Juicio a La Manada

La víctima a uno de los testigos una hora después de los hechos: "Peter, que me han violado"

La mayoría de los testigos han sido imprecisos o se limitaban a señalar que no recordaban nada, a lo que el juez ha comentado que había una "epidemia de amnesia"
Segundo día del juicio a La Manada 1
photo_camera Segundo día del juicio a La Manada en Córdoba

Una auténtica epidemia de amnesia por parte de los testigos, como ha insinuado el juez del Juzgado de lo Penal número 1,  la que se ha vivido esta mañana durante la segunda jornada del juicio a los cuatro miembros de La Manada acusados de abusos sexuales contra una joven de Pozoblanco en 2016. Y no es para menos. Ciertamente, los hechos transcurrieron hacen ya algo más de tres años, pero no se trata de una cuestión nimia, sino de un suceso con trascendencia nacional poco antes de un suceso similar en los Sanfermines por los que ya han sido condenados.

Hoy tocaba el turno de declaración a 14 personas (dos de ellas no estaban presentes), testigos de lo ocurrido la madrugada de autos, en el que la tónica general era un curioso "no me acuerdo" en la mayoría de los casos, salvo por la honrosa excepción del fotógrafo de la discocaseta donde estuvieron todos ellos esa noche, P. F. F. D., cuya declaración puede acabar siendo clave en esta causa. Conocía a la víctima "sólo de vista" y esa noche hizo una foto grupal en la que estaban ella y miembros de La Manada también. No la vio más y siguió trabajando, pero estaba llamado a ser pieza esencial en este puzzle cuando apenas una hora después de que hubieran ocurrido los hechos recibió una llamada de la víctima.

"Peter, que me han violado", luego un silencio y una disculpa: "No tenía que haber llamado" y colgó. Evidentemente, el joven asombrado reaccionó y vía WhatsApp le aconsejó que denunciara. El fotógrafo también ha recordado que la voz de la chica era de estar asustada (reconoce esa actitud porque él mismo fue víctima de abusos "y eso lo noto") y que no sabe si le contó a alguien más por vergüenza. Y es que el hecho fue bastante comentado en Pozoblanco en un principio, aunque los debates bajaron de ritmo por respeto a la familia.

Declaración clara y coherente

Otra declaración clara y coherente fue la de C. C. D., una de las chicas con las que los cuatro acusados acudieron a un bar de Pozoblanco, La Espuela, donde se citaron para ir primero a la casa de uno de los acusados, Antonio Manuel Guerrero (entonces guardia civil), antes de ir a las Cruces de Añora y luego a la Feria de Torrecampo. Viajaron en dos vehículos que dejaron cerca de la discocaseta.

Según ella, la víctima estaba en el interior, pero en su opinión ni estaba ebria ni se encobraba mal. "Salió de la caseta por su propio pie y coordinaba, pero no vi que nadie se cayera al suelo", ha indicado. Según esta testigo la víctima indicó que se iba a subir al coche de los acusados, que llegó a Pozoblanco "cinco minutos después" que el primer coche, que salió antes. En cualquier caso, todos llegaron a la vivienda de Antonio Manuel Guerrero. Desde el balcón de la casa, en un primer piso, acompañada de otra testigo, vieron llegar al segundo vehículo del que se bajaron todos los ocupantes. Invitaron a la víctima a subir, pero ella declinó y señaló que otro de los acusados, Alfonso Jesús Cabezuela (entonces militar), la iba a llevar a casa, para volver éste último entre 10 y 12 minutos más tarde.

Otra amiga de la chica, C. R. Q., ha declarado que en esos días ambas estaban enfadadas, pero aún así acudieron en el mismo coche a Añora y Luego a Torrecampo. Antes de entrar en la discocaseta hicieron botellón y sobre las 04.00 horas entraron. "Ella estaba con un militar" (el del sombrero, como le han calificado otros testigos más), y aunque bebió, "no estaba en malas condiciones, hablaba y se mantenía vertical". En la salida, la víctima dijo que se montaba en el coche donde ocurrieron los hechos y no la vivió a ver esa noche.

Preguntando por los acusados

No obstante, al día siguiente un amigo de ambas le comentó que la víctima estaba preguntando "si conocíamos alguno a los que viajaron con ella desde la feria", porque "algo le había pasado malo". A preguntas de la acusación popular, C. R. Q ha reconocido que sabía que el guardia civil vivía en Pozoblanco y que le había visto alguna vez por la calle.

También debía tener cierta trascendencia la declaración de F. M. H. D., policía local de Pozoblanco, con quienes contactaron vía telefónica los agentes de la Policía Foral de Navarra para averiguar la identidad de a víctima y un posible contacto. Pero no sólo por eso. De hecho, es un "conocido" de la chica, a quien ella envió mensajes diciendo que regresaba de la feria y que le habían hecho algo "de carácter sexual" que ella no quería.

En lo que no fue nada claro fue en determinar si la víctima le había hablado de forcejeo, de si la habían golpeado o si la habían intentado violar, a lo que ha respondido que no lo tiene ahora muy claro. Fue él quien le facilitó a la víctima el teléfono de la policía navarra para que contactara con ellos.

También declararon otros testigos en el sentido de que al día siguiente de los hechos dijo que "el chaval con el que se fue la había echado a patadas del coche, le había escupido e insultado", a lo que añadido que al ver la foto del moratón que envió ella a un grupo de WhatsApp ha recordado que diría que le había pegado, pero después dijo que podría ser por la caída antes de montarse en el coche.

Los presentó una amiga

Por su parte, amigos y conocidos de los procesados, que mostraron cierta actitud de confianza con ellos al entrar han expuesto que ella estaba "normal, bebiendo como todo el mundo", y que decidió irse con ellos en coche hasta Pozoblanco. En este punto, una de las amigas, de ellos, M. J. C., dueña de La espuela y que vive muy próxima al domilio de Antonio Manuel Guerrero, ha confirmado que presentó a la joven a uno de los procesados, al tiempo que ha dicho que no recuerda que le insistiera hasta en tres ocasiones a ella sobre si se iba a ir con ellos en el coche, y que tras los hechos le preguntara por qué había denunciado. Según ha aseverado, la joven estaba "ebria".

La testigo, a preguntas de la acusación particular de la Asociación Clara Campoamor, negó tener alguna relación con alguno de los acusados.

En cuanto al vídeo, dos los amigos del grupo de WhatsApp 'Peligro' han indicado que ella "iba medio dormida", pero no recuerda si alguien la besó y le hizo tocamientos, a lo que ha añadido que hizo un comentario "como broma". Otro de los amigos ha mantenido que vio "cachondeo y risas, nada grave, ni tocamientos", a la vez que considera a sus amistades "personas normales" y ha señalado que era "como una niñería". Ninguno de los dos recordaba los comentarios supuestamente realizados por ellos en el chat., tales como "¡Qué caña, una mano al volante y la otra en la teta" o usar la palabra "¿cloroformo?"

Un tercero, también de 'Peligro' negó haber visto el vídeo y haber señalado en el chat el término "burundanga" o "peleas y violaciones".