efemérides cordobesas

Tal día como hoy, de 1934, Juan de la Cierva visita Córdoba con su autogiro

Juan de la Cierva con el autorgiro en tierra
photo_camera Juan de la Cierva con el autogiro en tierra

Nuestros compañero de armas (pluma de la de escribir, neuronas suficientes y necesidad imperiosa de comunicar) Carlos García Merino elaboró hace unos años un excelente artículo sobre la efeméride de este día en Córdoba, marcada por la presencia del ingeniero aeronáutico Juan de la Cierva y su famoso autogiro. Les dejamos aquí (sin cambiar ni una coma, su artículo) para que disfruten de esta jornada de hace 86 años:

"Volamos hacia 1934. Un año convulso en la moderna historia de España y que provocó unos polvos que derivarían en unos lodos que aún siguen enfangando el presente de este país. El sábado 24 de febrero de 1934, a las diez y media de la mañana, un extraño artefacto surcó el cielo de Córdoba hasta tomar tierra en el Aeródromo de La Electromecánica. Se trataba del autogiro La Cierva, pilotado por su inventor, quien se encontraba realizando una gira por España mostrando el fruto de su trabajo. Algo así como el Lindbergh español pero sin cruzar el Atlántico. Desde muy temprano comenzó a afluir gente al campo de aterrizaje para dar la bienvenida y rendir homenaje al aviador (algo muy propio de aquella época en que salvo el vuelo del Plus Ultra no teníamos proeza aeronáutica que llevarnos a la boca) y para presenciar los vuelos del autogiro. Todo estaba preparado para su llegada. A primera hora llegaron de Sevilla cinco avionetas y una patrulla de la base aérea de Tablada, que serían posteriormente su escolta.

La Voz de Córdoba recogió el evento

Considerado como un día de fiesta para la ciudad, el alcalde, Pascual Calderón Uclés, al que le quedaban menos de tres meses en el cargo, dirigió al vecindario la víspera una alocución en la que informaba de que "mañana sábado (…) esperamos que pose en Córdoba, en el campo de aterrizaje de Electromecánica, el insigne ingeniero, honra de España, don Juan de la Cierva y Codorniu, tripulando el autogiro de su invención. Si la ciudad representada por sus autoridades y sus vecinos, no estuviera acostumbrada, desde antiguo, a mostrar su generosa hospitalidad, acogiendo con agrado y agasajando a los que vienen a ella, insistentemente invitados, fuera en esta solemne ocasión el mérito del ilustre hombre de ciencia que mañana va a mostrarnos el resultado de sus interesantes estudios y trabajos, el fruto de sus privilegiados talentos, motivo más que suficiente para que todo el vecindario, autoridades, corporaciones, comerciantes, industriales, obreros, escolares y pueblo de Córdoba, en inmenso concurso, se apreste a acudir al lugar en que ha de detenerse la aeronave y en el que, por la bondad del señor de la Cierva, vamos a presenciar las experiencias que él realice en su autogiro“. Vamos, que don Pascual quería que toda la ciudadanía estuviera a las diez y media de la mañana clavada en terrenos de 'la Letro', puesto que se dirigió a los presidentes de los gremios comerciales de la ciudad, con el ruego de que cerrasen sus establecimientos ese día “para dar mayor esplendor al recibimiento que la ciudad ha de hacer al insigne ingeniero, inventor del autogiro señor La Cierva".

Y no satisfecho del todo, también a través de la prensa, solicitó a los industriales que llevasen a cabo dicho cierre de diez y media a una de la tarde, "horas en que tendrán lugar las experiencias de aviación que el señor La Cierva se propone ejecutar, dando a conocer su invento".

Juan de la Ciervo en pleno vuelo con su autogiro

Córdoba Gráfica se hizo eco de tan señalada visita del afamado ingeniero que llegó pilotando el último modelo de autogiro de su invención, acompañado por su esposa, afirmando que “pocas veces podríamos registrar en la crónica de la ciudad hechos tan justos y que tanto la enaltezcan como el homenaje tributado (…) a don Juan de la Cierva y Codorniú“. ” (…) toda Córdoba vibró de cordialidad y muchos millares de personas se trasladaron al lugar de referencia para dar la bienvenida y despedir al ilustre ingeniero que ha conseguido que la navegación aérea, en aparatos menos pesados que el aire, pueda hacerse con garantías, casi absolutas, de seguridad. Durante el escaso tiempo que el señor La Cierva permaneció entre nosotros no cesaron los aplausos y las aclamaciones, prueba evidente de la admiración que se le profesa y de la gratitud que le debíamos por haber accedido a la invitación que le fué hecha en nombre del Ayuntamiento y de la Diputación para que nos visitara“.

Juan de la Cierva llegó, vio, convenció y se fue camino de Sevilla escoltado por las avionetas y la patrulla militar que aterrizaron antes de su llegada a Córdoba. Antes, durante dos horas, sobrevoló repetidas veces el atestado campo de aterrizaje para deleite de todos los curiosos allí congregados, siendo jaleado como si fuera un héroe nacional, que lo era. Terminados los vuelos, fue obsequiado por Ayuntamiento y Diputación con un vino de honor e inmediatamente partió con rumbo a la capital hispalense.

Fue un auténtico acontecimiento. Se decretó día festivo tanto por el Ayuntamiento como por la Diputación, cerraron tiendas e industrias, no hubo clases ese día en las escuelas públicas y la Compañía del Autobús estableció un servicio especial con cinco coches con destino al aeródromo de Electromecánicas. Todos los coches de la ciudad se emplearon para desplazar a cuantos quisieron asistir a un momento histórico para la ciudad. Y mientras tanto, la banda municipal de música amenizaba el acontecimiento.

Sello de Correos dedicado a Juan de la Cierva

De la Cierva… Aquel que era tan querido en su país montó su empresa de desarrollo y construcción de autogiros en Gran Bretaña, construyéndose en Estados Unidos bajo licencia, mientras en España la aviación estaba en mantillas. Y, caprichos del destino, falleció este ingeniero en un accidente aéreo, al estrellarse en el despegue en el aerodromo londinense de  Croydon el avión DC-2 en el que emprendía viaje, el 9 de diciembre de 1936, a la edad de 41 años.

Por cierto, algunos historiadores afirman que fue quien consiguió el avión en el que Franco viajó de Gando a Tetuán para ponerse al frente de las tropas sublevadas, el famoso De Havilland Dragon Rapide. Otros, en cambio, opinan que simplemente hizo de intermediario en el alquiler de la aeronave sin conocer cuál iba a ser su uso ni su destinatario. Como los de la memoria democrática pongan en su punto de mira a Juan de la Cierva, van a querer cambiar el nombre a muchas calles e institutos a lo largo y ancho del país, como ya sucedió en Coslada, donde también retiraron el nombre de Goicoechea, el inventor del Talgo, del callejero de esta localidad madrileña al considerarlos golpistas".