EFECTOS DE LA PANDEMIA EN LA ECONOMÍA

La restauración teme una debacle con las nuevas restricciones con cierres a partir del domingo

La Federación Horeca exige que se dejen los horarios hasta la medianoche con atención a clientes hasta las 23.00 horas
Hostelería cordobesa
photo_camera Hostelería cordobesa

"Vamos a ver lo que pasa el domingo, y el lunes o el martes, dependiendo de lo que pase, tomaremos la decisión de cerrar o no". Es José Ángel Mármol, dueño del gastrobar Kurtuba, en Capitulares, como reacción al anuncio de la orden de la Junta del 4 de octubre que limita a las 22.00 horas la hora de cierre de bares y restaurantes.

De hecho, los restauradores cordobeses se sienten como "equilibristas sobre un alambre, que si nos tocan un poquito nos caemos", en palabras del dueño de la cafetería San Pablo, Miguel Pérez, quien asegura que a él ese cierre no le afecta porque vive de desayunos y almuerzos, pero "el límite de aforo a la mitad tanto dentro como fuera sí me va a afectar".

En esta ocasión, un segundo parón de la actividad puede ser mortal, "porque la vez anterior teníamos el colchón de saber que había ayudas por cese de actividad, pero en esta ocasión no sabemos nada, por eso estamos a verlas venir", ha apuntado Pérez, quien no está seguro de que pueda aguantar los 14 días con esas limitaciones".

José Ángel Mármol, dueño del gastrobar Kurtuba

"Va a ser un desastre absoluto", replica José Ángel Mármol, quien ha considerado que la culpa de lo que está pasando "no la tiene la restauración", ni siquiera cuando se le alude que ayer la Policía Local cerró un local de Ciudad Jardín con 80 personas dentro y sin medidas de seguridad.

"Yo hablo por mí y por muchos como yo que conozco, que lo tenemos todo separado dentro y fuera y con nuestros fuertes controles, así que creo que no tendríamos que pagar el patodelo que está pasando", ha señalado. Frente a lo que se va a hacer aquí, Mármol pone el ejemplo de lo que se ha hecho en Alemania, donde "han dejado sacar terrazas a todo el mundo que pudiera con medidas y distancia de seguridad y sin molestar para pasar tranquilamente".

Y es que en su caso un 50% no le sirve porque de cuatro mesas se quedarían en dos, con lo que no le salen las cuentas, "a pesar de que tengo un montón de espacio por delante para tener las mesas a dos metros de distancia mínimo unas de otras".

El problema, en su opinión, es que nadie de los que ponen las normas y las restricciones "ha hablado con el sector, que sabemos hasta dónde podemos llegar y estamos dispuestos a servir de autocontrol con los clientes". Algo que, por cierto, ya lo hacen. "La mayoría de los clientes que se sientan fuera sin que nadie les diga nada se dejan la mascarilla y a quienes les indicas que lo hagan no ponen problemas".

José Ángel Mármol, dueño del gastrobar Kurtuba

Lo que va a ocurrir, con el cierre a las 22.00 horas, es que los más jóvenes "se irán a hacer botellón a la calle o ha alguna fiesta en el piso de alguien, ¿y quién los va a controlar ¿La Policía? Estoy harto de contar las veces que veo concentraciones de personas y no hacen nada", se ha lamentado, para indicar que para evitar "que el problema se traslade a la calle tendría que venir acompañado de un toque de queda".

En su caso, al menos, ha conseguido que sus arrendadores, los padres claretianos, le hayan echado una mano no cobrándole el alquiler de enero y febrero pasado y el resto de meses a la mitad, de algo más de 2.000 a unos 1.000 euros, hasta diciembre. Además, ha tenido que prescindir de sus trabajadores salvo los fines de semana y aún así "apenas llego", con lo que se está pensando muy en serio que cerrar le va a suponer un ahorro.

Reacción de Horeca Andalucía

Entre tanto, "la hostelería se niega a pagar con su ruina el coste de la pandemia en Andalucía", ha dicho el presidente de Horeca, Francisco de la Torre. La ampliación de las restricciones que ya sufría Granada a Córdoba, Jaén y Sevilla supone un ejercicio de arbitrariedad enorme con un sector que cumple las medidas de seguridad sanitaria a rajatabla y que controla, en sus establecimientos reglados, el necesario cumplimiento del distanciamiento y la higiene.

restaurante casa tollin

En este sentido, la imposición del cierre de los establecimientos a las 22.00 horas no sólo no responde a un criterio científico, sino que ni siquiera está en la línea de otras provincias y comunidades ni tampoco del planteamiento que hace el Gobierno de España en el Consejo Interterritorial de Salud. El cierre a las 22.00 horas impide la dación del servicio de cenas, lo que equivale a la supresión de una parte fundamental de la actividad comercial diaria.

Limitaciones a la movilidad tras los cierres

Por ello, la Federación Horeca vuelve a plantear que el cierre de restaurantes y bares se realice a las 00.00 horas, con admisión de clientes hasta las 23.00 horas, "lo que al menos podría permitir a los negocios mantener una actividad compatible con la rentabilidad y no verse obligados a cerrar o prescindir de trabajadores", ha puntualizado De la Torre.

Además, cualquier medida de cierre obligatorio de la hostelería que no vaya acompañada de una limitación posterior de movimientos será infructuosa, pues proliferarán, como ya está sucediendo, las reuniones privadas en domicilios, los botellones y las fiestas clandestinas. La Federación Horeca subraya que los mismos datos del Ministerio de Sanidad que marcan por debajo del 3,5% la incidencia de contagios en la hostelería, prueban que los encuentros familiares superan el 14%.

restaurante los berengueles

"Con estas evidencias es absurdo seguir coartando la actividad hostelera", ha señalado De la Torre. "Sabemos, porque así lo dice el propio Gobierno de España en sus datos, que hay muchos más contagios en domicilios y espacios privados, donde no se pueden controlar las interacciones; y sin embargo, los impedimentos se ponen a la hostelería reglada, donde los protocolos que aplicamos son tan estrictos que apenas se registra un contagio por cada 100 establecimientos".

Rescate total del sector y consenso en las medidas

La Federación Horeca Andalucía insiste en que es fundamental un rescate total para el sector, muy golpeado desde el inicio de la pandemia en el mes de marzo y ahora objeto de restricciones arbitrarias y sin rigor científico. En Andalucía hay 55.000 establecimientos que dan trabajo a más de 250.000 personas, un sector con un peso en el Producto Interior Bruto (PIB) de la región superior al 7%, que corre el riesgo de quiebra si no se le permite trabajar.

Entre las medidas rechazables –por no haber sido consensuadas– están, además de los horarios de cierre, el uso de las mascarillas en todo momento salvo el de la ingestión y también la imposición de aforos. "Da la sensación de que cada decisión está pensada justamente para obtener el efecto contrario al adecuado", según el presidente.

CORDOBA. 03/08/2016. ENTREVISTA A FRANCISCO DE LA TORRE PRESIDENTE DE HOSTECOR. FOTO: ROLDAN SERRANO. CORDOBA HOY.

En el primer caso, el empresario no puede ser un vigilante del cumplimiento individual de las medidas, por lo que Horeca exige que se aclare cómo se van a interponer las posibles sanciones y también que éstas se dirijan inequívocamente a los incumplidores y no a las empresas. Y en el segundo, no tiene sentido imponer aforos cuando existe un distanciamiento obligatorio de mesas o agrupaciones de mesas.

Por otra parte, Horeca Andalucía ha acordado crear la semana que viene una Mesa de Hostelería conjuntamente con las consejerías de Hacienda y Presidencia para aportar entre todos ideas que ayuden al sector, y que no pasan obligatoriamente por ser ayudas finalistas. A modo de ejemplo, pueden inspirarse en las que se han instaurado en Catalunya relativas a la rebaja del 50% en los alquileres, la ampliación de las moratorias o suministros.

Por último, la Federación Horeca Andalucía quiere expresar su solidaridad con todos los empresarios de la región, especialmente hoy con los más afectados, en las provincias de Granada, Sevilla, Córdoba y Jaén; y reitera que el sector es responsable y seguirá aplicando de manera concienzuda las medidas sanitarias que hacen de él una actividad segura e imprescindible para la economía regional.