ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL

De la sobrina monja de Góngora a la vida mundana de Julio Romero de Torres: un viaje por el Archivo Provincial

El Archivo Provincial de Córdoba se encarga de almacenar los protocolos notariales y la documentación de Hacienda de hace siglos. Algo aparentemente tan burocrático encierra buena parte de la historia de la capital y la provincia, con datos asombrosos de todo tipo. El propio archivo, cuya sede es una unión de una casa con patio y una antigua iglesia, es de por sí un insólito atractivo arquitectónico cuya discretísima fachada no hace suponer lo que se encuentra en su interior

Archivo Provincial Iglesia Santo Domingo de Silos
photo_camera El Archivo Provincial cuenta con la antigua iglesia de Santo Domingo de Silos

Dos inmuebles colindantes forman mediante su unión el Archivo Histórico Provincial de Córdoba. Su discreción por fuera contrasta con su belleza, y en ocasiones espectacularidad, por dentro. Muchos cordobeses, de hecho, no se percatan de su existencia. La puerta que da a la Plaza de la Compañía está cerrada, por lo que se entra por la estrecha calle Pompeyos, junto a la colegiata de Santa Victoria, uno de los puntos más altos de la ciudad antigua (de hecho un nombre de la calle Pompeyos, además de "Comadres", fue "la alta"). Desprovisto de cualquier elemento llamativo fuera, más bien al contrario, este lugar parece hacia adentro.

El primer inmueble es una casa típica con patio andaluz del siglo XVIII. Perteneció a la congregación jesuita de los Dolores de la Buena Muerte. La tenían en lo que hoy se consideraría régimen de alquiler, cedida a una inquilina, que entonces se conocía como censataria. Por investigaciones se sabe que esta censataria estuvo obligada a hacer reformas que finalmente sólo llevó a cabo en parte. Con la expulsión de los jesuitas, la casa pasó a ser propiedad de la asociación Buen Pastor, que ayudaba a los presos. Ya en el XIX se desamortiza.

El otro inmueble es la parroquia de Santo Domingo de Silos, una de las iglesias fernandinas (creadas en tiempos de Fernando III, El Santo). Ante el mal estado de este templo en el XVIII, el Obispado decide unirlo con otra iglesia, San Salvador, y evitar así el contraste con la bella parroquia de en frente, la del colegio Santa Catalina (la iglesia de la Compañía). El lugar termina en cualquier caso desacralizado y convertido en almacén. Con la desamortización también se vende. Gracias a los usos que se le dieron, pues fue luego bodega o taberna, mantuvo la estructura de iglesia. En 1979 la adquiere el Ministerio de Cultura y la transforma en archivo. Posteriormente el ministerio adquirió también la casa adyacente y ambos edificios se unieron dando lugar al actual archivo, que años más tarde, por trasvase de competencias, pasaría a depender en parte de la Junta, aunque aún mantiene lazos con el ministerio, pues la titularidad sigue siendo estatal.

Los archivos históricos provinciales son una creación de la II República en 1931. «En esa época había un criterio más historicista, se ponen en marcha con la idea de recoger la documentación de carácter histórico de la provincia», explica la directora del Archivo Provincial, Alicia Córdoba. «Esencialmente se trata de dos tipos de documentos: los protocolos notariales y la documentación de hacienda, que estaba en los archivos de Hacienda, de tipo administrativo, pero sin embargo muy ricos, tenían de todo, desde pergaminos a documentos que procedían de los conventos». Junto a estos fondos históricos el archivo sigue recibiendo documentos modernos susceptibles de tener en un futuro ese valor histórico, por ejemplo numerosos modelos de documentos de todo tipo cotidianos hoy día (desde declaraciones de la renta a los papeles donde firman los funcionarios) pero que, como muestra, servirán dentro de años para saber cómo funcionaban numerosas instituciones o cómo se realizaban los trámites burocráticos.

LOS ESCRIBANOS

«El número de actos que se escrituran en los siglos XVI, XVI o XVII es mucho mayor; las escrituras son más cortas pero se escritura todo». Estas escrituras fijaban las transacciones para que quedase constancia de que se hacían. Y se trata de todo tipo de transacciones, hasta en algunos casos de cuestiones tan sencillas como la venta de una cesta de higos. También contratos de trabajo, contratos de obra la recogida de la cosecha o la entrada en el taller artesano de un aprendiz. El escribano público daba fe de lo acordado y tenía, desde el siglo XV, la obligación de guardar el documento. Además este tipo de documentos no pierden validez jurídica. Alicia Córdoba deduce que el motivo de que se diese fe de tantos intercambios obedece a que las tasas de entonces debían de ser mucho más baratas que las de los notarios actuales, a pesar de que el escribano era considerado un profesional de prestigio. También a que al estar tan extendido el analfabetismo, las personas que no sabía leer ni escribir quería dejar constancia exhaustiva de muchos asuntos para evitar así futuros malentendidos y reflejar la cuestión en concreto todo lo clara que se pudiera, de ahí esta tendencia que hoy se ve con extrañeza.

En Córdoba llegó a haber hasta 43 escribanos públicos. «Es una cantidad exagerada, ya que Sevilla, con todo el comercio de Indias del XVI, tenía 30». Para la responsable del archivo este exceso tuvo relación con cierto ánimo de lucro y aprovechamiento: «se llamaban escribanos del número, porque tenía número, como los regidores, y eran 24 en Córdoba, pero los oficios se vendían, y se alcanzó esa cifra de 43». Para que se perciba bien lo desmesurado de la cantidad, en la década de los diez del siglo XX había en Córdoba unos 11 notarios para toda la ciudad.

Archivo Provincial consulta

LAS CONSULTAS

Como tales documentos no pierden validez jurídica hace que sean consultado a título particular, por ejemplo, para indagar en las propiedades de la familia por cuestiones de herencia, también en materia legal con respecto a los inmuebles, pues el archivo guarda los planos del catastro. Y hay consultas para tratar de indagar sencillamente en la propia familia pero por curiosidad, para conocer los antepasados. En ese aspecto genealógico el Archivo Provincial no es la fuente primera, puesto que las partidas de nacimiento parroquiales están digitalizadas y almacenadas en el Archivo Diocesano. Y luego el Archivo Municipal tiene los padrones domiciliarios. En este ámbito, y como fuente secundaria, el Archivo Provincial aporta unas 18.000 escrituras de la capital y la provincia. Cada escritura pueda versar sobre asuntos como testamentos, partición de herencias, dotes de boda o acuerdos de diversa índole sobre propiedades. Esto complementa la labor del curioso que quiere conocer algo tan humano como de dónde viene.

También hay numerosas consultas por el tema de los caminos vecinales o vías pecuarias, tanto de aquellos que quieren que muchas de ellas vuelvan a la titularidad pública como de los propietarios de fincas que tratan de buscar opciones para no dividirla a causa de esta devolución, e intentar construir de acuerdo con las autoridades un camino que la circunde. También hay usuarios que buscan nóminas, que igualmente se almacenan, sobre todo de los años 60 del siglo XX, de forma que puedan averiguar con certeza qué les corresponde en una jubilación.

Y por supuesto a todas estas consultas hay que añadir la de todo tipo de investigadores que van a publicar un trabajo o las de estudiantes.

ALGUNOS DOCUMENTOS, PALEOGRAFÍA Y EL POETA GÓNGORA

«Siempre nos preguntan, ¿cuál es el documento más antiguo que tenéis? Pues es este, de 1262». [A continuación, en la fotografía]

Archivo Provincial documento más antiguo

Se trata de un documento procedente del convento de Santa Clara. «Casi todos los documentos de este tipo se refieren a donaciones o compras y ventas», indica Alicia Córdoba. El texto está escrito en el estilo denominado gótica cursiva, resulta ininteligible para un ojo poco o nada entrenado para ello, parece casi escrito en un idioma distinto... y distante. Pero no, es castellano arcaico y perfectamente legible para aquellos expertos como la directora del archivo, que a su experiencia añaden el aprendizaje obtenido en la asignatura de paleografía de la carrera. Los profanos en la materia creemos estar ante el precursor de los jeroglíficos egipcios.

Otros documentos, escritos en letras más evolucionadas, como la cortesana o la procesal, siguen siendo difícilmente comprensibles. Las letras, los enlaces, las abreviaturas, sobrepasan a cualquiera que no haya trabajado concienzudamente en ello, aunque se observa una evolución hacia una mayor claridad. Acostumbrados hoy día a la perfección computerizada de la Times New Roman, Garamond, Arial o la criticada Cómic Sans, las letras de los escribanos de antaño se antoja imposible de leer sin formación previa.

Otros interesantes documentos son los perdones, es decir, acuerdos extrajudiciales para evitar, por ejemplo, la cárcel o la muerte en caso de adulterio. Tenemos la oportunidad de ver uno de estos perdones. El marido perdona a la mujer adúltera por "amor a Dios". La responsable del archivo explica que tras esta retórica solía estar una cantidad de dinero.

En uno de los documentos, un libro con diversos escritos, nos encontramos con el insigne poeta Góngora. Detalla los recursos económicos y materiales, o dote, que deja a una sobrina para su ingreso en un convento. Era una manera de ocuparse de su manutención, pues en esa época la carrera religiosa era también una salida profesional para muchas personas. La directora del archivo explica que por los documentos que tienen sobre Góngora, el literato y también clérigo tiene numerosos negocios en Córdoba y, además, no pocos parientes que solicitaban sus favores. «Las cartas de Góngora no son como las de Quevedo, Góngora no tiene nada de literario en ellas, está reclamando dinero», añade entre risas Alicia Córdoba, echando leña al fuego varios siglos más tarde en la lucha entre conceptismo y culteranismo.

Más insignes cordobeses. Julio y Enrique Romero de Torres cedieron sus cuadros a la ciudad, y componen el fondo del Museo Julio Romero de Torres y también del de Bellas Artes, pues donde se encuentran ubicados fue antaño la casa familiar. Los documentos y las fotografías están archivados sin embargo en el Provincial. Podemos ver a ambos con destacados personajes del mundo de la cultura y el espectáculo. Desde famosas cantantes y actrices de la época hasta dirigentes de todo el mundo.

Un ejemplo más de documento curioso y peculiar puede ser el que sigue en la imagen:

Archivo Provincial escritura San Jerónimo croquis

Se trata de un croquis de una propiedad del convento de San Jerónimo en Santa María de Trassierra. Trata sobre el uso del agua, fuentes y arroyos. Hace unos diez años lo compró la Junta de Andalucía. Fueron varios croquis pertenecientes con seguridad a la desamortización. La particularidad de este es que tiene una parte arrancada. «Estos documentos con la desamortización pasaron a Hacienda, porque son justificación de propiedades, y yo creo que el recorte se debe a que contenía información sobre algo que no interesaba que se supiese».

Otro curiosísimo documento es el de carácter fiscal de la época de Fernando VI, entre 1750 y 1756, conocido como catastro del Marqués de la Ensenada, un intento de renovar el sistema fiscal. Un funcionario iba por los pueblos haciendo 40 preguntas estipuladas para todos los municipios. Una de ellas, por ejemplo, era sobre cuáles son los límites del pueblo. El funcionario en cuestión que hizo este documento dibujó el pueblo con primor y detallismo de miniaturista en un pequeño dibujo en el que no faltan casitas o la iglesia, que casi tendrían que verse con una lente de aumento. Posiblemente utilizase una para hacer este dibujo.

Archivo Provincial Catastro de Ensenada

LOS ENEMIGOS

Los principales enemigos de los documentos de este tipo están constituidos por la combinación de humedad y altas temperaturas, de forma que en Córdoba esta amenaza es menor que, por ejemplo, en la costa y no digamos ya zonas de tipo tropical. Los responsables del Archivo Provincial sólo deben controlar la humedad en algunos de los sótanos para sortear esta amenaza.

Otro deterioro está provocado por algunos de los componentes de la propia tinta, en concreto el hierro, que se oxida y termina perforando las páginas. En algunos casos, allí donde hay más cantidad de tinta el agujero puede ser mayor. Cuando en un mismo renglón se unen varios agujeros, esa página puede terminar rajada completamente. Una curiosidad del archivo es que encontraron un documento en el que un escribano hablaba de la propia composición de la tinta que usaba.

"Para facer tinta buena

Toma vna olla de vn asunbre e echalde tres quartillos de agua e echalde dos honças de agallas bien quebradas et contia de vna honça de cascaras de granadas agras sy las oviere o sy non sean de granadas duses e esten en remojo contía de ocho dias e despues conseldas sobre fuego de carbon muy manso quanto escomience a feruir e non mas e despues dexaldas esfriar e des que fuere bien fria secaredes las agallas coladas e espremidas e echadlas fuera y tomad dos honças de buen […] e moleldo e echaldo en vna haltamia e cobrildo en agua e este fasta que sea desfecho e echaldo en el agua de las agallas [meçello] muy bien e dexaldo asentar [vn dia] e despues colaldo con vna vedija de lana [...ida] en otra olla e en lo colado [echaredes] vna honça de buena goma e dende a dos dias sera fecha."

Archivo Provincial receta de la tinta

Los documentos tienen, eso sí, el paso de antiguos peligros ya controlados, pero que han dejado ahí su huella. Pueden ser daños por inundaciones o incendios, que dejan hojas quemadas o estropeadas por el agua. También se percibe el paso de insectos, ya sean mariposas o escarabajos que dejaron sus larvas en el papel para que eclosionaran, quizá hace décadas o siglos. Luego esos pequeños "cachorros" de seis patas se ocuparon de devorar parte de una página o el engrudo de la encuadernación, según sus gustos, que entre estas critaturas los hay de todo tipo. También las ratas dejaron su huella (dental) en más de un sitio. Estos asuntos en archivos modernos están erradicados.

LA CAPILLA Y LA IGLESIA

Hemos visto los documentos descritos anteriormente en la antigua capilla, que se utiliza ahora para los actos públicos o las actividades de los colegios, y de hecho, como si fuese una insólita clase, cuenta con docenas de pupitres. Periódicamente el archivo organiza actividades para escolares, o bien charlas y conferencias de todo tipo.

Taller La mujer Tutelada en el Archivo Provincial

Al final de esta visita al Archivo Provincial podemos ver dónde se almacenan los documentos, en las misma iglesia de Santo Domingo de Silos. El efecto es chocante. Se percibe perfectamente la estructura de la iglesia pero a su vez laterales y pasillos están convertidos en archivos. Los feligreses han sido sustituidos por miles y miles y miles de antiguos papeles que hablan sobre cómo era la capital y la provincia en los últimos siglos. Se puede considerar que el pretérito culto sagrado al Señor se ha transformado en el trabajo secular dedicado a San Benito de Nursia, patrono de los archivos y archiveros.

Archivo Provincial Santo Domingo de Silos Iglesia

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