"El caso es que los perros y los gatos pueden sufrir enfermedades producidas por otros tipos de coronavirus, y éstos no afectan al ser humano", añade el comunicado. De hecho, el coronavirus felino, al igual que el que afecta a los perros, son genéticamente diferentes al coronavirus (SARS-CoV-2) causante del COVID-19.
Así, los primeros (felinos y caninos) pertenecen al grupo de los alfa-coronavirus mientras que este último (el humano) es un beta-coronavirus, por lo que se trata de virus completamente diferentes a nivel genético. Tampoco lo pueden transmitir a personas ni otros animales, añaden.
En todo caso, los animales pueden funcionar como portadores pasivos de partículas virales (en su piel o en la nariz). Esta última situación se podría dar en caso de que una mascota esté expuesta al virus para personas que sufran la enfermedad y estén excretando el virus.
La recomendación, en este caso, es que se lave las manos con agua y jabón después de tocar los animales; evitar tocarse la boca, los ojos y la nariz después de tocar los animales; y evitar el contacto con animales enfermos.
Pero ¿una persona infectada puede mantener en casa a su mascota? Los expertos señalan que "sí, puede hacerlo, pero es necesario que mantenga una serie de medidas".
En este sentido, se aconseja mantener la distancia con el animal y utilizar mascarilla. Eso sí, es totalmente contraindicado poner una mascarilla al animal. Por contra, si la mascota tiene que ir al veterinario, debe ir acompañado de otra persona no infectada y hay que avisar previamente al veterinario para que tome las medidas correspondientes.
Si debido a los efectos de la enfermedad la persona afectada no se puede ocupar directamente de su mascota, la persona o personas que se hagan cargo deben procurar no utilizar los mismos utensilios que hayan podido estar en contacto con la persona infectada, como los platos de comida y bebida del perro, correas y collares y, en general, evitar el uso de materiales que hayan estado en contacto directo con el enfermo.