PROYECTO HOMBRE

Así son las adicciones del siglo XXI: Internet, sexo, compras... y el tarot

Proyecto Hombre Córdoba atiende a una media de 15 personas al mes por su adicción a productos y servicios relacionados con las nuevas tecnologías

padre lazaro proyecto hombre 6
photo_camera El padre Lázaro, en el interior de las oficinas de Proyecto Hombre en Córdoba.

Las nuevas tecnologías han cambiado por completo nuestro modo de relacionarnos con la sociedad, desde la manera en que nos comunicamos a la que nos divertimos, pasando por la toma de decisiones y de acciones cotidianas como comprar, compartir o trabajar. Móviles, tablets, ordenadores e Internet son omnipresentes en nuestras vidas. Pero también tienen un lado oscuro y han propiciado la aparición de nuevas y peligrosas adicciones contra las que es difícil luchar. 

En la asociación Proyecto Hombre -con más de 30 años en Córdoba- llevan tiempo luchando contra las adicciones, las de antes y las de ahora. Su máximo responsable en Córdoba, el trinitario Lázaro Castro, recuerda cómo hasta el cambio del milenio "sobre todo había heroína", el caballo, el jaco, la droga de los pobres... También había cocaína, asegura Lázaro, pero menos, mientras que el consumo de la heroína fue descendiendo paulatinamente por la alarma social generada, las políticas sociales o la lucha contra las enfermedades asociadas al consumo de drogas intravenoso, especialmente el sida. "Ha ido desapareciendo pero no del todo", afirma; y lo peor es que su consumo, el de la heroína, "ha ido repuntando desde hace dos años".

Aquellos consumidores de heroína hasta finales de los 90 "eran gente de la calle, pobres", rememora Lázaro. Hoy el perfil del adicto a las drogas ha cambiado y abarca todas las clases sociales, no sólo los más necesitados. Y no son sólo adictos a la cocaína, la heroína u otras drogas. También hay adictos a Internet, al móvil, a las compras, al sexo, a los juegos de azar (la ludopatía existe desde hace mucho tiempo, pero ahora hay un mayor acceso a través de plataformas online; sólo hay que ver los anuncios en medios de comunicación) o incluso al tarot, popularizado a través de los programas televisivos de madrugada. Ha habido personas, asegura Lázaro, que han gastado en torno a 2.000 euros al mes -mucho más que un sueldo de los habituales en la actualidad- en llamadas a los oráculos.

padre lazaro proyecto hombre 3

Todas estas son "drogas nuevas, más sofisticadas y peligrosas. Se entra en ellas pero pocos se dan cuenta, y como no llaman la atención se convierten en aspectos sociales", advierte el padre Lázaro. Y no es una realidad alejada, ni mucho menos: en Proyecto Hombre se atienden cada mes unos 15 casos de estas nuevas adicciones. 

La pérdida de comunicación

Esta nueva forma de comunicarse a través de Internet o los móviles ha propiciado un hecho "muy grave", en palabras de Lázaro. "Se ha perdido la comunicación personal, viva, de tú a tú. Hay personas que fuera del teléfono no saben hablar con la gente", sostiene. De este modo, "la persona deja de crecer en su integridad" y se produce una situación que Lázaro compara en una analogía con las capas de la cebolla: se van perdiendo "capas de protección". El resultado final puede llegar a ser "la adicción a cualquier cosa". 

Sea lo que sea, en Proyecto Hombre atienden cualquier tipo de adicción, por extraña que parezca a primera vista. Para el padre Lázaro, "da igual la adicción, porque partimos de la base de que el problema no es Internet, el teléfono, el alcohol o las sustancias que sean. ¿Entonces cuál es? Pues es uno mismo, porque cuando una persona deja de crecer se encierra en sí mismo". Y así en Proyecto Hombre y su terapia se llega a una conclusión que puede resultar chocante: "La adicción no es un problema; es la persona". Sólo a partir de ese reconocimiento se puede empezar a trabajar en la solución del problema. Ése es, en esencia, el método de Proyecto Hombre. 

En los tratamientos de Proyecto Hombre se suele proceder siempre del mismo modo. En primer lugar, "empezamos a reconstruir desde lo externo", dice el padre Lázaro. Se trata de que las personas con adicción, sea la que sea, cuiden su aspecto físico e imagen exterior. En una segunda fase "entramos en su vida" para controlar horarios, tareas, obligaciones... Y finalmente se llega a la fase más complicada porque afecta a los "cimientos" de la persona: es el trabajo psicológico para modificar, entre otras cosas, la autoestima, haciendo que los pacientes no tengan que recurrir a ninguna adicción para cubrir sus necesidades. Es un trabajo que se hace en terapia de grupo, pero también individualizado dependiendo del tipo de adicción. 

Financiación de Proyecto Hombre

A lo largo del año Proyecto Hombre en Córdoba atiende a unas 500 personas. De acuerdo con los datos de la memoria publicada relativa al año 2015, en ese ejercicio se dio cobertura a 493 personas, casi todas hombres. Para llevar a cabo su labor, Proyecto Hombre Córdoba necesita en torno al millón de euros anuales, que reciben de diferentes administraciones públicas (sobre todo la Junta de Andalucía, que aportó en 2015 más de 430.000 euros en dos programas) y de donativos particulares y de entidades. En contra de lo que se pueda pensar, las organizaciones adscritas a la Iglesia apenas alcanzan los 50.000 euros de aportación. 

Pero los gastos son onerosos, especialmente en cuanto a las nóminas de los trabajadores, el eje de todos los tratamientos, que suponen tres cuartas partes del total. En 2015, Proyecto Hombre logró cerrar el ejercicio con un superávit de 160.000 euros (la ONG publica sus cuentas con detalle y son accesibles a través de su web para cualquiera que lo desee), que destinó en su totalidad a enjugar la deuda. En 2016, sin embargo, el padre Lázaro se vio obligado a lanzar un SOS público para poder pagar los sueldos de sus trabajadores.