Vuelve la ópera a Córdoba, y lo hace a lo grande, con el 'Otello' de Giuseppe Verdi, que cuenta para la ocasión, los días 15 y 17 próximos, con la Orquesta de Córdoba y el Coro de Ópera de Córdoba como principal acompañamiento musical. Esta misma mañana se ha presentado en el Gran Teatro, donde se va a representar esta obra en cuatro actos, que había de celos, traiciones, asesinatos y remordimientos con un elenco de auténtico lujo, hasta el punto de considerarse que no hay personajes principales en la pieza por la categoría del trío protagonista conformado por Gregory Kunde (Otello), Svetlana Aksenova (Desdémona) y Ángel Ódena (Iago).
Por lo pronto, y en plan aviso a navegantes tanto para el día 15 como para el 17 el patio de butacas está ya completamente agotado y tan sólo quedan algunas localidades por vender en palcos y plateas, pero no son muchas, por lo que muy probablemente se acabará colgando el cartel de 'no hay entradas'.
"Es de justicia y un orgullo estar aquí", ha señalado Miguel Ortega, el director musical de esta producción escénica del Teatre Principal de Palma de Mallorca, quien ha calificado esta obra de Verdi como "una de las grandes de todas las ramas del arte que ha conseguido una mente humana y que está a la altura del propio Shekaspeare". Una ópera que hay que escuchar "hasta la última nota" y eso implica como petición directa del director musical al público que llenará la sala en ambas ocasiones que no se deje llevar antes de tiempo y espere "a que caiga totalmente el telón antes de aplaudir".
Con él estaba Sonia Gómez Silva, directora de reposición en lugar de Alfonso Romero, de quien ha sido asistente desde que se enfrentó por vez primera a esta obra en 2014 en Mallorca. Para ella es un auténtico placer hacer llegar al público esta propuesta "prometedora por la puesta en escena, que asume ciertos riesgos porque respeta el clasicismo de la obra y que está teniendo bastante recorrido, porque ya hemos viajado con ella bastante".
De hecho, según Gómez, la propuesta escénica se basa en un elemento muy grande y único, un barco, que representa para los autores que sería la vida interior de Otello y el personaje en sí, desde "su esplendor inicial al principio hasta que se va modificando, desmembrando y destruyendo a la vez que el personaje de Otello también va perdiendo esa plenitud que tiene al inicio".
Por su parte Gregory Kunde ha señalado que se trata de una producción "muy accesible y clara para el público, aunque no sea del todo clásica con la enorme barca que hay en el escenario y que es espectacular". Y algo más que irá en beneficio de los espectadores es que también la relación entre los personajes es "transparente y no como en otras producciones que son más extrañas".
En sintonía con el director musical, el tenor ha recordado que se trata de una ópera sin números cerrados en los que se pide el aplauso del respetable con una aria final, sino "que es todo seguido sin parada hasta el final del acto y esto en la música italiana supuso un cambio o novedad muy importante". De igual modo, Kunde ha destacado que las voces son en naturales y sin amplificación "que pone los pelos de punta, y eso a los más jóvenes creo que les puede llamar poderosamente la atención al comprobar cómo se puede hacer la música orgánica sin aditivos".
Un equipo de amigos
También la soprano Svetlana Aksenova ha destacado que esta ópera es una de sus preferidas, a lo que se une el hecho de que entre todos "hemos conformado un equipo fantástico, nos hemos hecho muy amigos y lo llevamos hasta el extremo de vivir la propia obra".
El tercero en discordia, Ángel Ódena, ha puntualizado que se trata de su tercera ópera, y ésta es la más complicada, si bien los ensayos están siendo buenos ara un un espectáculo que tiene las medidas adecuadas para impactar mucho". El barítono ha aplaudido la apuesta de la ciudad de Córdoba por contar con su propia orquesta y coro fijo de ópera: "Sigan así y no los pierdan", ha dicho.
Para quien desconozca la trama, la acción tiene lugar en Chipre, donde el pueblo está esperando la vuelta de Otello, general veneciano y ahora gobernador de la isla. El pueblo celebra su vuelta con gran júbilo, pero no todo el mundo está tan dichoso por la vuelta de Otello: Iago, alférez de Otello, está resentido con él porque no ha sido elegido para sustituirle en su ausencia y que esta responsabilidad recayera en Cassio, amigo de Desdémona, esposa de Otello, desde la infancia.
Iago trama una estrategia para descalificar a Cassio, consigue que se emborrache y que Otello lo destituya. Desdémona habla con Otello acerca del perdón a Cassio y Otello empieza a sentir celos del interés de su mujer hacia Cassio. Iago aprovecha y quita un pañuelo a Desdémona y lo esconde en las cosas de Cassio para después insinuar una relación entre ellos.
Cuando Otello descubre que el pañuelo de Desdémona lo tiene Cassio es devorado por los celos y, movido por una furia ciega, éste la mata en la cama, desoyendo las súplicas de la inocente Desdémona. Emilia, amiga de Desdémona y esposa de Iago le releva que la traición es falsa y Otello, vencido por el remordimiento, se quita la vida dándole un último beso a Desdemona.
