DURANTE 2015 SE REALIZARON 7.780 INSPECCIONES

Casi 100 personas se han visto afectadas este año por intoxicaciones alimentarias

La tendencia del número de brotes (14 en lo que va de 2016) es descendente gracias a la prohibición normativa del uso de huevo crudo en salsas, la mayor presión inspectora y las mejoras tecnológicas en la producción y la conservación de alimentos

VELADORES
photo_camera Terrazas de establecimientos hosteleros de la Corredera

El Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Andalucía de la Consejería de Salud ha detectado, en lo que llevamos de año, 14 brotes producidos por enfermedades transmitidas por alimentos en la provincia de Córdoba en la que se han visto afectadas 99 personas. Una cantidad similar a la que se produjo en todo el año 2015, donde hubo 14 brotes con 83 personas afectadas. El 49% de los brotes producidos fueron de Salmonella.

Según Francisco Antón, “aunque la frecuencia de los brotes es relativamente baja, debemos seguir vigilando  y actuando rápidamente ante la aparición de un brote, ya que esto ayuda a detectar y eliminar las causas y con ello prevenir nuevos casos”. Además, durante todo el año se mantiene el control oficial de las condiciones higiénico-sanitarias de los establecimientos, con objeto de adecuar los establecimientos a la normativa sanitaria en vigor y difundir las buenas prácticas de manipulación. Así, durante el año 2015 se realizaron 7.780 inspecciones, 354 supervisiones y 639 tomas de muestras oficiales en establecimientos alimentarios de la provincia de Córdoba.

En este punto, la Consejería de Salud recuerda la importancia de extremar las medidas de higiene para prevenir las toxiinfecciones alimentarias, especialmente en esta época del año. El concepto de enfermedad transmitida por alimentos, o toxiinfección alimentaria, engloba a aquellas enfermedades que se ocasionan al consumir alimentos o bebidas contaminados.

Se han descrito más de 250 enfermedades diferentes que pueden ser transmitidas por los alimentos, las cuales pueden transmitir una serie de peligros que se agrupan en peligros biológicos (bacterias, virus, parásitos y priones), peligros químicos (pesticidas, dioxinas, metales, biotoxinas, etc) y peligros físicos (isótopos radiactivos).

Según señala el Jefe de Servicio de Salud Pública de la Delegación de Salud, Francisco Antón, “de forma general, la enfermedad puede estar causada por la ingestión de bacterias o virus vehiculados en el alimento (infección), o de toxinas producidas por aquellas previamente formadas en el alimento (intoxicación), o por formas parasitarias en fases concretas de su ciclo evolutivo (infestación)”. De todos éstos, los más frecuentes son las enfermedades que se producen por la ingestión de alimentos contaminados por agentes biológicos o sus toxinas.

En este sentido, Antón aclara que “los microorganismos son seres vivos, es decir, necesitan que el alimento que les sirve de vehículo y de hábitat les brinde unas condiciones favorables: disponibilidad de nutrientes, temperatura adecuada, entorno no agresivo (condiciones de acidez, salinidad, humedad)”. En definitiva, convertirán un alimento inocuo en un producto peligroso y en este sentido recuerda que “la contaminación microbiana, incluso elevada, no tiene por qué manifestarse en el deterioro del alimento, por lo que una buena apariencia no es siempre signo de inocuidad”.

Consejos para prevenir

Precisamente para prevenir una toxiinfección alimentaria es importante mantener la limpieza. Para ello, existen una serie de consejos sencillos como lavarse las manos antes de preparar alimentos y después de ir al baño; lavar cuidadosamente todas las superficies y el menaje usado durante la preparación de la comida; proteger los alimentos y la cocina de insectos, mascotas y otros animales; y guardar los alimentos en recipientes cerrados.

En cuanto al almacenaje de alimentos, también es útil separar alimentos crudos y cocinados para evitar la contaminación cruzada y no usar los mismos utensilios (cuchillos, tablas) para manipular o cortar alimentos crudos y cocinados. Conservar los alimentos en recipientes separados para evitar el contacto entre crudos y cocinados.

En lo referente a la elaboración de platos, es importante cocinar o guisar los alimentos completamente, y evitar que los alimentos queden crudos por dentro, especialmente la carne, el pollo, los huevos y el pescado. Además, hay que asegurarse que las sopas y guisos alcanzan la temperatura de ebullición y recalentar bien la comida cocinada (los microorganismos se eliminan a temperaturas superiores a 70 grados).

Por otro lado, también es recomendable mantener los alimentos a temperaturas seguras: no dejar los alimentos cocinados a temperatura ambiente; almacenar en refrigeración lo más pronto posible los alimentos cocinados y los perecederos; los alimentos para niños deben de ser consumidos inmediatamente; No descongelar a temperatura ambiente, sino en la parte baja de la nevera.

Agua y alimentos seguros

Y por último, también es importante usar agua y alimentos seguros: agua potable para lavar la fruta y la verdura y no consumir alimentos después de su fecha de caducidad o de consumo preferente, ni leche no procesada (mejor pasteurizada o esterilizada).

Según la memoria del servicio de Salud Pública, en los últimos años el número de brotes que se declaran es similar, con tendencia descendente con respecto a los años anteriores, y está motivada por diversos aspectos, como la prohibición normativa de uso de huevo crudo en salsas, la mayor presión inspectora, las mejoras tecnológicas en la producción y conservación de alimentos, etc.

No obstante, los factores que determinan la aparición de un brote son también muchos, principalmente debidos a prácticas de manipulación, “lo que nos obliga a no bajar la guardia en la vigilancia y control de estas enfermedades”, señala el jefe de servicio.