Todos los medios de comunicación locales amanecían hoy con la noticia del trueno que la pasada madrugada provocó sobresaltos, sustos, soponcios y otras cosas a las que el decoro nos impide mencionar. Parece en cierto modo un recuerdo de una efemérides, un aviso, como si el tiempo nos dijese "estáis haciéndoos blandos". Y es que el 19 de diciembre de 1945 Córdoba sufría los efectos de un verdadero ciclón, calificado entonces en los medios incluso como huracán. La prensa del del día siguiente, el 20 de diciembre de 1945, recogía los siguiente:
En las primeras horas de la mañana se desencadenó un ciclón sobre esta capital, causando grandes daños en muchas viviendas y en el arbolado: fueron abatidas de cuajo varias palmeras del paseo de la Victoria y otras en el Patio de los Naranjos, de la Catedral. Igualmente fueron arrancados por el vendaval muchos árboles corpulentos del Campo dé la Merced y de los jardines de la Agricultura. En las alrededores de Córdoba el huracán, eme iba acompañado de fuertes truenos y lluvia torrencial, ha causando grandes perjuicios en la huerta. La mavoría de los chozos situados en los alrededores de la capital fueron arrastrados por el viento, y las familias que los habitaban han perdido sus modestos ajuares. Se produjeron también inundaciones; que hicieron precisa la intervención del Cuerpo de Bomberos.
El alcalde de entonces, Antonio Luna, que puso en marcha el Archivo Histórico Provincial o el Hospital Municipal, entre otros logros, visitaba los lugares inundados. En Alameda del Obispo hubo grandes problemas y las chozas que había fueron devastadas. En la actual plaza de las Tendillas, y entonces de Jose Antonio, se cayó el tendido eléctrico. Y aunque no hubo que lamentar víctimas humanas, sí vemos que los animales se llevaron la peor parte en la zona del Marrubial:
A consecuencia de la mucha agua que lleva el arrovo del Zumbacón v lo poco que traga el alcantarillado que pasa por debaio del campo de deportes del cuartel de Infantería, se ha inundado la parte trasera del cuartel del Marrubial y la huerta de Ramón, ahogándose auince cabras, ocho cerdos, cinco gallinas, dos conejos v otros animales domésticos más. de distintos dueños.
Por la tarde el viento se incrementó y cayó para rematar una granizada. Parece ser que el vendaval afectó todavía más a la zona de El Carpio, igualmente sin víctimas.
