SALVADOR RUIZ, DIRECTOR DE CÁRITAS EN CÓRDOBA

"¿Se puede salir del sinhogarismo? Tenemos testimonios: se puede"

Salvador Ruiz, Cáritas 4
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Profesor de derecho romano durante un cuatrimestre en Icade, la Universidad Pontificia de Comillas, imparte diversas asignaturas el resto del año en la escuela de Magisterio Sagrado Corazón, donde tiene lugar la entrevista poco antes de que empiece la campana de Navidad de Cáritas, aunque en el momento de la publicación ya se hayan llevado a cabo un par de actividades previamente anunciadas en ruedas de prensa.

Cuando este domingo se publique la entrevista ya habrán pasado el concierto de Diana Navarro en el Gran Teatro y la comida en la residencia San Pablo con menúa de Kisko García, Celia Jiménez y David Plaza, además de la actuación de alumnos de la escuela de canto de Queco. ¿Qué más implica la campaña de Navidad de Cáritas?

Este año está vinculada a las personas sin hogar. Ya se hizo también la jornada de puertas abiertas en la Casa de Acogida.  Y también hay actividades, incluso en la calle, con escolares y colegios. Es una labor de sensibilización que se realiza con ellos todo el año con diversos programas o visitas a la Casa de Acogida. Con los que han ido en el primer trimestre se hace ahora una actividad navideña.  Y también por supuesto tenemos nuestra campaña de donación o de búsqueda de socios, pues nuestra idea es sumar a mucha gente. Este fin de semana también se está realizando una colecta en todas las parroquias de todas las provincias para las personas sin hogar. Y junto a todo ellos están algunas actuaciones en la Casa de Acogida o la Residencia San Pablo, como grupos de villancicos.

Siempre se le ha prestado atención a las personas sin techo, pero parece que desde el pasado verano, donde además se produjeron un par de muertes y los sucesos de acumulación de enseres en el Alpargate, las instituciones se han preocupado todavía más y empiezan a colaborar estrechamente entre ellas, incluyendo a universidades como la de Córdoba o Loyola.

Bienvenida sea esta colaboración. Y esperemos que no sea algo pasajero. La situación realmente es bastante dramática: cerca de 800 personas distintas han pasado por Córdoba en el último año sin hogar. Eso son centenares de personas cada noche en esa situación de sin hogar, que no es lo mismo que sin techo. Sin techo es quizá la exclusión máxima, pero no toda persona sin hogar es una persona sin techo. Hay personas que tienen vivienda en estado muy precario o infravivienda, y no estarían en el colectivo de sin techo. La situación como digo es dramática porque la última crisis lanzó hacia el sinhogarismo a muchas personas  que estaban normalizadas. Es muy fácil caer en una situación de sinhogarismo y es muy difícil escapar de ella. 

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En una reciente rueda de prensa en Cáritas, Jesús Criado, una persona que estuvo  muchos años sin techo contó su caso, donde expresaba el tiempo y esfuerzos que le costó salir para superar sus adicciones y enfermedad mental. Precisamente esos casos están relacionados con enfermedades mentales, adicciones, alcoholismo...¿se puede como usted dice escapar de ahí? Las autoridades hablan de erradicación del sinhogarismo. ¿Pero es posible para la persona real salir de todo ese cúmulo de circunstancias?

El sinhogarismo no deja de ser muchas veces el último estadio de la acumulación de problemas. Es muy importante trabajar en la prevención, antes de que se produzca las situación extrema. ¿Se puede salir del sinhogarismo? Tenemos testimonios: se puede. Se puede de hecho volver a una situación de integración plena. Tenemos testimonios abundantes de personas. En esas historias personales hay verdaderas virtudes heroicas. Hay gente que ha luchado mucho y eso ha dado su fruto, a través de acompañamientos, a través de asociaciones. Estas personas lo que necesitasn son recuersos intermedios entre su situación de calle y la de plena integración. Nosotros tenemos algunos, como el acompañamiento de calle, que es el recurso más inmediato, o la Casa de Acogida.

muchas personas han llegado al sinhogarismo cuando no ha podido más el entorno

Siempre se habla del perfil de la persona sin hogar o sin techo. Sí sabemos que hay una mayoría de hombres, a veces superando el 80 por ciento. ¿Existe realmente ese perfil?

Hay un rasgo definidor. Cuando se llega a la situación de sin hogar es por una acumulación de problemas. Esas personas no pasan al sinhogarismo de la noche a la mañana sino a través de tránsitos largos donde al principio hubo una falta de empleo, eso produjo una falta de recursos, los recursos se acabarons, llegan los problemas familiares, se suman adicciones que pudieron llegar antes o después de esa situación, algún problema de enfermedad mental...También es verdad que al principio de la crisis se contaba con un colchón familiar que al estilo de las redes de circo servía para soportar a la persona que caía. Eso  fue muy útil hasta que se rompió. Además ese tipo de redes no pueden prolongarse perpetuamente. Así que muchas personas han llegado al sinhogarismo cuando no ha podido más el entorno. También percibimos un aumento de las mujeres. En el ala de baja exigencia, que está anexa a la Casa de Acogida, el ala para mujeres no se había llenado en los últimos años, pero sí en éste. En general la persona sin hogar suele ser un varón de edades medias, aunque también nos preocupan cada vez más los extremos, las personas más mayores y las más jóvenes. A su vez está personas suelen estar de media entre dos y cinco años ya en la calle, son situaciones cronificadas.

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Las estadísticas como decía hablan de una atención a más de 800 personas distintas. Cada noche son en Córdoba unas 260. Es decir, hay un porcentaje alto que se mueve. ¿Cuáles son las razones de ese movimiento?

La característica de una persona sin hogar es que es una  persona que se mueve. En primer lugar no es fácil estar siempre en el mismo sitio en una situación de sin hogar. En muchas ocasiones van buscando trabajos temporales. Ahora con la campaña de la aceituna algunos se dirigen a sitios donde pudieran echar algún tipo de peonada. Cuando llega el verano muchos se desplazan a zonas de costa donde puedan trabajar de alguna manera. La movilidad es propia de estas personas.

¿Cuáles son, además de las personas sin techo o sin hogar, las principales preocupaciones de Cáritas?

Nos preocupan tres grandes perfiles. En primer lugar las personas jóvenes, muchos sin familiares y que proceden  de recursos públicos, y que al cumplir los 18 años se ven en una situación de enorme vulnerabilidad. También el otro extremo nos preocupan las personas mayores. Cada vez más solas. En Cáritas se hace muchas veces trabajo de acompañamiento. Pueden ser mayores que tienen su pensión, sobreviven sin lujos, no están en situación de pobreza, pero no tienen a nadie. Es así hasta tal punto que si por ejemplo se caen en su casa y pueden pasar horas sin que nadie les levante porque no tiene red familiar ni social. Es una forma de exclusión. Y entre unos y otros nos preocupa la situación de familias en situación de vulnerabilidad, donde los recursos económicos se han agotado y hay una situación de desempleo o precariedad cronificada. En ese sentido hay que darle una situación de conjunto a esas cuatro barriadas de Córdoba con bolsas de exclusión [nota de la redacción: el entrevistado se refiere a Palmeras, Sector Sur, Polígono del Guadalquivir y El Higuerón/Majaneque/Alameda del Obispo].

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¿Cree que se hace suficiente en esos barrios? Muchas veces se observa desde hace años un abordaje tan políticamente correcto que ni las instituciones ni los medios de comunicación se atreven siquiera a mencionar por ejemplo que hay una mayoría de población gitana, o que son guetos urbanísticos, todo se queda en palabras generales expresadas mediante buenas intenciones. ¿Qué se puede hacer en la realidad cuando se juntan factores tan numerosos desde hace décadas? 

No hay recetas. De hecho no creo que se pueda tratar igual la situación de unos barrios con respecto a otros. Lo que está claro es que se necesita de una acción de conjunto. No basta con  hacer acciones puntuales como hasta ahora, en materia de vivienda o atención social. Hace relativamente poco se nos hablaba de un estudio sobre el barrio de Palmeras, creo que de Ríos y Veredas, profesores de la zona, donde se planteaba que en los diez últimos años sólo dos alumnos de las Palmeras tuvieron la titulación de la ESO [nota de la redacción: se trata del artículo "Palmeras: el barrio con mayor fracaso escolar de Europa", del Educador Social del EOE Poniente-Villarrubia, Manuel Ríos, y la maestra de Pedagogía Terapéutica del IES Clara Campoamor, Violeta Veredas]. Se habla allí del absentismo escolar más alto de Europa. Con ese panorama de base es imposible salir de la exclusión. Hay que solucionar la formación de las futuras generaciones. Estamos hablando de planes a muy largo plazo donde tendrían que estar implicada la administración pública, universidad y todo tipo de asociaciones. En nuestra empresa de inserción, Solemccor, tenemos a muchas personas que vienen de esta zona. Y cuando se les da una formación y un empleo responden. Es un problema muy complejo, no tengo la solución al problema, no creo ni que ahora mismo se tengan soluciones encima de la mesa.

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Indicaba antes que además no veía soluciones iguales de un barrio a otro en el caso de estos cuatro.

La formación de unos  barrios y otros no ha sido igual, ni su población  es igual, unos por ejemplo tienen una población mucho más joven que otros. Cáritas en las parroquias de cada barrio trabaja de forma distinta, en unos potencia los programas de mujeres, en otros los de familias y menores, en algunos a inmigrantes, por su mayor presencia, es decir, actúa según las características del lugar.

Tenemos en total 1.700 voluntarios en la provincia que pertenecen a las Cáritas parroquiales de 178 parroquias

Vuelvo al testimonio antes citado, el de Jesús Criado. Comentaba que uno de los factores que le dieron ánimos para, con esfuerzo de años, salir de la calle fue el tratamiento de los voluntarios de Cáritas. ¿Cuántos tiene la institución y qué tipo de formación específica reciben? Y también, ¿qué tiene que hacer una persona para formar parte del voluntariado de Cáritas?

Tenemos en total 1.700 voluntarios en la provincia que pertenecen a las Cáritas parroquiales de 178 parroquias. Otro centenar pertenece a los programas diocesanos. Cuando un voluntario se incorpora a uno u otro lado recibo un curso básico donde se enseña a hacer la acogido o los acompañamientos, además de aspectos de identidad de la institución. Durante todo el año vamos teniendo formación técnica sobre aspectos como psicología, estructuración de proyectos, trabajo social o incluso manipulación de alimentos. ¿Cómo se puede formar parte? Pues sobre todo teniendo tiempo, que es lo más valioso que tenemos.  Y queriendo participar en esta gran acción de Cáritas en la provincia. Puede acudir a Cáritas de su parroquia o a los servicios generales de Cáritas Diocesana donde solemos hacer un par de cursos de incorporación de nuevos voluntarios al año.

¿Cúal es actualmente la infraestructura de Cáritas en Córdoba en cuanto a instalaciones?

Estructuramos los programas de Cáritas a través de la atención a familias mediante el seguimiento por programas sociales. Eso englobaría la acción social directa. Por otro está el programa de personas sin hogar que incluye la casa de acogida Madre del Redentor, con 40 plazas que han estado siempre llenas desde su apertura en el año 2000.  Junto a la Casa de Acogida está el ala de baja exigencia, que es el dispositivo en el que las personas pueden pernoctar, tener aseo, cena, desayuno y ropa durante los  meses de frío. También tenemos el hogar residencia San Pablo, para personas mayores en exclusión social. Es para personas mayores que estaban en situación de calle. Tiene 40 plazas. Tenemos los pisos Virgen de  la Merced, para reclusos que necesitan un hogar durante su proceso de inserción, ya que sin ese hogar no pueden disfrutar de los permisos que son necesarios para ese proceso. Ahí tenemos también asistencia para personas que tienen enfermedades largas y graves. También tenemos el piso María Auxiliadora con la Fundación Proyecto Don Bosco. Es para chavales jóvenes. Y en cuanto a empleo tenemos nuestra empresa Solemccor (Solidaridad y Empleo de Cáritas en Córdoba). Ahí se contrata a personas para su inserción laboral o se produce intermediación con otras empresas. Nació para la recogida de papel y cartón de la ciudad. Dentro de Solemccor está el restaurante Tabgha, para la inserción laboral de jóvenes. También tenemos una escuela y taller de confección, cuya labor va desde arreglos de ropa de grandes marcas con las que mantenemos convenios hasta el arreglo de particulares. 

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¿Alguna novedad en materia de empleo para este próximo año?

Este año vamos a lanzar el cátering gracias a la experiencia en el restaurante. 

Tabgha, el restaurante, es una iniciativa muy llamativa para la inserción. ¿Es común a otras provincias, se adaptó o fue originario de Córdoba?

Es propio de Cáritas Diocesana de Córdoba. A partir de ahí otras Cáritas se interesaron e iniciaron proyectos similares. Por ejemplo existe ya en Murcia, Cartagena, Sevilla y Madrid. La de Córdoba, Solemccor, fue también la primera empresa de inserción de Cáritas Nacional, que ya había tenido experiencias con cooperativas pero no empresas de inserción.

¿Se llama igulamente Tabgha en otros sitios?

No, cada uno tiene su nombre, Tabgha es algo propio nuestro.

¿Y tras la campaña de Navidad qué viene?

Después de Navidad tenemos la vista ya puesta en el Corpus, la gran campaña nacional. Antes, a principios de marzo, solemos hacer una reunión de todas las empresas e instituciones que colaboran con nosotros. Es el tercer año que lo organizamos. Se llama "Instituciones con corazón". En esta cita llamamos también a la colaboración de otras entidades Ya estamos por encima del centenar de empresas o instituciones.  Y por supuesto está el trabajo cotidiano de las Cáritas parroquiales, que por los datos que tenemos atienden a 20.000 familias en toda la provincia. Desde hace dos años hemos relanzado un proyecto que venía de lejos. Se trata de una residencia que Cáritas Córdoba tiene en Torrox. Fue una donación de los años 50. La hemos reconstruido y en verano permite que familias de las parroquias más pobres pasen unos días allí. También se hacen campamentos y colonias. Es un proyecto muy bonito. 

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