JOSÉ MÁRQUEZ, EXPERTO EN INFORMÁTICA Y ELECTRÓNICA

"Comparo el crear un pin-ball nuevo a crear un coche deportivo como un Lamborghini o un Ferrari"

José Márquez
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A José Márquez hay que presentarlo con una batería clásica de preguntas al estilo "¿Sabías usted que...?". Por tanto ¿sabía usted que un grupo de chinos anónimos consiguieron éxitos informáticos hoy inexplicables? ¿Sabía usted que algunos conocidísimos ordenadores empleaban queriendo un chip roto? ¿Sabía usted que sólo queda el 1% de las máquinas recreativas españolas debido a una determinada ley? ¿Sabía usted que en España no había máquinas recreativas originales? Y así podríamos seguir. Este experto en informática y electrónica organiza desde hace años los eventos de Retrobytes como presidente de la asociación en el Palacio de la Merced. Restaurador de recreativas, consolas y ordenadores, se ha propuesto con sus compañeros un objetivo: poner en marcha un museo de historia de la informática en Córdoba. Márquez muestra que la divulgación científica de primer nivel puede partir perfectamente de lo lúdico. Y en su versión más práctica: jugando literalmente. Por cierto ¿sabía usted que se pueden rescatar máquinas de cortijos o incluso de gallineros para repararlas? 

¿Cómo empezó su afición a la informática y juegos?

Desde pequeñito tuve la suerte de ser los primeros de mi clase en tener un ordenador. Un Spectrum. Esos inicios me llevaron a estudiar muchos años después informática y programación que es mi profesión actual. Antes, a los doce años hice mi primer juego.

¿Cómo lo conseguió en un época donde la información no estaba precisamente a un clic?

Fui autodidacta. Había revistas, como la Microhobby por ejemplo que te daban información muy buena. También había cursos de programación. 

¿En qué consistía ese juego?

Era simplemente una letra A en la parte de abajo de la pantalla, haciendo como que era una nave apuntando hacia arriba, y caían asteroides que tenías que esquivar. Los asteroides eran asteriscos. Ya está [ríe].

Bueno, también triunfó aquel tan sencillo de los palitroques que hacían de porteros.

El Pong. Un clásico. Más simple imposible y a día de hoy te puedes seguir divirtiendo con él. 

¿Tiene todavía el juego que programaste?

No, lo perdí. 

¿Pero llegó a jugar?

Sí, sí, claro. Y mis amigos. Para serte sincero: era aburrido [ríe]. Fue mi primer juego. Y el único.

¿No siguió por esa vía?

Programé bases de datos, pero no volví a los juegos. En aquella época es que realmente fue una excusa para jugar haciéndolo pasar por trabajo del colegio [ríe]. Esa excusa era constante. Luego, claro, nos pasábamos los juegos unos a otros. Incluso había quien cobraba por los juegos que nadie tenía.  Más tarde te atrevías a entrar en un salón recreativo, un tema que da para hablar muchísimo. Los salones recreativos, para quien no los haya conocido en aquella época...son difíciles de explicar [ríe].

Por mi edad los conocí, claro.

Si los conociste sabrás a lo que me refiero. Los grupos de niños y jóvenes estaban más o menos controlados. Pero si ibas a un salón recreativo sabías que iban a estar los malos allí [ríe]. Y los malos... eran muuuuy malos [ríe].

Yo llegué no a frecuentar, pero sí a ir de niño varias veces al que hubo en Valdeolleros. Y es cierto, uno decía, glup.

Yo fui alguna vez con un amigo. Pero a una hora en la que no estaban los quinquis [ríe].

Cierto es que como dice había un ambiente que para quien no lo haya conocido...

Lógicamente no era recomendable para un niño [ríe]. No por nada, sino porque los otros niños que iban eran malos, los macarras del barrio. Siempre. Claro, tú ibas con toda tu buena voluntad a jugar y te topabas con ese ambiente que creo que no existe hoy día. Si ibas y no estaban los malos disfrutabas como un enano. Aunque fuera viendo el juego. Muchas veces ibas sólo va ver cómo la gente jugaba. 

Cierto, en muchas máquinas uno jugaba y había un grupo de mirones, a veces muchísimos.

Claro. En los salones recreativos había una tecnología que era imposible que la tuvieras en casa. Estaba a otro nivel, no es lo que ocurre hoy en día. Entonces ibas a ver un espectáculo en el mundo del videojuego. Y allí hacías nuevos amigos, hablabas de los juegos que tenías...era una especie también de pequeño club social. Yo solía ir al menos conflictivo, el Comecocos, que estaba en el centro, al lado de Galerías Preciados. Recuerdo la máquina de las Tortugas Ninja, y al fondo el Thunder Blade, un juego de Sega de un helicóptero. Era un espectáculo.

Curiosamente recuerdo ahora una diferencia entre los salones recreativos de Córdoba capital y los de Fuengirola, donde mucha gente veraneaba. En los de Fuengirola no había peligro. Pero todos los de Córdoba eran de cuidado. No sé por qué.

Claro, claro. En general los de cualquier ciudad eran chungos. Ahora mismo, en grupos de Whatsapp que tenemos con muchos participantes, a veces se comenta esto: daba igual la ciudad de España que fuese, incluso del extranjero, como he hablado con familia que tengo allí. Todos los salones recreativos eran chungos [ríe]. [Nota de la redacción: José Márquez nos recomienda el libro "Insert Coin", de Enrique Segura, que trata sobre juegos y salones recreativos].

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¿Cómo vuelve ya de adulto a los juegos? (Aunque de otra forma).

Todas las personas tenemos una época en la que nos dedicamos al trabajo, a ganar dinero etc. y nos hacemos aburridos [ríe]. Pero llega un momento cuando vas madurando en el que echas de menos un pasado que en cierto modo has idealizado, ya que con el tiempo has borrado sus imperfecciones. Y entonces recuerdas "ay que ver lo bien que me lo pasaba con mis amigos jugando, y en casa, ¡que on-line ni leches!". Y con esa melancolía me apunté a e-bay y conseguí de nuevo el Spectrum. 

Volvió al inicio.

En realidad nunca lo abandoné, ya que trabajé, o más que trabajé tonteé con un operador de salones recreativos. Yo reparaba cosas y a cambio me daba juegos que ya estaban obsoletos. Sobre todo de Neo Geo, que era mi obsesión. [Nota de la redacción: José Márquez es un experto en todo los que se refiere a esta consola]

Una consola entonces carísima.

Era tremendo. Estaba lo que tú podías tener en casa. Y a otro nivel completamente distinto la Neo-Geo y las recreativas. ¿Por qué estaba la Neo-Geo en ese nivel? Los cartuchos eran idénticos a las máquinas recreativas, salvo por unos detalles para que la conexión fuera incompatible. 

Como dice estaban entonces las consolas de Sega y Nintendo, que eran asequibles para el público. Y luego la Neo-Geo, que costaba no uno, sino los dos riñones. ¿Por qué se lanzó al mercado algo en principio tan minoritario?

Se fabricó realmente para salones recreativos. Primero se puso en hoteles en Japón. Era una especie de microondas, era muy fea. Y la gente empezó a demandarla  para sus casas. Y así lo hicieron. Dentro del precio tan altísimo que tenía se siguió vendiendo hasta el 2005. Era tan cara porque tenía mucha memoria, y la memoria era muy cara entonces.

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¿Cuándo empezó a restaurar?

La primera máquina me la regaló un operador de recreativos, además de un pin-ball. Luego le compré dos máquinas genéricas a un amigo. Tenían fallos en el monitor. Se lo cambié finalmente por una televisión. Pero todo esto surge en general en España de forma similar. Empezamos aislados. Literalmente como bichos raros. Y nos pensamos que nadie más tenía esa afición: "soy yo el rarito al que le gustan los juegos antiguos". Pero eso cambia con los foros de internet. Ahí te das cuenta de que incluso en tu propia ciudad hay mucha más gente. Y luego surge la idea de mostrárselo al público [nota de la redacción: José Márquez junto a 'Retrobytes' organiza eventos divulgativos en la Diputación de Córdoba desde hace años].

¿Cuánto tarda de forma general en restaurar las máquinas?

Me ocupo los fines de semana. Cada máquina puede así estar lista en seis meses. Hay que desmontarlas enteras. Hay que restaura maderas, que suelen estar podridas... y encontrar las piezas es ya prácticamente imposible.

¿Es lo mismo restaurar máquinas recreativas que pin-balls?

Un mundo completamente distinto. Un pin-ball es sobre todo mecánico. Hay casos en los que tienes que desmontar miles de piezas. No hay en ellos tanta electrónica. 

¿Son más complicados que la recreativas?

Mucho más. Tengo un amigo que está escribiendo un libro sobre pin-balls, y empieza con la historia de los primeros. Y te das cuenta de que eran puñeteros genios. Tienes que tener muchos conocimientos de física para saber que una bola se va a comportar de un modo determinado y, literalmente, que con un salto no te rompa el cristal. Hoy se harán con simuladores de ordenador. Pero al principio era una persona que sencillamente sabe lo que pesa la bola y cómo hacerla funcionar. Es un arte. Yo comparo el crear un pin-ball nuevo a crear un coche deportivo como un Lamborghini o un Ferrari.

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¿Qué le sorprende positiva o negativamente al desentrañar el funcionamiento de estas máquinas?

Para negativo: malos diseños de monitores o por ejemplo placas que estaban hechas con un pila de forma que cuando se gastaba la pila el juego moría. Entramos en el mundo de la obsolescencia programada. Esas pilas tenían a lo mejor una vida de cinco años. A partir de ahí el juego muere. Si querías seguir jugando tenías que enviarlo a la fábrica y te cobraban equis dinero, todo estipulado, para que funcionase de nuevo. Hoy día hay hackers que se han metido en ese tema y ya no es necesario recargar la pila. Se modifica el código. Incluso una de las modificaciones que hago es un mini-microordenador que le metes a la placa. Este mini-microordenador arranca antes y le pasa el código de encriptación para que la placa funcione. Hoy día tenemos mini-micro ordenadores del tamaño de una moneda capaces de arrancar antes que la placa. Lo que hace es engañar a la placa, que "cree" que todavía tiene la pila.
Por la parte positiva: ¿Cómo podían diseñar eso con las herramientas de la época? Cada juego que se veía en una máquina recreativa era un ordenador distinto, menos en el caso de Neo-Geo, que ya habían diseñado un ordenador base, o sea, una videoconsola, que no deja de ser un ordenador sin teclado, y funcionaba con cartuchos. El operador de recreativas compraba la base, una sola vez. En cuanto al resto tenía que comprar cada vez una placa grande, con su CPU, su RAM.  O sea, cambiarla con cada juego. Algunas costaban 180.000 pesetas de la época.

Y se las ingeniaban, como dice, con herramientas de la época para hacer auténticas virguerías.

Es admirable. Pero más admirable aún son las copias chinas de juegos de la época, hasta el punto de que su chip gráfico a día de hoy no se ha podido replicar. Este es uno de los misterios sobre lo el que más nos preguntamos los técnicos del mundillo. 

¿No hay información en internet al respecto que parta de aquellos que lo hicieron hace décadas?

No. El mundo asiático es muy cerrado en ese tema. Y también mucho de "hago esto este mes, al siguiente planto algo, al otro vendo chupa-chups". Cuando algo no da dinero se van a otra cosa, pero instantáneamente. Incluso el emulador MAME que conocerá mucha gente sirve realmente para preservar los juegos, el que se pueda jugar gracias a él es un efecto colateral. MAME sirve de verdad para desentrañar cómo funcionaba la placa. Pues bien, hay placas que hasta hace muy poquito tiempo no se sabía cómo funcionaban. Bueno, pues los chinos ya lo sabían hace 20 ó 30 años. Es impresionante. No se sabe cómo la hacían. Y no sabemos quiénes fueron.

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Una de sus ideas junto al colectivo Retrobytes es la de poner en marcha un museo.

Tenemos la idea desde hace muchos años, pero siempre hay alguien que te toma la delantera. En un pueblo de Valencia, Ibi, hicieron un museo. A nosotros nos gustaría como asociación poner en marcha un museo aquí en Córdoba que fuese un atractivo turístico más. Pero no sólo con recreativas, sino algo mucho más amplio, con ordenadores, para explicar la historia de la informática. Tenemos ordenadores originarios ya de los años 70. Estamos iniciando los procesos para solicitar algún tipo de ayuda, sobre todo de espacio. Queremos que se pueda jugar, pero sobre todo queremos explicar. Hay muchas cosas interesantes que están relacionadas con nuestro día a día. Te pondré un ejemplo. ¿Sabes que hay un ordenador que si no hubiera existido y hubiese sido tan malo no tendrías ese móvil hoy en día?

¿Qué ordenador es?

Se trató del Sinclair QL. El inventor de Linux, Linus Torvald, lo utilizaba. Era un ordenador tan malo que se hartó de él y empezó a pensar que podía mejorar ese sistema operativo. Si no se hubiera creado Linux tu teléfono no tendría Android. Pues todo esto fue gracias al Sinclair QL, un ordenador pensado para negocios que casi nadie conoce y casi nadie tuvo. 

Me he encontrado dentro de las máquinas porros, condones sin usar, monedas de otros países o cantidades asombrosas de polvo con cáscaras de pipas

¿Con las máquinas recreativas qué hace? ¿Se las queda todas?

Algunas me las quedo. Otras las cambio por otra que me interesa. De momento no he vendido ninguna. Algunas las he encontrado en sitios muy curiosos. Solemos hacer lo que llamamos road trip [ríe], o sea, con una furgoneta alquilada ir a por máquinas donde no las quieren. Una vez fui a comprar un pin-ball y me dijeron que había otro en un cortijo abandonado y lleno de ratas. Efectivamente, cuando lo abrí había hasta una rata dentro. Afortunadamente muerta. Se había comido los cables. Tardé años en restaurarla. En otras ocasiones me he encontrado dentro de las máquinas porros, condones sin usar, monedas de otros países o cantidades asombrosas de polvo con cáscaras de pipas, pero de sacar una mata con la aspiradora. A vece he sacado dinero que el operador se dejó ahí, hasta diez eurillos.

¿La gente deja ahí las máquinas, como se dice coloquialmente, 'arrumbrás'?

Estas máquinas estaban hechas para recaudar dinero puro y duro. Al operador le importaba un pito la máquina, había pocos operadores que amaran la máquina. Para ellos era negocio. Cuando la máquina dejaba de dar dinero les sobraba. Una ley en España indicaba que había que destruir esas máquinas y llevar una muestra de dicha destrucción a un ministerio. Por eso quedan muy pocas en comparación con las que hubo. Han sobrevivido aquellas que dieron de baja y por algún motivo no presentaron pruebas de su destrucción, las dejaron almacenadas sin uso. En algunos casos donde fuese.  Así a ojo te diría que quedó un 1% de las recreativas que hubo debido a esta ley. Casi todas se destruyeron.

¿Se siguen por tanto encontrando máquinas con ese escasísimo porcentaje?

Alguna, de vez en cuando. Cada vez en más difícil. Hubo una época en que fueron relativamente más abundantes pese a todo, he llegado a encontrar alguna en una cuneta.

¿Por qué se producía este hecho de la destrucción por ley?

Spain is different. Hubo una protección por parte del Gobierno contra determinados productos. Las máquinas originales se fabricaban en el extranjero. Aquí no entraron máquinas originales. En Francia puedes encontrar alguna. Aquí no debido al proteccionismo de las fronteras. ¿Qué se hacía? Se fabricaban bajo licencia. Por tanto en España te encontrabas la placa original pero en una máquina genérica que se fabricaban en Madrid o Cataluña.

¿Y había diferencias entre la máquina original y la genérica o eran por decirlo así carcasas si más?

Hay diferencias. Las máquinas originales estaban mucho más personalizadas. Te pondré un ejemplo: el 'Ghost and goblins', de mediados de los ochenta. En la máquina original tenía un sólo joystick en medio con sus botones. En la genérica tienes dos joystick a cada lado con dos o tres botones para cada jugador. En ese juego no tenía sentido, porque no podían jugar dos a la vez.  Un ejemplo todavía más claro: el 'Donkey Kong'. La máquina original era preciosa, con una decoración distinta a lo que entonces podías imaginar. Tenía en medio un joystick de bola, distinto al de mando. Pues aquí en España volvías a lo mismo, la máquina con dos joystick y varios botones, muchos de ellos inservibles.

¿Hay alguna de estas recreativas que ansíe conseguir?

La primera máquina recreativa que yo vi en mi vida fue la del 'Pole position', de Fórmula 1. Te sentabas en ella. Me encantaría conseguirla, no he podido encontrarla aún, pero de todas formas no tengo sitio para ella [ríe]. Estoy ahora en conversaciones con un operador de otra provincia para ver si me hago con el 'Power drift', una máquina en la que también te sentabas para hacer carreras de booguies que hacían cosas imposibles. Pertenecía a una época de experimentación con los juegos que hoy en día sólo se da con los juegos indies. Esta máquina en concreto he llegado a verla y está actualmente en un estado penoso.

Por curiosidad, ¿se siguen fabricando recreativas nuevas?

Sí señor. Por ejemplo Sega sigue haciendo juegos. Pero las máquinas son carísimas.

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¿Cúal le parece que hicieron tan bien en cuanto a jugabilidad que se puede disfrutar con el paso de años y años? 

Pac-man, un juego que es eterno. El problema sobre todo con las nuevas generaciones son los gráficos. Sin embargo los juegos antiguos plantean un reto mayor. Tenías tantas vidas. Si te mataban te mataban y punto. No se podían guardar partidas y por tanto te tenías que pasar el juego de un tirón. A mí en los eventos de Retro Bytes me gusta hacer sufrir a los niños [ríe]. Algunos vienen y dicen "este ordenador es una porquería". Y les pongo un juego y les digo "te doy todo el día, intenta pasar del primer nivel". Al rato está el teclado lleno de sudor de las manos del chaval, pasándolo fatal y mirándome con cara de odio [ríe]. Que conste que me encantan los niños, tengo una niña de cinco años y trato de introducirla en los juegos, porque además, no sé si por una cuestión educativa o precisamente por el ambiente que comentamos hubo en los salones recreativos, hay muy pocas jugonas. Cuando veo una me alegro mucho. Con respecto a lo que te decía, por ejemplo hay juegos antiguos que son una auténtica...putada, si se me permite la palabra. Por ejemplo el 'Profanation', creado para Spectrum por una excelente empresa española de la época llamada 'Dinamic'. Pues bien, en el primer enemigo moría el 90% de la gente siempre. Esto se lo pones a un chaval de hoy en día y es frustrante. Pero por ahí los enganchas también y les picas. Y finalmente en los eventos todos juegan y aprecian esos juegos antiguos que al principio les causan repulsa. El jugar es universal. Además están las risas al compartir los juegos, da igual los gráficos. Hay juegos de Spectrum que son un muñeco mal dibujado subiendo por una línea, el 'Jumping Jack', muy básico pero con una gran jugabilidad.

También repara consolas y ordenadores, ¿se encuentra con los mismos problemas que con las recreativas?

Es otra casuística. Suele ser más fácil. Normalmente compro ordenadores. Hoy día te vienen de cualquier parte. Y los suelo comprar averiados porque salen más baratos. Como me gusta la electrónica he aprendido a diseñar circuitos. Y fabrico por tanto circuitos para ordenadores antiguos. Con estos circuitos por ejemplo cargas un juego de Spectrum en menos de un segundo, cuando lo normal con casettes es que te llevase unos siete minutos. Y lo cargas desde una tarjeta sd, como la del móvil, en cuyo interior está todo el catálogo de juegos.

Del Spectrum destaco lo barato que lo consiguieron hacer, gracias a que la memoria era especialmente barata...porque la mitad del chip estaba roto

¿Cuando  indagas en su interior te parece que alguna consola o algún ordenador estuvo particularmente bien hecho? Dejando al margen esta vez la Neo-Geo.

Te hablaré de ordenadores y de consolas porque son mundos distintos. Por ejemplo en ordenadores del Spectrum destaco lo barato que lo consiguieron hacer, gracias a que la memoria era especialmente barata...porque la mitad del chip estaba roto y sólo usaban la parte que funcionaba. El Commodore 64 era caro, tenía una CPU poco potente pero apoyada por chips que le ayudaban a hacer música genial y tenía buenos gráficos. Hoy en día se están haciendo cosas maravillosas para esos ordenadores, juegos nuevos para ordenadores que están muertos comercialmente. Y se regalan. Por ejemplo se están haciendo cosas estupendas para el Amstrad, en su momento muy criticado por sus gráficos. Hasta se están descubriendo cosas nuevas, como nuevas formas de programas aquellos chips gráficos. El pasado 1 de octubre sacaron un juego, el 'Pin-ball Fantasy' que mueve los gráficos del Amstrad con mucha resolución y una velocidad tremenda, sin añadir nada físico, haciendo que aquel ordenador parezca que iba años por delante de lo que fue. En cuanto a consolas, y dejando a un lado la Neo-Geo, que iba por delante, me parece impresionante una japonesa que en España se vendió muy poquito, la Turbografx. Estaba muy bien diseñada, con un chip gráfico muy potente. Los juegos aparentaban ser de una generación posterior.

¿Te ha pasado con ordenadores o consolas sucesos de encontrarlos también en sitios inesperados?

Sí, por ejemplo tengo un ordenador Tandy TRS80, que en su momento costaria el equivalente a 5000 dólares de hoy dia. Gracias a mi suegro se rescató...de un gallinero en Guatemala.

Como persona que organiza eventos públicos a los que van colegios, ¿qué opinas de la clásica controversia sobre la posible mala influencia de los videojuegos en ocasiones o su relación con la violencia?

Como todo es peligroso si abusas y si el videojuego no es apropiado para tu edad. Ahora hay algo que me preocupa muchísimo. Con los gráficos de antes, los juegos eran...juegos. Manejabas un muñeco. Pero hoy día hay mucho realismo. Si eso se combina con determinadas edades en las que el cerebro aún no se ha formado se pueden generar confusiones. Hoy día somos muy políticamente correctos, pero me gustaría decirle a muchos padres "oiga, es usted un irresponsable y está educando mal a su hijo".  Me encantaría decirle eso a su cara y que no me pegara un hostión [ríe]. Los padres deben controlar a lo que juegan sus hijos. Un niño de siete años puede jugar a lo mejor a un simulador de conducción, desde luego no a un simulador de asesinatos. Hay mucha gente a la que no le gusta que le digas eso porque es su juego preferido, sí, pero ¿para tu hijo? Para eso tienen una clasificación de edad.

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