El SIPLB en el Ayuntamiento

El Sindicato de Policía respalda al "cien por cien" la actuación del agente que disparó al perro

El animal, según la declaración del agente, atacó una primera vez y los policías recularon, pero en el segundo le dio tiempo a disparar a bocajarro
Miguel Martínez, secretario del SIPLB
photo_camera Miguel Martínez y Emiliano Martos, del Siplb

"Fue un ataque sorpresivo, el segundo que realizó el animal, y el agente no tuvo más remedio que dispararle a bocajarro". Miguel Martínez, sindicato del Sindicato Independiente de Policía Local (Siplb), ha explicado que la declaración del policía actuante ha sido clara en este sentido y que por tanto el sindicato "respalda al cien por cien" lo que tuvo que hacer para defenderse a sí mismo, así como a dos personas que se encontraban encerradas en la casa de la parcela a la que habían cruzado cuatro animales del solar colindante.

La versión policial indica que los dos agentes acudieron a una parcela de tierra tras el aviso del propietario de que había cuatro animales que les había amenazado a él y a otro persona que se encontraba en ese momento haciendo labores de jardinería y se vieron obligados a entrar en la casa. Desde allí dieron aviso a Sadeco, que se suele encargar de estas situaciones con animales, y a la Policía Local, que se personó, pero no así ningún funcionario de la empresa de saneamientos.

Los agentes contactaron con las personas que estaban en la casa y les advirtieron que los perros mostraban una actitud agresiva, especialmente un Bull Terrier, y les indicaron dónde se encontraban. Cuando los policías localizaron al grupo se produjo un primer amago de ataque hizo recular a los agentes. Éstos, siempre según el relato de Miguel Martínez, intentaron asustarlos en primera instancia para que regresaran a la parcela de la que habían salido por un hueco bajo la valla.

Ataque por sorpresa

"Sin embargo, la perra se le abalanzó de forma sorpresiva y no tuvo más remedio que dispararle", señala el secretario del sindicato, quien ha añadido que el impacto en pleno pecho contra un perro en movimiento indica que el animal no estaba lejos, sino todo lo contrario, extremadamente cerca. La detonación sí causó efecto en los otros tres perros, quienes huyeron al lugar de donde habían procedido.

Y, aunque quizá tendría que haber disparado al aire, el agente tuvo la mala suerte de tener al animal muy cerca con lo que vio peligrar su integridad y lo abatió. "Veníamos de una situación similar el día anterior en la Barriada de Los Ángeles, en la que otro perro de raza peligrosa mordió a una menor causándole unas heridas terribles", ha recordado Martínez.

Si la pregunta es por qué no se abatió al primer animal, que atacó duramente a una niña, y sí al segundo fue porque cuando en el primer caso llegó la Policía los dueños del perro ya lo habían logrado hartar de su víctima. "De todos modos, tú no puedes dispararle a un animal, a pesar de que esté atacando a una persona, porque corres el riesgo cierto de darle antes que al perro", ha advertido.

Los lazos son de Sadeco

En el caso de su compañero, "parece que estamos en la obligación de tener que ser mordidos para actuar y si la queja es que no estamos preparados por no llevar lazos, redes ni cuerdas, en efecto somos policías y no miembros de Sadeco, que recuerdo no llegaron hasta el lugar y sí nosotros", añade Martínez.

En cuanto a las circunstancias, la Policía Local pudo comprobar que la dueña de la perra abatida convive con entre 11 y 12 perros, uno de los cuales "atacó al agente", por lo que "tiene que tener más cuidado para que os animales estén más controlados y no campen a sus anchas ni permitir que accedan a otras fincas".