El senado, la pesadilla de los recuentos

Tras concluir la jornada de la mañana, los miembros de las mesas se preparan para las dificultades del recuento, donde el senado se convierte en un obstáculo para que exista la más mínima posibilidad de acabar temprano.

Elecciones generales colegio La Palmera
photo_camera Mesa electoral en el colegio María Inmaculada

Miembros de mesas, apoderados  interventores tienen la complicada misión de registrar los votos, supervisar y hacer el recuento. Ante ellos una dura jornada. Pero al terminar, viene lo complicado. Los votos para el Congreso no tienen más complicación que un conteo normal. Pero el senado se puede convertir a veces en una pequeña pesadilla. Con la posibilidad de votar a tres personas de distintos partidos, y tras horas de una labor que empieza a las ocho de la mañana, esta dificultad cuenta con otra añadida: resulta frecuente que por despiste algún vocal o presidente vea la señal que marca a un candidato de un determinado partido y, sin reparar en que a lo mejor el resto de votos se reparten en otras candidaturas -por puro acto reflejo, más el cansancio acumulado-, dé el voto al primero, como si contase con las tres marcas. Este es uno de los motivos habituales por lo que se descuadran las cuentas cuando se comprueban.

«Lo más probable es que nos den las una» indica Carmen Ostúa, interventora en casi todas las elecciones por IU, que reconoce que las listas abiertas del senado es lo más complicado. Opina igual el interventor por el Psoe Manuel Muñoz, que ha desempeñado esta labor por cuarta vez. Y coincide con sus compañeros el apoderado del PP, José Cuenca. El senado, tantas veces protagonista de los debates por su escasa utilidad, para colmo se convierte en este particular escollo que puede retrasar y retrasar el recuento y transformarlo en una labor penosa.

«Ya nos han advertido sobre lo del Senado» indica la vocal segunda, Aurora Ramírez, que combate el frío que hay en la sala con una manta sobre las piernas. Junto a a vocal primera Toti Carrillo se ocupan de todo mientras presidenta e interventores hacen la pausa para comer. El colegio está tranquilo a partir de las tres de la tarde, pero no se ha parado entre las 12 hasta las 14:30. Aún les quedan muchas horas. Además a ambas la avisaron el miércoles de que debían de estar en la mesa. Aurora confiesa que «está siendo menos desagradable de lo que esperaba, además hay muchos vecinos y me voy distrayendo». A Toti esta jornada si se le está haciendo más pesada, y además con el aviso tan tardío le han roto el fin de semana.

Ambas indican que no ha habido incidencias y que la mañana ha sido normal. La tradicional anécdota de las monjas votando aquí no lo es. En el colegio María Inmaculada votan numerosas hermanas. Es la regla.