Sobre tesis, tesinas y proyectos fin de algo

Uno de los actos académicos más importantes en la vida universitaria es la lectura y defensa de una tesis doctoral. El trabajo de varios años desarrollando un proyecto de tesis se culmina con un acto en el que el doctorando o doctoranda presenta y defiende ante un tribunal y sus amigos y familiares los resultados y el producto de su investigación. Yo recuerdo aun lo que me dijeron mis padres tras terminar el acto: “No nos hemos enterado de nada pero qué bien has hablado”. Normal, el efecto del ascorbato y la vitamina D sobre la diferenciación de las células leucémicas estaban lejos de lo que podían entender, pero sé que se sintieron muy orgullosos. Fue uno de esos días que no olvidaré nunca. Tampoco olvido la cara de los padres de mis estudiantes cuando defienden un trabajo fin de grado para terminar su formación en Biotecnología o de mis doctorandos cuando acaban defendiendo sus tesis doctorales tras años de trabajo. Ese esfuerzo recompensado con una buena calificación y enhorabuenas por parte de los respectivos tribunales reconforta tras un complicado trabajo. Por eso me enoja ver cómo todo el proceso que lleva a la lectura de una tesis doctoral o una tesina o un trabajo fin de máster o grado se enfanga por culpa de la política y los políticos que lo acaban llenando todo, y no precisamente de algo bueno. 

Todo esto viene al hilo de lo acaecido con los másteres de Cifuentes (PP), Montón (PSOE) y Casado (PP), de los estudios de doctorado y de la licenciatura-Máster de Rivera (C’s) y de la tesis doctoral de Sánchez (PSOE). No teníamos suficiente con los rifirrafes continuos en el Parlamento sobre cualquier cosa hecha, dicha o pensada al respecto de medidas políticas que tuvieron que meter en el debate público y político la formación de cada uno de ellos; como si coleccionar títulos fuese un plus para sus “capacidades” políticas. Y lo malo, y es por lo que he creído oportuno escribir esta columna, es que en esta pelea a nadie le estaba importando el daño que se le hacía a la Universidad española. Un daño no solo ante la opinión pública patria sino también internacional. Debe ser que como no habíamos caído aun suficientemente bajo por los recortes, necesitábamos un empujoncito más para ver si se nos desprestigiaba del todo. 

Lo que se ha vivido en el caso del famoso máster de la Universidad Rey Juan Carlos no es lo normal. Y quiero recalcarlo claramente. Los másteres siguen una regulación de calidad, de acreditaciones y de comprobaciones que parece que saltaron por los aires en el caso de este famoso máster. Tanto es así que parece que la organización del Máster en Derecho Autonómico desarrollado por el Instituto de Derecho Público de esa Universidad cambiaba su formación según los cursos y los estudiantes. Así que en el curso 2008/09 hubo alumnos que tuvieron que redactar un Trabajo Fin de Máster mientras que otros no. Nada está claro en este asunto y esperemos que la justicia aclare lo acontecido por el bien de todos aunque el Tribunal Supremo ya tomó una decisión estableciendo que no ven comisión de delito alguno que afecte a Casado, aunque sí trato de favor hacia él. Tal vez algún día podamos conocer los excelsos trabajos con los que aprobó las cuatro asignaturas necesarias para sacarse el título. Pero déjenme indicarles que considero inútil un Máster en el que se te convalida hasta un 80% del temario (18 de 22 asignaturas) y que apruebas con cuatro trabajos. Como título valdrá para, por ejemplo, acceder a un doctorado, pero como formación es inútil ya que no te aporta nada importante que no hayas cursado ya. Eso sí, allá cada cual con la formación que quiere recibir y con los méritos que quiere alegar. 

A este caso debemos añadir el del título de Cifuentes que parece que también tiene irregularidades con un trabajo fin de máster que no aparece y que fue defendido en un acto bastante sospechosoTanto es así que parece que compañeros de Cifuentes incluso aprobaron con sobresaliente un mes antes de defender el TFM. Curiosa gestión académica donde las haya. He tutelado muchos TFMs y muchos Trabajos Fin de Grado y conservo todos los trabajos de mis estudiantes. Además, solicité y conservo los certificados de haber tutelado estos trabajos y la calificación de cada uno de ellos. Es más, mi último estudiante que ha presentado un TFM tutelado por mí me ha enviado siete versiones diferentes del trabajo y conservo todas ellas. Entiendan que es curioso para mí que el TFM de Cifuentes no aparezca por ningún lado. Llamativo como poco. 

El caso de la exministra Carmen Montón es algo diferente. Cursó un Máster Universitario en estudios interdisciplinares de género. Al menos, en este caso, el Máster no tenía que ver con lo que estudió Montón, que es médico, y parece que se quería formar en algo diferente. Su caso fue fulminante, al parecer, el TFM había plagiado una serie de páginas de internet. Los medios hicieron un trabajo rápido de escrutinio del trabajo. Buscar atajos no es bueno y la veda estaba abierta así que el arrinconamiento y la dimisión fueron fulminantes. Por otro lado, los cuatro trabajos de Casado siguen en el cajón, a la espera de no sabemos qué. 

Las pesquisas sobre lo ocurrido en el Instituto de Derecho Público siguen su cauce en otros tribunales y espero se aclare por el bien de la Universidad Rey Juan Carlos y las demás universidades públicas. Pero, a tenor de lo publicado anteriormente y por mi propia experiencia, la gestión académica conocida de este Máster no es ni por asomo normal, afortunadamente para el resto de la Universidad. 

Sobre Rivera poco hay que decir aparte de que no se tiene muy claro lo que cursó y cómo lo cursó ya que su currículo varía según el díaYa sabemos que no es doctorando ya que no está cursando estudios de doctorado. Si no estás matriculado y no cursas los estudios no eres estudiante de doctorado, por tanto no eres doctorando. Es raro que haya cursado una Licenciatura en Derecho y un máster a la vez, pero todo es posible en ciertos currículos, especialmente porque parece que el Máster no es oficial sino un título propio de ESADEsin reconocimiento oficial. Cosas veredes amigo Sancho.  

Pero el plato estrella de esta historia es la Tesis de Pedro Sánchez. El Doctor Sánchez importaba bien poco hasta que se hizo con el Gobierno al ganar una moción de censura. Por cierto, la moción de censura es un mecanismo legal, democrático, reglamentario y constitucional que se utiliza para evitar un reguero de elecciones cuando los gobiernos no tienen el apoyo del Parlamento, aunque a algunos parece habérsele olvidado. Pues bien, una vez como presidente del Gobierno y con el lío del máster de Casado y Cifuentes, la tesis de Pedro Sánchez se ha convertido en un problema del país. Tanto es así que el PP ha pedido una comisión de investigación para revisarlapor copiar párrafos enteros según ellos. El supuesto plagio se ha convertido en problema de estado inaplazable. 

Para analizar este caso hay que ir por partes. Primero, el caso del supuesto plagiode la tesis. El Dr. Sánchez se vio en la obligación de hacer pública su tesis y colgarla en el repositorio de Teseo para escrutinio público. A partir de ahí, debe ser la tesis más cotejada de la historia de las tesis. Los medios se lanzaron de inmediato a revisar la tesis con buscadores antiplagio. Moncloa lo había hecho antes indicando sus resultados. Y aquí llegamos a la sorpresa, unos medios indican que no ven plagio y otros indican que sí lo ven. Unos discuten sobre el porcentaje que se considera plagio y otros se saltan el porcentaje y se basan en comentarios de profesores universitarios llamados a tal efecto. Yo también la he revisado, y no me sale plagio. Los que defienden el plagio hablan de que los porcentajes bailan según los filtros, y es normal. Pero ya que la tesis de Sánchez es de 2012, cuando se pasa la tesis por los buscadores te encuentras, entre otras cosas, documentos posteriores a 2012 que coinciden con párrafos de la tesis. Obviamente, esos documentos, que influyen en el porcentaje, hay que filtrarlos y quitarlos ya que no es normal que uno copie algo que aún no se ha publicado. ¿No creen?

El otro argumento interesante es el autoplagio. Muchos de ustedes no estarán familiarizados con los procedimientos de un doctorado pero les puedo decir que lo normal es que en una tesis doctoral actual se incluya el trabajo anteriormente publicado. Eso no es autoplagio, es obligatorio. No obstante, para algunos medios, eso es motivo de escarnio público. La normativa obliga a que antes de poder defender una tesis se haya publicado, al menos, un artículo relacionado con el trabajo de la tesis. Es decir, que cualquier estudiante debe incluir en su tesis una parte que ya se ha publicado ya que si no lo hace no puede defenderla. En el caso de Sánchez pasaba igual. De hecho, hay una modalidad de tesis llamada “por compendio” donde el texto de la tesis son, al menos, tres artículos ya publicados del trabajo desarrollado en el proyecto de doctorado. Para los defensores del autoplagio, estas tesis tendrían un 100% de autoplagio. Inasumible, ¿o no?

Y para no aburrir más, simplemente les comento las decenas de contertulios, periodistas, comentaristas y sabios de todo tipo que desde un prisma siempre preconcebido han comentado estos casos, estudiado una tesis en pocas horas, contado las faltas de coherencia, recomendado la manera de citar adecuadamente según el estilo de algún que otro medio de comunicación, revisado las erratas y reevaluado la calificación de esta Tesis. Incluso se ha determinado la calidad de los tutores o de los miembros del tribunal con una falta de elegancia rayana en el insulto. Como pasa con el futbol, todos estos comentaristas eran entrenadores, árbitros e incluso jugadores de futbol y sabían parar, rematar, revisar jugadas y determinar estrategias. Todo se ha revisado, todo se ha comentado, y todos han llegado a sus conclusiones como si de ellos dependiese la educación de posgrado de la Universidad española; aunque por lo dicho y oído, sin saber prácticamente nada de lo que estaban hablando.  

Seguro que esta historia seguirá. Los políticos malgastarán tiempo, saliva, iras, comentarios, chascarrillos en sede parlamentaria alimentando un circo en el que lo más relevante es un mediocre espectáculo sin que haya ninguna estrella que merezca la pena pararse a ver. Yo les pediría que se dejasen de títulos insustanciales y se pongan a legislar, a presentar enmiendas, a discutir sobre los problemas de este país y a buscar soluciones para ellos, que es para lo que les pagamos y no a convertir al Parlamento en una bronca continua escudriñando y resaltando los defectos del contrario mientras que se aplauden los propios. El país tiene muchos problemas que resolver y nada de tiempo que perder y ni la Universidad española ni sus estudiantes merecen que se los use como ariete político o como trampolín fácil de vanidades académicas.