SOLIDARIDAD DESDE CÓRDOBA

Una joven pone en marcha una campaña de 'crowdfunding' para los refugiados sirios

Su idea es recaudar como mínimo un millar de euros para adquirir sacos de dormir, calcetines para los niños o mantas de cara al invierno que se avecina

Susana Vicente es una joven jienense de 26 años que vive en Córdoba desde 2008 y que estudió Derecho e hizo el grado de Administración y Dirección de Empresas (ADE) en la Universidad de Córdoba (UCO). Ahora trabaja en una compañía austriaca como asistente de ventas, pero si realmente destaca por algo es por su espíritu solidario, que ha cobrado forma de campaña de crowdfunding en favor de los refugiados que ahora mismo están en Grecia.

Su motivación, según ella mismo señala, es "ayudar y dar visibilidad" a la situación, porque "creo que implicarse personalmente es la mejor manera de conocer un problema para poder hacer lo posible en informar a otros y tratar de que más personas se unan a la lucha para solucionarlo".

Así, el próximo 18 de diciembre ella misma va a emprender lo que ha dado en llamar una "aventura dura", como es la de viajar a Grecia para incorporarse como voluntaria en el campo de refugiados de Ritsona durante dos semanas. Allí va a trabajar con la oenegé austriaca, Echo 100 Plus, que actualmente realiza el reparto de comida y gestiona el almacén y las donaciones. Su idea con esta campaña es recaudar al menos 1.000 euros para sacos de dormir o calcetines para los niños.

Desde el principio de la crisis

Se trata de una oenegé que ha estado presente en ese campo desde marzo pasado, es decir dos semanas después de que las primeras familias e refugiados se asentasen. A día de hoy están a cargo del almacén y la distribución de alimentos en el campamento y también operan en el campamento Cruz Roja, Lightouse Reliefe, I am you y Cafe Rits. El campamento acoge a más de 700 personas, de las que muchos son niños y bebés.

La vida en Ritsona es difícil, ya que está situado en una zona donde no hay nada más, la ciudad más cercana está a 15 minutos y sólo se puede llegar en coche. Hasta ahora, las familias han vivido y dormido en las tiendas de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) con colchones y mantas y "estoy segura de que no podemos imaginar las condiciones y el caos que sufrieron cuando el clima era lluvioso, frío y ventoso", señala Susana Vicente, para añadir que "ésta no es la vida que un ser humano merece y por supuesto no la vida que esperaban cuando arriesgaron sus vidas y sus hijos cruzando el mar para salvar su vida".

A pesar de todas las donaciones recibidas, todavía se necesitan sacos de dormir, mantas o calcetines para los niños. Materiales que servirán para ayudarles a vivir en invierno de una manera más soportable. Todas esas familias, gente de clase media en su país de origen, con un trabajo, un hogar, una vida y muchos planes futuros, llevan más de 8 meses confinados en un campamento donde deben pedir comida, ropa y un techo y con ninguna expectativa de mejorar esta situación en un futuro próximo.