CRIMEN DE LA FUENSECA

Acusada de asesinar a su pareja: "Vivía en continuas violaciones y vejaciones con ese hombre"

La mujer juzgada por el crimen de La Fuenseca, donde el cuerpo de un hombre fue hallado entre escombros en el bajo de una casa medio en ruinas en febrero de 2017, dice al juez que ella solo empuñó el cuchillo para asustarlo pero que se lo clavó él al irse hacia ella

Acusada Fuenseca 3
photo_camera Segunda sesión del juicio en el que ha declarado la acusada

"Lo he matado, a mi Juan yo lo he matado y en mi alcoba lo he dejado con mi llanto en sus labios" fue en los noventa un símbolo contra lo que hoy es un delito, la violencia machista, pero visto desde el lado de quien ya no aguanta más y decide acabar con la vida de su maltratador. "Con permiso, buenas tardes" se ha hecho real hoy en la Sala del Jurado de la Ciudad de la Justicia de Córdoba donde se juzga a una mujer por un crimen cometido en  octubre de 2016, cuando el cuerpo sin vida de un hombre fue envuelto y enterrado bajo los escombros de una casa donde la acusada vivía gracias a la caridad de un vecino que los dejaba dormir allí.

"Vivía una vida de continuas violaciones y vejaciones con ese hombre", ha declarado la mujer con la que la víctima compartía adicción a la droga y a la bebida meses después de venirse a Córdoba desde su Sevilla natal a buscarse la vida. 

En el juicio, la acusada ha relatado al juez de de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba que enjuicia el caso mediante un procedimiento de jurado popular que tenían "una relación de conveniencia", él la dejaba dormir allí a cambio de que ella le hiciese "las cosas de la casa". Al principio, "éramos pareja" pero luego ya "él me violaba cuando quería", ha dicho la mujer al juez a quién también le ha contado que la tenía "amarrada" a la cama para que no se escapara.

El día de los hechos, sobre agosto de 2016, la mujer cuenta que la víctima, "después de violarme, me tiró el café encima y la tostada a la cara porque se me había quemado un poco", se abalanzó sobre ella que tenía empuñado un cuchillo "solo para asustarlo" y "se lo hincó" él mismo, tras lo que ella, forcejeó para defenderse porque "todavía estaba vivo".

Una vez que "dejó de respirar", "yo me asusté y lo lié con una manta y lo bajé abajo", una planta baja casi en ruinas con escombros. Allí pronto el cuerpo sin vida emanó un hedor que alertó a los vecinos que llamaron a la Policía pero que, a pesar de personarse en el lugar, creyeron a la mujer que les dijo que el olor era de "las ratas muertas que había", según ha declarado uno de los agentes que intervino en la primera inspección ocular en octubre de 2016, cuando el cuerpo llevaba ya sin vida más de un mes.

Sin embargo, la madre de la víctima, alertada por que su hijo ni cogía el teléfono ni daba señales de vida durante meses, vino a Córdoba y denunció la desaparición de su hijo. Fue entonces cuando la unidad de Homicidios de la Policía Nacional se puso a investigar el caso y tras recoger testimonios de un amigo de la víctima, del centro de desintoxicación que la pareja frecuentaba y de algunos vecinos, pidió una orden judicial para registrar la casa.

"Tuvimos que echar la puerta abajo para entrar", ha declarado el inspector por entonces de dicha unidad policial quien ha relatado que oyó a la acusada contar a una compañera agente dónde estaba el arma del crimen, un cuchillo que "todavía tenía sangre en la empuñadura". Este policía también ha expuesto al tribunal que escuchó cómo la acusada, que estaba viendo la televisión cuando entraron, le dijo a su compañera que "lo había matado ella misma aprovechando que dormía porque ya no aguantaba más los malos tratos"; versión que ha sido negada por la acusada que alude legítima defensa.

Fue ella misma quien indicó a los bomberos que se dispusieron a escavar entre los escombros dónde estaba el cadáver según ha contado el inspector. El cuerpo fue levantado por el juez en febrero de 2017, casi cinco meses después de su muerte.

Mañana será cuando los peritos, médicos forenses, esclarezcan al tribunal las causas de la muerte mediante el análisis de las heridas de arma blanca que presentaba el cuerpo.

Asimismo, peritos médicos también aportarán un informe sobre el estado mental de la acusada quien ha confesado que por aquel entonces tomaba ansiolíticos, cocaína y heroína.

¿Defensa ante un caso de violencia de género? La madre de la víctima y la mujer con quien tenía tres hijos han dicho al juez que el hombre era "muy trabajador y bueno" y que solo se vino a Córdoba a buscarse la vida. Ambas han reconocido que desde que la acusada apareció en su vida, "había cambiado muchísimo" porque, según ha dicho, entre lágrimas, la madre de sus tres hijos, "no podía llamarme para hablar con los niños porque decía que ella le rompía el teléfono".