AVANCES MÉDICOS

El Hospital La Arruzafa, en la vanguardia de la terapia regenerativa ocular

El centro de referencia en Oftalmología aplica técnicas de última generación para extraer Plasma Rico en Factores de Crecimiento (PRGF) que permite curar patologías oculares empleando métodos similares a los que se practican en deportistas de elite para mejorar sus lesiones

Doctor Villarrubia
photo_camera El doctor Alberto Villarrubia, responsable de la Unidad de Córnea y director del departamento de Investigación, Desarrollo e Innovación del Hospital La Arruzafa

La regeneración ocular cambia sus perspectivas. De un tiempo a esta parte, la Medicina emplea métodos autorregenerativos para sanar a las personas. En el sector se ha experimentado un notable uso de los denominados factores de crecimiento, obtenidos de los propios pacientes, para resolver patologías y situaciones clínicas que presentan complicaciones. Deportistas de alto nivel, como el reconocido tenista Rafael Nadal, por poner un ejemplo significativo, han utilizado técnicas regenerativas para poder recuperarse de sus lesiones, cosechando resultados muy óptimos.

El Hospital La Arruzafa (HLA) lleva años desarrollando de manera metódica técnicas de similar magnitud alcanzando resultados “más que favorables” para los pacientes con patologías oculares, como matiza el director del Departamento de Investigación, Desarrollo e Innovación del HLA, el oftalmólogo Alberto Villarrubia. Este detalla que, de todos los tratamientos llevados a cabo, el más utilizado es “el empleo de los factores de crecimiento de origen plasmático”.

Los llamados factores de crecimiento son proteínas que ayudan en algunos procesos de reparación y regeneración de los tejidos. En muchas ramas de la Medicina, como en la cirugía maxilofacial, estética y reparadora, la traumatología, dermatológica o en la propia oftalmología se están usando estas proteínas “cada vez con más frecuencia, con resultados a veces variables”, explica Villarrubia.

Los factores de crecimiento se obtienen generalmente desde el suero del propio paciente. El proceso supone la extracción de sangre al individuo, para que, una vez realizada, a ésta se le aplique un protocolo de procesos físico-químicos tales como el centrifugado, activación con calcio y aplicación de calor.  Así, se consigue que las plaquetas (células sanguíneas reparadoras) liberen proteínas y se pueda obtener lo que se denomina Plasma Rico en Factores de Crecimiento (PRGF).

“Este procedimiento, de manera voluntaria, podemos manejarlo para conseguir  un tipo de sustancia, de carácter viscoso, que se puede usar, entre otros cometidos, para rellenar cavidades horadadas en Cirugía Maxilofacial o para inyectar directamente en zonas tendinosas u óseas que están sufriendo un desgaste”, concreta Villarrubia. Esta técnica es empleada con frecuencia para acortar los procesos de recuperación de lesiones en deportistas de élite, como el ya citado anteriormente.

“En Oftalmología, estamos comenzando a usar este producto derivado de la sangre del propio paciente para conseguir un concentrado que, aplicado directamente sobre el ojo, como una gota de cualquier colirio, nos ayude en la curación de defectos epiteliales persistentes, úlceras producidas por falta de sensibilidad en el ojo e incluso para mejorar los signos y síntomas del ojo seco”, concreta del director del departamento de I+D+I del HLA. De igual manera, en la actualidad, en este centro de oftalmología también se utiliza, “con resultados muy prometedores” en la cirugía de retina, permitiendo “ayudar a cerrar agujeros maculares”.

El método, que abarca desde la extracción de la sangre hasta el envasado del PRGF en colirios, lo lleva a cabo una responsable del Departamento de Biología del Instituto de Oftalmología La Arruzafa, sito en las instalaciones del HLA. La bióloga María José Cantais explica que la práctica “se tramita con todas las garantías de asepsia” que requiere el procedimiento para que así revierta en éxito.

En esta línea, la bióloga explica que “tras el trabajo de quirófano bajo la campana de flujo laminar, con cada extracción de sangre obtenemos normalmente ocho frascos de colirio”. Estos se entregan tras el tratamiento “directamente al paciente” con unas indicaciones de uso, afirma Villarrubia.

Entre los preceptos que se explican están que el propio frasco de colirio que se utiliza se guarde en la nevera y que el resto, hasta su uso, permanezcan en el congelador. “Habitualmente, con una sola extracción, suele ser suficiente para generar el PRGF necesario para ayudar a la reparación de una úlcera; pero, a veces, son necesarias más punciones para conseguir alargar el tratamiento”, asegura Villarrubia.

En el HLA se analizan de manera concreta las concentraciones de tres factores de crecimiento importantes: el factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF), el factor de crecimiento fibroblástico básico (BFGF) y el factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF). Según el máximo responsable de este departamento, “los resultados obtenidos coinciden con los publicados en la literatura médica, algo que corrobora que el procediendo usado en el Instituto de Oftalmología del HLA es el correcto”.

El director del departamento de I+D+I de este centro oftalmológico considera que este tipo de tratamientos “abren una nueva vía, son una opción más para conseguir mejoras en los ojos de los pacientes que no acaban de curar de manera definitiva”, un motivo que, si bien es alentador, también “invita a que sigamos investigando para exprimir el potencial efecto terapéutico del PRGF”.