En efecto, Google Map ha mantenido durante todo este tiempo el antiguo nombre de las calles de la capital que habían sido modificadas y, a pesar de que se han remitido comunicados a la empresa en este sentido para que los modificara, según expuso en su día a este periódico el exconcejal de Presidencia, Emilio Aumente (PSOE), cada vez que se abría el mapa mantenía la nomenclatura de siempre.
Eso sí, si cualquiera buscara, por ejemplo, la calle Foro Romano, el mapa le llevaba directamente a lo que antes era José Cruz Conde, con un marcador rojo. Pero si se aproximaba el mapa, el nombre que aparecía marcado no era el que se eligió desde la participación ciudadana para hacer cumplir con la Ley andaluza.
En el caso, por ejemplo, de Avenida del Flamenco, que modificó en su día a Conde de Vallellano, el famoso buscador universal ni siquiera reconoce esa calle. No deja de ser también una forma de incumplir con la Ley por parte de una empresa privada, aunque es posible también que al ser de carácter internacional no se considere obligada por una normativa que en este caso no es nacional, sino incluso autonómica.
El caso más raro, si cabe, es el de la Plaza de los Derechos Humanos (antigua Plaza de Cañero).
Y es que si se indica en el marcador el nuevo nombre, en efecto el buscador traslada hasta el sitio que corresponde la búsqueda, y allí aparecen las dos denominaciones a la vez. Una decisión salomónica con ciertos toques esquizofrénicos, que no deja satisfechos ni a unos ni a otros.
¿Y qué pasa con el resto de los nueve nombres cambiados en nombre de la Ley para este buscador? (hay que recordar que Cronista Rey Díaz sigue para colmo pendiente de proceso judicial después de que la familia ha recurrido en el juzgado). Pues bien, Las Pulidoras no aparece como tal en la calle, que sigue llevando Periodista Aguilera, aunque el buscador te lleva directamente a ella si se indica la nueva denominación.
La calle Corto Maltés (antigua José María Pemán) mantiene un sistema igual de extraño que con Derechos Humanos. Es decir, el buscador reconoce el nuevo nombre, pero la calle como tal físicamente ¡lleva ambas denominaciones! Un poco de locos.
Calle Párroco Bartolomé aparece como tal en lugar de Joaquín Benjumea. Para la calle Ana Claro Fuentes, que sustituye a Poeta Antonio Arévalo, ni siquiera la reconoce el buscador (como ocurre con Avenida del Flamenco). Para Carmen López Román, que tendría que haber sustituido a la calle Periodista García Prieto, el caso es que no lo ha hecho, sin bien el buscador te lleva a esa calle si le indicas la nueva nomenclatura.
La calle Ángela Romero de Torres (en lugar de Poeta Francisco Arévalo) tampoco existe para Google Maps. Es más, si se le indica ese nombre, lleva directamente al Museo de Julio Romero de Torres en la Plaza del Potro. En fin.
Manolo Rubia (en lugar de Fernando Fernández Martínez) no existe aún como tal, aunque el buscador lleva hasta su antigua denominación, con lo que puede parecer que hay una posible intención de cambio en el futuro.
Tampoco existe para Google Maps la Avenida de La Letra, ya que sigue llamando a la calle correspondiente Periodista Quesada Chacón.
Veterinaria María Cerrato, en lugar de Joaquín López Huici, corre la misma suerte que otras dos antes citadas, es decir era buscador simplemente indica que con ese nombre no se ha encontrado nada.
Por el momento, los tres nombres que ahora pretende cambiar el cogobierno del PP y de Ciudadanos son, precisamente, los que más polémica ha generado entre comerciantes y vecinos de las zonas en las que están, y, a tenor de las palabras dichas esta mañana por el portavoz del PP en el Ayuntamiento, Miguel Ángel Torrico, en el sentido de que "cuando finalice el proceso todo estará hecho según la ley", sólo puede significar una cosa: Y es que el nuevo Gobierno de la Junta, que también está en manos de PP y Ciudadanos, acabe derogando la Ley.
