Tribunales

La protesta contra la sentencia a 'La manada' se salda con un detenido, mucha tensión y forcejeos con la Policía Nacional

Unas 3.000 personas terminaron a las puertas del Colegio Oficial de Abogados, en la calle Morerías, pidiendo la dimisión del ministro de Justicia, Rafael Catalá

Con un joven detenido, muchos momentos de tensión, forcejeos y carreras se ha saldado esta noche la protesta convocada por la Plataforma de Mujeres Contra la Violencia de Género de Córdoba contra la sentencia de la Audiencia de Navarra que condena a nueve años de prisión a los cinco miembros de 'La Manada' por una violación masiva contra una joven madrileña durante las fiestas de san Fermín de 2016.

Ésa, al menos, era la acusación inicial, pero se ha quedado en mero abuso sexual, en lugar de agresión, con lo que la condena es ahora mucho más leve. Eso ha despertado las iras de diferentes colectivos, especialmente, de mujeres, que a lo largo y ancho de todo el país han salido a la calle a protestar por lo que se considera un castigo demasiado 'light' para José Ángel Prenda (nueve años); Jesús Escudero (nueve años); Ángel Boza (nueve años); Antonio Manuel Guerrero (nueve años y dos meses) y Alfonso Jesús Cabezulo (nueve años), todos ellos sevillanos.

Lo que empezó siendo a las 20,30 horas una concentración de unas 1.500 personas en el Bulevar del Gran Capitán,con la presencia de la alcaldesa, Isabel Ambrosio, se transformó poco después en una iracunda protesta a las puertas del Colegio de Abogados, donde el ministro de Justicia, Rafael Catalá, había acudido para imponer tres condecoraciones de la Orden de San Raimundo de Peñafort a miembros de las carreras judicial y fiscal y de la abogacía, de unas 3.000 personas que trataban de hacerse oír a base de gritos y lemas, en los que se llegó a escuchar la palabra "dimisión" para el ministro.

Calle acordonada a ambos lados 

A medida que avanzaba la noche y en vista de que el ministro no parecía querer salir del Colegio para evitar una fotografía embarazosa en una jornada muy significativa para el país, la Policía, apoyada por agentes de los antidisturbios (que finalmente se quitaron el casco), optó por acordonar ambos lados de la calle Morerías para evitar problemas.

Sin embargo, el enfado concentrado fue en aumento mientras se gritaban consignas como "Uno de ellos era policía" (en realidad era guardia civil en Pozoblanco), "Ministro cobarde, esto está que arde", "ministro sal, no te vamos a violar" o "No es abuso, es violación" y comenzaron a producirse forcejeos esporádicos entre manifestantes y agentes policiales aumentando todavía más la tensión. En uno de esos forcejeos un joven acabó siendo detenido ante el asombro de los presentes.

Finalmente, Catalá salió del edificio mientras una veintena de agentes del Cuerpo Nacional de Policía le abrían un pasillo para acceder lo antes posible a los vehículos oficiales para marcharse del lugar. Entre tanto, la policía permaneció en el lugar para evitar que los manifestantes pudieran salir detrás de los vehículos, manteniéndoles dentro de la calle Morerías sin poder salir. Fue entonces cuando la masa de gente gritó "¡Fuera, fuera!" a los agentes de forma insistente hasta que estos se retiraron en los cincos seis furgones policiales que los trasladó hasta sus respectivas comisarías.