CURRO MARTÍN, MÚSICO

"Soy un subproducto de Amblin, mi infancia se basa en el VHS, la televisión y el cine"

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photo_camera El guitarrista y compositor Curro Martín.

Emplear el manido término "todoterreno" con Curro Martín sería por supuesto manido, pero también impreciso. Habría que inventar quizá otra palabra o decantarse por el superlativo todoterrenísimo, que en el día en que se publica la entrevista tiene en español un sólo registro en el Google. Aquí va el segundo. Contribución al idioma. Guitarrista desde hace 25 años, compositor para el cine (ya cuenta con dos largometrajes en su haber), músico de sesión, divulgador radiofónico, cantante tenor, profesor...tras pasar años en grupos de rock como Mr. Mitas o 99 Shawarma, este cordobés ha conseguido el más difícil todavía: vivir de la música tocando, nunca mejor dicho, todos los palos

Lleva 25 años junto a una guitarra. Unas bodas de plata. ¿Qué significa ese instrumento para usted?

La guitarra es un instrumento un poco desagradecido. En muchos instrumentos el sonido sale de manera inmediata. Por ejemplo al pulsar una tecla. Por supuesto requieren de técnica. En la guitarra el propio tacto o pulsación con las manos hace que varíe el sonido de un día para otro. También puede haber variaciones de temperatura.  Así que lo que sonaba bien ayer suena mal hoy. Y a su vez es lo bonito. Es un instrumento muy orgánico. Está en contacto con tu cuerpo y parece una extensión de tu propio ser. Aunque suene pedante, pero es así (ríe).

¿Cómo empezó a tocarla?

En el año 1994, como muchos jóvenes. Entonces estaba influido por la moda grunge, con Nirvana, o por los Guns N' Roses. Gracias a ellos también me interesé por grupos de los 70. Y toqué brevemente en algunos grupos. También di alguna clase para aprender algo más, pero poca cosa.

Y de pronto das un giro.

Con una experiencia callejera en varios grupos decido meterme en el conservatorio. Siempre tuve un espíritu analítico. De pequeño quería ser físico nuclear. Pero llegué al instituto y me desencanté [ríe]. Pero siempre mantuve ese espíritu y lo trasladé a la música. Por eso me interesó lo clásico, donde busqué entonces lo analítico.

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¿Estudiaba otra cosa entonces?

En el momento en que me metí en el conservatorio me dediqué sólo a la música en lo que estudios se refiere. Lo compatibilicé con trabajos para sobrevivir, como peón electricista, montador de estanterías mecánicas, hice un curso de conservación del patrimonio... un poco tirar para adelante. En el conservatorio empecé a formarme. Y en el 98 entré en Mr. Mitas, un grupo que tuvo bastante recorrido. Grabamos maquetas, ganamos muchos  concursos, giramos por España...y luego vino otro grupo, "99 Shawarma", que fue un poco prolongación del anterior y con el que tocamos en muchísimas salas.

Con Mr. Mitas y 99 Shawarma hicieron, además, algunos vídeos notables.

Sí, siempre tuvimos mucho cuidado con la estética. Éramos preciosistas con los arreglos y trabajábamos mucho los vídeos.

¿Con qué se queda de ambos?

Me quedo con muchos momentos de hermanamiento, de trabajo en la carretera, de conocer muchos lugares y a mucha gente. Eso no hubiera sido posible sin haber tocado en esos grupos.

¿Y la vida nocturna?

Yo siempre he sido un asceta.

¿Un asceta?

Yo ni bebo ni fumo.

Es el modelo de anti-músico.

Sí, soy bastante aburrido (ríe). Me preocupo mucho por la música y el resto pues no [dicho con cierta sorna]

¿Y qué decían sus compañeros sobre el asceta?

Yo a veces quería que me liasen y que saliese alguna cosa, pero nada, no salía. Es un mito. Eso de la noche, del músico que liga y que tal...en mi caso no.

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Pero bueno, cómo es eso.

Y no será porque no soy guapo [ríe].

Empezó en el 94 con una situación radicalmente distinta. Años después llegó internet con el Napster. Y luego el Youtube, el Spotify... en 25 años ha vivido una transformación absoluta desde dentro. ¿Qué ve mejor y peor de estos cambios?

Tiene su parte negativa y su parte positiva. La positiva es la democratización de la música, la posibilidad de sacar un sonido profesional en estudios caseros, cuando antes un disco costaba muchísimo dinero. Los músicos además podemos obtener conocimiento sobre todo directamente, yendo a las fuentes. Antes tenías que preguntar a unos y otros. Con internet puedes acceder a lo que quieras. El lado negativo es que precisamente ahora que tenemos toda esa tecnología es cuando hay menos interés por la cultura entre el público. O al menos eso percibo yo.  No digo que no haya gente que tenga sus inquietudes y siga buceando en los estilos, pero sí que me parece que hay una especie de alienación o aislamiento del público como oyente. Es decir, que no me parece posible que se produzcan movimientos musicales comparables a los de hace 20, 30 ó 40 años. Y si se dan estarán orientados a música que para mí no es música, tipo reggaetón, estilos así que para mí no tienen mayor valor que como expresión...casi  étnica. Curiosamente antes había menos medios pero más interés por escuchar muchas cosas, por ir a conciertos...en general por vivir la música. Está pasando lo mismo en el cine con plataformas como Netlflix, la falta de dinero, el quedarte en casa...al final se ha impuesto el maistream de manera sobredimensionada,con cuatro fórmulas. Doy clases de música y lo veo en la gente joven. Antes había grandes referentes directos. Y estaban vivos. Al estar vivos y trabajando parecían formar parte de tu vida. Al estar en activo Prince, Michael Jackson o David Bowie los incluías dentro de tu día a día. Ahora han desaparecido. Y los grandes referentes que quedan vivos tampoco cuentan con mucha publicidad. Eso hace que haya una gran lejanía entre lo que hacen los artistas y el público.

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¿Cómo da el salto a la música de cine?

Soy un subproducto de Amblin [productora de Steven Spielberg], mi infancia se basa en el VHS, la televisión y el cine. Pero como me dedicaba al rock y al clásico nunca había visto la forma de unir mi música y lo audiovisual. En 2007, tras grabar un videoclip con el realizador Fernando Ruiz me propuso componer la banda sonora de un cortometraje llamado “Tiempo”. A raiz de eso hice un curso de técnico en audiovisuales para aprender los parámetros de ese lenguaje y la estructura de un guión o los tipos de planos. Y tras eso hice otro ya con un compositor, el malagueño Paco Trujillo.

¿Qué percibió en ese trabajo para decidirse a profundizar?

Me di cuenta de que se me daba bien interpretar el sentido de unas imágenes e intentar contar una historia.

Ha trabajado en largometrajes como "Caleta Triana" o "La gran cena andaluza". También en anuncios o cortos. ¿Qué diferencias ve al trabajar el campo de la música?

En el corto,por su duración,como es lógico la música es más escasa. Y tienes que ser más concreto. Buscas motivos muy directos. Que contribuyan al desarrollo de la historia pero que se queden fácilmente en la memoria del espectador. Lo mismo que en la publicidad. Los personajes de una largo sin embargo tienen un arco narrativo más amplio y eso te permite trabajar con motivos que vayan evolucionando. Puedes hacer estructuras más grandes y crear una serie de bloques. Eso te puede permitir incluso que la música sea heterogénea, algo que me gusta.

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¿Cómo diría que son sus señas de identidad como compositor de cine?

Me gusta que la música sea muy modulante, que tenga muchos  cambios. Es mi escuela. Los músicos que más me han influido son John Williams, Jerry Goldsmith o James Horner. También muchos españoles como Fernando Velázquez. Y como dije me gusta ser heterogéneo. Y además me siento más a gusto mientras más acción hay, o sea, mientras más apariencia de presupuesto hay [ríe]. Pero como digo me gusta mezclar, variar. Por ejemplo en “La gran boda andaluza”. Es una especie de comedia experimental donde se muestra una boda rodada a modo de teatro. El público real de esa obra son los asistentes a la boda. Y todo se realiza como película donde el público es a la vez actor o figurante. Ahí mezclo música cañi como pasodobles con gran orquesta. Es como si James Horner se fuera a los toros.

Para los profanos. ¿Cómo se trabaja al poner música en el cine? ¿Te pasan la película entera antes o el corto?

Depende. Por ejemplo en el spot 'El pequeño dictador' hice primero la música. Es un spot dirigido por Antonio Leal sobre el escultor cordobés Noé Serrano. Y fue muy curioso porque fui con el realizador al estudio del artista y me impregné del ambiente. Pero normalmente te dan un pre-montaje muy parecido al definitivo. Previamente hay una spotting session. Te reúnes con el director y te da unas pautas  sobre donde le gustaría que hubiera música aunque deje algunas escenas a tu elección.

¿Tras insertar la música en las escenas se suele respetar todo o se vuelve a revisar?

En el montaje final puede que eliminen música al eliminar escenas. Algunas veces me han hecho cosas que no me han gustado. Pero a trabajo cobrado...[ríe]. No eran perrerías tampoco [ríe]. A lo mejor una música que tenía sincronizada de tal forma con la escena termina sincronizada de otra manera en el montaje, no como quería. Pero bueno, mientras el director esté contento y el resultado final sea digno...

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¿La música de cine debe de ir siempre asociada a las película o cree que tiene funcionar también como composición aparte?

Para mí la música de cine tiene que tener valor al margen de las imágenes. No digo que tenga que funcionar siempre de manera independiente. Lo explico con un gran compositor: John Williams. Tú coges uno de sus fragmentos dentro de la película y funciona. Pero tiene tanta riqueza musical que si lo aíslas se convierte en una especie de música descriptiva que directamente te lleva a las imágenes que viste. Acuden a tu mente.

Hay unos trabajos suyos muy interesantes y divertidos. Parecen un juego. Es cuando realiza bandas sonoras de películas muy conocidas. Esa práctica seguro que ya tiene algún nombre en inglés acabado en -ing.

Nos lo podemos inventar: re-scoring. Lo mismo hasta he acertado. Sí, cuando no tengo muchos encargos busco escenas de películas míticas. Hay gente que aísla la música y las deja sólo con el audio. E intento reinterpretar esas escenas y ponerles mi propia música.

El efecto es curioso, porque muchas son conocidísimas y muchas veces tenemos la música asociada.

Me la juego bastante porque escojo escenas de películas que como digo son míticas: 'Star Wars', 'E.T', hace poco 'Manchester Frente Al Mar'. Algunos me han dicho “cómo osas” [remeda voz de indignación alargando la ese final y gesticula de forma exagerada]. Pero primero: es lo que encuentro. Y segundo que lo hago para aprender del original. Y es una forma de ponerte a prueba. Si eres capaz de poner con éxito música a una escena conocida de Spielberg...te lo tomas como si viniese y dijera “Curro, aquí tienes mi película, ponle música” [ríe]. Hay mucha gente que no se atreve con esto porque le da reparo. A mí no me tiembla la mano [ríe].

Alguna vez se has dicho: oye, he mejorado el original.

No...bueno...[ríe]...ha habido un spot de Fórmula 1 a la que le puso música Bryan Tyler. Vi lo que había hecho y vi que era una música muy genérica que podía ir en ese spot o en un videojuego o una película de piratas. Y yo hice una música más específica para Fórmula I con un carácter de velocidad. Y le gente que lo ha visto me dice que le gusta más que el de Tyler [ríe]. Pero bueno, es algo subjetivo.

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Además de componer música para cine o publicidad y de desafiarse con el reto de estas reinterpretaciones que ofrece al público realiza una labor divulgativa mediante un podcast, "Desde Redrum con amor". ¿Qué es eso de redrum?

Uno  de mis mitos personales es James Bond. Y uno de mis directores favoritos Stanley Kubrick. El nombre mezcla parte del título de la segunda película de la saga, “Desde Rusia con amor”. Y en la película “El Resplandor”, de Kubrick, hay una escena en la que el el niño escribe esa palabra en una puerta y luego aparece reflejada en el espejo, donde la madre ve "murder".

¿Cómo los trabaja?

Estoy haciendo ya mi podcast número 27. Depende. Los hago en el estudio de mi casa. Tengo varios tipos de programa Unos son a modo de tertulia, y se graban en vivo. A veces es una entrevista telefónica. Otros los edito durante varios días intercalando la música de la que hablo etc. En este último caso también pueden intervenir músicos, críticos o especialistas en bandas sonoras. Muchos de ellos viven en el norte de España y me mandan los audios con sus opiniones. Todos los programas son monográficos [Listado con todos los podcast de "Desde Redrum con amor"].

¿Por qué el podcast? ¿No parece mejor para algo así el Youtube?

La sofisticación ha llegado a tal nivel en Youtube que hay que cuidar tantísimos aspectos que no sólo se necesita mucho tiempo, sino también mucho dinero en inversión de material. Parece que no, pero para hacer buenos programas o vídeos en Youtube hay que cuidar mucho la iluminación, tener un equipo potente, no es nada fácil pese a la apariencia de facilidad.

Otras de sus facetas es la de dar clase de guitarra.

Vivo en su mayor parte de las clases de guitarra. También doy ocasionalmente  algunas clases de bajo o ukelele. 

He visto que muchos adultos empiezan a tocar el ukelele pasados los  40. Antes tenías la crisis de la mediana edad y te tatuabas o comprabas una Harley. Ahora el ukelele es la Harley de los pobres.

Alguno de estos alumnos he tenido [ríe].

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También es guitarrista de la banda que acompaña al coro joven CPM Ziryab, donde trabajas con Alberto de Paz, finalista de Got Talent, pero me sorprendió hace un tiempo que empezó incluso a cantar con el coro Ziryab [nota de la redacción: son coros distintos]. 

Y no es que tenga una voz privilegiada sino todo lo contrario

¿Entonces?

Bueno, yo estudié en el conservatorio y teníamos clases de coro, donde era tenor. Y claro, también sé leer música. Di una conferencia de música de cine hace un par de años en Santa Cruz, en el festival Santa Cruz Crea. Allí conocía a una compañera que estaba en este coro y me dijo que hacían muchas cosas de música de cine. Y que hacían pruebas de canto para entrar. Le dije que no tengo una gran voz, pero me atreví. Y a día de hoy ya hasta formo parte de la junta directiva [ríe].

Eso es trepar rápido, sí señor.

He fagocitado el coro [ríe]

Qué tal la experiencia de cantar en público.

Al formar parte de un todo pierdes responsabilidad. Ya había hecho coros en algún grupo. Y tengo buen oído y sentido del ritmo. Así que vas adaptándote. Y gracias al coro Ziryab he podido conocer a Tyler Bates, el compositor de “Guardianes de la galaxia” y “300”, a Trevor Jones, compositor de “Excalibur”, “Máximo riesgo” o “Notting Hill”, John Powell, compositor de “Como entrenar a tu dragón” o a Christophe Beck, compositor de “Ant-man”. Con el que pude charlar  un poco fue con Trevor Jones. Le dije que desde que ví de niño la película Excalibur de John Boorman  quedé fascinado por su obra. Él me dió las gracias y me comentó que precisamente en unos meses iba a interpretar una suite de esa banda sonora en un festival en Tenerife, el Fimucité. Nos hicimos una foto.Fue muy agradable y cercano.

Nos falta una última faceta suya, la de compositor de obras sinfónicas para orquesta y coro, o música de cámara.

Sí, tengo varias partituras, pero es muy difícil estrenarlas si no eres previamente director de orquesta o estás muy unido a ese mundo. El mundo de la composición para música sinfónica es aún más complicado que el del cine.

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