En el Góngora Gran Café

Amaranta dejó su sabor caribeño en Córdoba con un concierto muy marino

Presentó su disco 'Bailarina de agua', compuesto a base de canciones que surgieron en la tranquilidad de La Alcarria

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photo_camera Mariana Díaz, Amaranta, en Córdoba

Su desembarco en España lo animó el mismísimo Joan Manuel Serrat, que escuchó la música que ella hacía desde México a base de temas propios y le aconsejó que siguiera trabajando en ello y Mariana Díaz no se lo pensó dos veces. Saltó el charco con todo su amplio bagaje cultural (por sus venas corre sangre colombiana, mexicana y alemana y habla hasta cinco idiomas) y se vino a la 'Madre Patria', cuna de la lengua de Cervantes, para afincarse en un pueblo de La Alcarria, en Guadalajara, junto a una tía suya periodista que la acogió durante unos meses.

Amaranta es su nombre de guerra. Mejor dicho artístico. Significa inmarchitable, como su ánimo, y está de gira con un puñado de canciones nacidas de su estancia en la tranquilidad del campo que finalmente se transformaron en un disco titulado 'Bailarina de Agua', que recientemente ha presentado en el Góngora Gran Café de Córdoba, acompañada de Jorge Vera al piano, Valentín Iturat a la batería y Paco Bastante al bajo. Un disco, por cierto, producido por el fundador de Golpes Bajos junto a Germán Coppini, Teo Cardalda, que posteriormente estuvo militando en Cómplices, que de música sabe un rato y que le supo aportar un toque de mar nostálgico como sólo el alma gallega sabe hacerlo.

Amaranta-Mariana Díaz, Mariana Díaz-Amaranta lleva ya más de 20 años horadando con sus pies esta tierra que la ha adoptado y donde se ha consagrado definitivamente a la música. "Monté un productora pequeñita para producir a gente que me gustaba, además de dar salida a mis proyectos personales", explica. De ahí salió en forma de maqueta el disco, que luego Mr. Cardalda ha sabido dar el toque profesional necesario para conseguir un sonido uniforme, muy a pesar de la ingente variedad de estilos que presenta en su trabajo.

"Nací en Bogotá, tierra adentro en la cordillera de los Andes y luego en Ciudad de México, con lo que siempre he tenido esa nostalgia ausente del mar que aparece en el disco", indica. Su paso por Madrid durante cuatro años y su estancia en La Alcarria no la convierten precisamente en una marinera, pero sí tiene muy dentro la conciencia del mar al que hay que cuidar. "Lo estamos destrozando todos con el ritmo de consumo que llevamos y les vamos a dejar a nuestros hijos un mar de plástico que en nada se parece a las maravillosas playas colombianas y de México donde me bañaba de pequeña".

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Ese idilio marino tiene su reflejo en el color de la portada de su LP, que es azul, aunque en su interior rezuma poesía. Tiene dos temas que son de poetas nicaragüenses, "porque yo viví un año en Nicaragua, que dicen es un país de poetas, volcanes y lagos, de gente humilde y dulzura en la música y en el habla que enamora".

Sin embargo, a pesar de sus tumbos por el mundo, España le gusta. Dice que es uno de los que tiene mejor calidad de vida y, además, asegura que sus habitantes son "generosos y buenos", algo que se refleja, por ejemplo, en la ingente cantidad de donantes de órganos que hay. "Sois solidarios -dice- y hay una canción mía que se llama 'Tu corazón late en mí' que va sobre ese tema de donación y para mí es verdad que la vida se va pasando de uno a otro sólo porque si decidimos que se lo quede alguien puede tener la oportunidad de vivir unos años ya que no pudimos la suerte de continuar no por un accidente o por enfermedad".

Su formación es clásica. Al menos en lo que a autores se refiere. Bebe de García Márquez, Borges o Cortázar y estudió algunos años Filología Hispánica. Eso también hizo que la llamada de España sonara en su cabeza con fuerza. "Sentía que tenía que ir al meollo a conocer de dónde vienen todas nuestras coplas para entender de dónde viene toda la riqueza que tenemos allá", al otro lado del Océano.

La temática está clara. Recordando el tiempo en que con 7 años buceaba bajo la superficie del Caribe a los pies de la Isla colombiana de San Andrés o en el Yucatán mexicano, el mar y su movimiento, la vida que flota en su seno, la belleza de la unión de los peces para enfrentarse en grupo a los peligros, todo eso que refleja dureza y fragilidad al mismo tiempo se reflejan en sus letras, pero también en esos sones de corte caribeño que incita a los pies a moverse de manera involuntaria.