Entrar en el restaurante La Sastrería es ir a un local de contrastes, donde extraña contemplar mesas de pie, en un local no demasiado amplio, pero decorado con un gusto excepcional. Se busca, desde la perspectiva del cliente, un cierto desenfado, donde las mesas no presentan mantelería completa y donde la decoración recuerda al origen de los propietarios. Marina Almansa y su marido son dueños de una boutique en Córdoba, y son padres de Álvaro Salazar, Estrella Michelin en Palma de Mallorca, con lo cual se empieza a entender la razón de la decoración y el diseño de la carta de este restaurante.
Quien acuda a este establecimiento ha de tener claro que es para disfrutar sin prisas. Parece que el tiempo se detenga nada más cruzar el umbral. El servicio en sala, y la buena armonía en general del ambiente, son elementos destacables. La experiencia bien merece la pena.
La cocina está a la vista donde el jefe de cocina, Sergio Romero, atiende las dudas y sugerencias de los parroquianos. Prueba de ello es la opción 'déjate llevar', que es, en realidad, degustar la gastronomía que el jefe de cocina piensa en ese momento que es lo mejor para el comensal, pero adaptada de forma individual al cliente. Es muy recomendable esta experiencia gastronómica. Es una cocina de contrastes, donde se juega con los diferentes sabores y texturas, junto a una vajilla adecuada a los platos. Por tanto, éste es un restaurante donde la sorpresa y el disfrute van unidos. La gastronomía está salpicada continuamente con salsas y toques de países como Japón o México, pero sin olvidar el lugar y productos donde se encuentra. Y prueba de ello es el cochinillo o alguna elaboración que presenta rabo de toro.
Con respecto a la sala, hay que destacar la presencia de Felipe Menezes. Está muy pendiente de todos los comensales y es de agradecer el conocimiento de los platos del local, -algo obvio pero que no suele ocurrir, porque en esas explicaciones entiendes los sabores y origen de los jugos y condimentos que se prueban-, hasta en sus detalles mas mínimos. Con respecto a la carta no es excesivamente larga, y no siempre tienen toda la oferta disponible, pero sí destacan platos como 'Nuestro Servicio de Cocido', que se presenta en tres pasos, uno de ellos es un hummus o el garbanzo llevado a crema.
El restaurante no tiene reservados, es informal, prueba de ello es el apartado 'Con lo dedos', donde se puede pedir un taco Ibérico Pibil o una Bao Burguer de Vaca Gallega. Sin embargo, los platos están muy bien elaborados. El lector comienza a entender por qué inicié este texto denominándolo de contrastes. Los nombres de los platos ya indican un mestizaje de técnicas de cocina no españolas, salsas con adaptaciones a nuestros paladares junto a unas materias primas de calidad. La mezcla, los contrastes y el resultado final es muy de agradecer. Todo un acierto en general.
Con respecto al pan, está basado en la telera cordobesa, correcto y es gratificante, aunque su presentación se debe mejorar mucho para estar acorde a la cocina. En cuanto al café, está realmente muy bien realizado y merece la pena pedirlo. Para los postres, el denominado 'Cítrico La Sastrería', presentado en varias texturas y sabores como la líma o el mango es realmente excepcional. El restaurante consigue que disfrutemos sabores que no siempre están a nuestro alcance y eso se agradece, pero lo mejor es que consiguen una experiencia completa realmente deliciosa.
La experiencia gastronómica en La Sastrería es innovadora, contundente y con unos contrastes en sabores únicos. Esto, unido a un servicio muy amable y cordial, hacen que sea un sitio donde realmente merece la pena ir... Aunque en fines de semana, mejor reservar.