MISIÓN ESPAÑOLA EN EL LÍBANO

La vida en la frontera a 4.000 kilómetros de casa

Los militares de la Brigada Guzmán el Bueno destacados en Líbano han comenzado el relevo para volver a España tras seis meses de misión. Así ha sido su día a día en una de las fronteras más complicadas del mundo, a 4.000 kilómetros de Córdoba

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photo_camera La comandante Gámez es la jefa de ingenieros de todo el sector que lidera España en el Líbano

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La comandante Gámez posa con alumnas del programa Cervantes de enseñanza de español

Beatriz Gámez ha visto en lo que va de año todas las temporadas de Juego de Tronos. No hay nada de especial en ello -los seguidores de la saga son legión-, salvo porque esta cordobesa de 38 años lo ha hecho a 4.000 kilómetros de su casa. Tiene el rango de comandante de la Brigada Guzmán el Bueno y es la jefa de ingenieros de todo el sector que comanda España en la misión de la ONU en Líbano. 

El relevo de las tropas de Cerro Muriano, tras seis meses en Oriente Próximo, acaba de comenzar y se completará en los próximos días. Durante todo este tiempo los más de 600 soldados españoles han cumplido con su misión de vigilancia sin días de descanso, aprovechando al máximo los pocos momentos de ocio de que han dispuesto. Ver series y películas, charlar y especialmente practicar deporte son las actividades preferidas de los soldados de la Brigada para "desconectar" de las exigencias de una misión que los ha mantenido medio año fuera de casa. "Estoy deseando ver a mis hijos y abrazarlos", asegura la comandante.

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El brigada Villegas, a la derecha, en la base Miguel de Cervantes

Como jefa de ingenieros de todo el sector de la misión Unifil, Beatriz Gámez ha coordinado las labores de los zapadores de unidades de ocho países diferentes, no sólo los de España. "Controlo todos los batallones, incluidos los de otros países. Aquí se hacen muchos trabajos orientados a la seguridad de nuestro personal", explica la comandante Gámez a Córdoba Hoy. Son labores de fijación de perímetro en las posiciones y cualquier cosa que aporte seguridad, pero "no es sólo una fortificación".

La jornada habitual de un militar en Líbano nunca es igual, asegura Fernando Buesa, oficial encargado de las relaciones públicas de Unifil. Todos tienen tareas diferentes y hay que patrullar a diario todas las horas del día, pero "tenemos el mismo tiempo de descanso". Es poco, porque han sido 180 días de trabajo continuo en el que no existen domingos ni días libres. Si acaso, "los fines de semana bajamos un poco el rtimo pero seguimos igual", aclara Buesa.

Deporte a primera hora

Por lo común, el día de un soldado en Líbano comienza bien temprano, sobre las seis de la mañana, salvo que hayan tenido patrulla nocturna. Y lo primero es hacer deporte, en el gimnasio u otras zonas de la base Miguel de Cervantes, el principal enclave español en la zona -aunque existen otros más pequeños, del tamaño de una compañía-. Ahí Beatriz Gámez coincide con el brigada Francisco Villegas, un cordobés de 48 años que ejerce como auxiliar de planos en el Estado Mayor. Y es que "el deporte no es que sea recomendable, es que es imprescindible. Es necesario cortar un poco y romper la rutina", afirma el oficial Buesa.

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Misión de reconocimiento de una unidad de zapadores de la Brigada Guzmán el Bueno en el Líbano

Beatriz Gámez prefiere correr, porque "no suelo practicar deportes colectivos", pero confirma que "aquí la mayoría de la gente se vuelca en el deporte". Al brigada Villegas, por el contrario, le gusta "echar una hora de gimanio y después la ducha y el desayuno antes de la jornada de trabajo, que es fuertecilla", sostiene.

De 13.00 a 14.00 horas es habitualmente la hora del almuerzo, para seguir de nuevo con el trabajo a primera hora de la tarde hasta la cena, en torno a las 20.30 horas del Líbano. Después los militares disponen también de ratos de ocio que aprovechan para charlar, jugar al mus o al dominó, ver la tele... pero, sobre todo, es la hora de hablar con la familia. La base Miguel de Cervantes dispone de conexión Wifi gratuita para enviar mensajes de texto. Aparte, cada militar dispone de una clave propia para gastar hasta un giga de datos diarios con cualquier aplicación disponible, desde vídeollamadas hasta skype o envío de imágenes. "Yo ya las he probado todas", afirma el brigada Villegas, que ha hablado todos los días con su familia en Córdoba.

También la comandante Gámez ha hablado a diario con su familia en Córdoba, donde le esperan su marido y dos hijos, de 3 y 8 años. "Si no llamo es por algo raro o porque ellos no estén en casa, pero de los seis meses de misión he hablado casi todos los días", apunta.

Trato con la población local

Además de las tareas militares propias de la misión, el contingente español en Líbano también ha desarrollado otros programas con la población local. El oficial Fernando Buesa destaca, entre otras, el programa Cervantes para la enseñanza del español a los libaneses, del que se han beneficiado unos 300 estudiantes en cada relevo... Y van 26 cambios ya. Beatriz Gámez ha sido una de las profesoras, con una clase todos los sábados en la que convivían sin problemas una musulmana y tres cristianas. "Ellos no tienen problemas de religión, conviven en perfecta armonía y sin problemas", declara la militar cordobesa.

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Patrulla a pie en la zona asignada a España en la frontera entre el Líbano e Israel

El brigada Villegas, por su parte, considera que "aquí se aprecia positivamente la presencia de España, porque lideramos este sector y eso es importante". Aunque este oficial entiende que la misión "no es complicada", en realidad "el ambiente es de calma tensa, con un componente de inestabilidad muy grande en el que cualquier situación puede complicarse". Como la que ocurrió en enero de 2015, cuando murió el cabo español Francisco Javier Soria en un ataque de represalia de Israel. 

Pero ahora los soldados de la Brigada de Cerro Muriano ya sólo piensan en volver a casa y estar con sus familiares. "Han sido seis meses de trabajo que pasan rápido, pero son días en que la familia está lejos y por mucho que los tranquilicemos siempre hay preocupación", dice Francisco Villegas. "Estoy deseando ver a mi familia, no puedo decir otra cosa"; concluye. 

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Tareas de mantenimiento de un blindado ligero en la base Miguel de Cervantes