“Hechicera cordobesa, nacida en el barrio de San Agustín….”así dice la letra de una de las canciones más conocidas del folclore popular cordobés, Caminito de Santo Domingo, compuesta por Ramón Medina (1861-1964) allá por los años 50. Han sido hoy precisamente sus letras la que han servido como voz de protesta de la Peña Cultural El Limón, Amigos de Ramón Medida para reivindicar un lugar digno para el busto del compositor cordobés en la plaza de San Agustín.
La polémica ha surgido después de la remodelación de la plaza cordobesa y del traslado del busto de conocido compositor, del centro de la plaza a uno de los laterales. Una ubicación que no ha gustado a vecinos de la zona y mucho menos a los integrantes de la Peña El Limón, de la que en su día fue también miembro Ramón Medina. El presidente de esta peña, Paco Bernal señala que la nueva ubicación de la estatua parece “como el que tiene un traste en su casa y lo pone encima del armario mirando hacia la pared”, además se quejan de que la nueva estatua no tiene “ni un mal rótulo” que diga quién es esa persona.
Hasta la plaza de San Agustín se han acercado también representantes del PP cordobés para mostrar su apoyo a vecinos y miembros de la asociación cultural. El portavoz popular en el Ayuntamiento de Córdoba, José María Bellido ha señalado que la estatua de Ramón Medina debería tener una mejor disposición en la plaza, y no de espaldas a la calle principal, otras condiciones bien distintas como una peana o soporte, además de un rótulo con su nombre porque de la manera en la que está “no se sabe quien es”. Bellido ha confiado en que el actual equipo de gobierno sea sensible con la petición popular.
Rafael Montero, un vecino del barrio, señala que la figura de Ramón Medina no se merece el lugar que le han dado ya que da la impresión de que se encuentra desplazado, es como si lo hubieran echado de su plaza, explica. Para este vecino, el lugar actual no es el adecuado y ha tachado de “ridiculo” que la estatua se encuentre justo encima de los contadores del agua y de la luz.
Al margen de la nueva ubicación de la estatua de Ramón Medina, la remodelación de la plaza de San Agustín tampoco ha dejado indiferente a nadie. Los vecinos se quejan de la regola que bordea la plaza y que supone un peligro de caída para personas mayores. Los árboles metálicos repartidos por la plaza tampoco son santo de devoción de nadie. Todos coinciden en que en su lugar se podrían haber plantado naranjos o algarrobos que al menos den sombra cuando lleguen los meses de calor.
