AYUDA A DOMICILIO

Ayúdame en casa por 5,70 la hora

Las trabajadoras del servicio de ayuda a domicilio, que presta una empresa externa, denuncian las condiciones laborales y abren el debate para su gestión directa

protesta clece ayuda domicilio
photo_camera Protesta de trabajadoras de Clece en el último Pleno municipal

A mediados de los años 80, una pequeña cooperativa en el Sector Sur se encargaba de realizar tareas básicas en los hogares de personas con necesidades especiales, desde ancianos a enfermos. Casi todos sus empleados eran mujeres y el trabajo consistía, entre otras cosas, en limpiar las casas, cocinar o incluso acompañar a los usuarios del servicio a realizar determinados trámites. Era el germen de lo que hoy en día es la ayuda a domicilio, un servicio en el que Córdoba fue pionera en España.

Hoy, la ayuda a domicilio la presta el Ayuntamiento, a través de una empresa privada externa (Clece) y con buena parte de financiación a cargo de la Junta de Andalucía. De acuerdo con los datos ofrecidos por el concejal de Servicios Sociales, Rafael Del Castillo, actualmente hay unas 850 trabajadores -casi todo mujeres; en eso no ha cambiado- que prestan una ayuda a domicilio de la que se benefician unas 2.100 personas cada mes. Se necesitan 85.000 horas de trabajo cada mes para prestar el servicio.

El coste del servicio es muy elevado. De hecho, es el contrato de servicios más abultado del Ayuntamiento: son 14 millones de euros cada año, a lo que hay que añadir el IVA. De ellos, 11,5 millones los aporta la Junta de Andalucía, mientras que el resto, 2,5 millones en 2016 (serán algo más, 2,6 millones, para este año 2017), corren a cargo del Consistorio cordobés, según del Castillo.

Sólo una pequeña parte del coste real del servicio repercute directamente en las trabajadoras de Clece. Olga Perales y Rosario López, del comité de empresa, aseguran que el precio medio de la hora es de 5,70 euros netos. López recuerda que "llevo trabajando 18 años y, con una jornada completa de 39 horas, mi sueldo es de poco más de 900 euros al mes". Con esas cifras, la cuenta del servicio alcanzaría unos 5,8 millones de euros al año más los costes agregados (Seguridad Social, contingencias, formación...).

Además, las trabajadoras denuncian "que por convenio, el 80 por ciento de la plantilla debería ser fijo, pero sólo llega al 65%". Las empleadas con jornada reducida -unas 25 horas semanales, en el mejor de los casos- no pueden tener el horario partido, "pero la empresa lo hace", sostienen las portavoces del comité de empresa. En buena parte se debe, aseguran, "a un problema de organización de empresa. Es un trabajo difícil de organizar pero con más personas dedicadas a la organización del trabajo sería más fácil". En Córdoba sólo hay siete coordinadores para toda la plantilla, según López y Perales.

La empresa tiene otra visión. En una respuesta por escrito a este medio, la dirección responde que "se irán haciendo progresivamente en el tiempo jornadas continuas, informando de este punto al Comité de empresa. Así se viene consensuando periódicamente y la voluntad es superar los obstáculos que hagan posible la mejora continua de este aspecto". En cuanto al número de coordinadores en Córdoba, "Clece tiene asignadas a la coordinación del servicio a 26 personas, coordinadoras y ayudantes de coordinación a partes iguales", muchas más de las que dicen las trabajadoras.

Una "bomba biológica"

Con todo, uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las trabajadoras de Clece son los riesgos sanitarios. Deben trabajar con enfermos, a veces con dolencias contagiosas, y no siempre están informadas ni cuentan con el equipo necesario. "Somos bombas biológicas", aseguran las portavoces del comité de empresa, que citan como ejemplo el tener que asear a un anciano con alguna enfermedad infecciosa para luego hacer la comida de una familia en otro domicilio. Y todo sin tener la información necesaria ni el equipo.

En este punto la culpa no es, aseguran, de la empresa, "que no puede hacer mucho más". Es una cuestión de leyes y prioridades. Según narran Olga Perales y Rosario López, la protección de los datos de los pacientes está por encima de todo, de modo que las trabajadoras "no sabemos con qué nos vamos a encontrar". Para proteger la privacidad de los usuarios, los datos relativos a sus enfermedades no se conocen en la empresa y las autoridades sanitarias no pueden darlos.

Pero las trabajadoras han propuesto una solución sencilla que ha caído en saco roto. Desde hace al menos cinco años han propuesto un código de colores que podrían elaborar quienes tienen acceso a los datos sanitarios, de modo que cada color llevaría asociado un protocolo de actuación y de equipamiento diferente. Pero para aplicar esta medida, habría que coordinar a los servicios sociales del Ayuntamiento -que son quienes deciden qué atenciones requiere cada usuario-, la Seguridad Social y el SAS. "Y ahora ponlos de acuerdo a todos", afirma Rosario López.

La municipalización del servicio

El próximo Pleno del Ayuntamiento abordará la creación de una comisión que estudie las posibilidades de una municipalización del servicio, esto es, su gestión directa por parte del Ayuntamiento en lugar de contratar con una empresa externa. Las trabajadoras tienen claro que es posible desde el punto de vista técnico y económico: "Habría un ahorro como poco de cuatro millones de euros" ya que no habría que pagar IVA, y eso sin tener en cuenta el beneficio empresarial de Clece, que sitúan en un 7 por ciento.

Rafael del Castillo también apoya en este aspecto a las trabajadoras y sostiene que "como Izquierda Unida debemos hacer todo lo posible por la gestión directa del servicio". Otra cosa son las trabas legales que podrían aparecer, que tendrán que ser estudiadas por la citada comisión. Pero en Jerez, por ejemplo, se ha conseguido hacer y desde el 1 de enero de este año la ayuda a domicilio la presta una empresa pública con una encomienda, asegura el concejal. También sería posible, destaca, desde el punto de vista económica, "pero las leyes no están hechas para defender a los trabajadores".

Finalmente Clece, una empresa destinada a la prestación de varios servicios, no sólo el de ayuda a domicilio, tiene otra visión: "No sólo se trata de prestar un servicio, hay que realizarlo teniendo en cuenta múltiples variables, más en el caso de un servicio de tanta complejidad como es la ayuda a domicilio. Aspectos asistenciales, de eficiencia, calidad, innovación, cuidado de los trabajadores, PRL, formación y desarrollo o integración laboral. Todo esto no se consigue a corto plazo. Si la Administración considera oportuno cambiar a un modelo de gestión directa debe tener en cuenta que la transición requeriría de unos plazos adecuados para garantizar todos estos aspectos, con los estudios previos necesarios de viabilidad que analicen la capacidad de gestión, la relación coste –eficiencia, etc. para que resulte una alternativa diferencial a la externalización actual".