La brecha (que no quiebra ni ruptura) entre hombres y mujeres sigue siendo muy clara y patente tanto a nivel económico-salarial como a nivel socio-laboral. Denunciar esa injusta situación es la razón última de una huelga feminista-femenina (en su sentido más amplio) que hoy llevará a muchas mujeres a la calle a reivindicar su derecho como ser humano equiparable y equivalente al resto de la Humanidad. Ni más ni menos.
Mismo salario por un mismo trabajo, eliminación de techos (o suelos pegajosos) a la hora de acceder a cargos de responsabilidad o (por qué no) poder, reconocimiento social... Deberían ser realidades, por derecho, que no tendrían que requerir de actuaciones como la de hoy. Es una huelga que tendría que sobrar; que debería ser innecesaria a día de hoy, ya muy avanzado el siglo XXI, a punto de entrar ya en su tercera década.
Pero la realidad sigue siendo otra muy distinta y, mal que nos pese, no tenemos más remedio que seguir desvelando y sacando a la luz un desatino abusivo, del todo incomprensible en los tiempos que nos ha tocado vivir.
Por esta razón, este periódico diario, del que es responsable una mujer, se suma a la huelga, al paro, a las movilizaciones y actos reivindicativos. Y hoy las firmas femeninas de esta redacción no aparecerán plasmadas a lo largo de la jornada de hoy.
Esperamos su comprensión y, por qué no, también su solidaridad, respeto y hasta apoyo.
