Es lo que tiene trabajar en la Feria todos los días, que se descubren los secretos más recónditos de cada caseta, barraca o puesto. Sí, las patatas asadas causan sensación a la hora de la recogida, también las hamburguesas o bocatas pero, ¿a quién no le apetece algo dulce después de comer? Y a los más de 40 grados que soporta el albero cordobés, una ración de jeringos con chocolate caliente, como que no.
Pues bien, la familia que regenta la churrería Nuestra Señora de El Rocío, a mitad del Paseo de Caballos, tiene la merienda estrella de la feria: ¡churros fresquitos de chocolate! Tienen un sabor entre palmera de chocolate y los típicos donettes, pero todavía más ricos.
Son churros de patata, con forma de lágrima, cubiertos con chocolate que al enfriar están exquisitos: crujientes por fuera y esponjosos por dentro. Todo un descubrimiento.