CORDOBA CF

No tiene fin

El noveno partido sin ganar (1-3) acentúa la caída de un equipo blanquiverde a merced de la solidez del Getafe CF

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El Córdoba CF volvió a caer en su estadio con dureza, 1-3, ante un Getafe CF fuerte. Superior. El equipo entrenado por José Luis Oltra continúa sin romper la mala dinámica y recibe un golpe, en casa, muy difícil. Es el noveno partido sin ganar. El segundo consecutivo en el Arcángel. Cinco puntos de los últimos 27. Y la crisis no parece tener límite.

Se plantó el Córdoba CF y sus males ante el Getafe CF con el mismo planteamiento inicial de los últimos tres partidos. El de la valentía, el más ofensivo disponible. Defendido en la previa por su técnico José Luis Oltra, que lo que pone en el tapete es lo tiene o lo que le han dejado; que más no hay. El mismo que también ha dejado tres derrotas y buenas partes en Miranda y ante el RDC Mallorca; e impotencia, hoy, ante los azulones. Estuvo, pues, de inicio Juli, que era duda y regresaba a El Arcángel tras su gol de diez en Anduva.

Un Córdoba CF sin peligro

De la alegría inicial al conocerse la presencia del alcoyano se pasó al optimismo de que hoy podría ser la tarde en la que todo el cordobesismo sonreiría. Pero no. El Córdoba CF empezó bien, recordó en la salida al del RCD Mallorca, bien plantado, agresivo en la presión arriba, recuperando rápido, tratando bien el balón; como se debe tratar, con respeto. El mismo que se le ofreció a Alberto desde el recuerdo imborrable de la grada, nada más salir a calentar, en señal de agradecimiento al servicio blanquiverde durante cuatro bonitos años. El meta azulón vivió esta tarde, en sus carnes, el paso del tiempo; el Córdoba CF es distinto al que dejó. El actual es un equipo nervioso, sin confianza, lastrado por una dinámica de nueve partidos sin ganar que lo hace endeble, muy débil. Que le expone aún más sus carencias y las agrava, convirtiéndolo en un equipo previsible, sin capacidad de hacer daño y muy blando. Que no acaba ni una jugada.

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Golpeó a los 11 minutos, Alfaro (uno de los señalados por la grada), y volvió a hacerlo a los 20, precipitado, ante la portería del Getafe muy bien plantado, en lo que sería la antesala de la debacle y la sobremesa del recital velocista de Álvaro, el rubio con el 23, que pinta para diablo. El primero de los de Bordalás llegó en el 22. Un barullo en el área, entre un mar de piernas blanquiverdes, al saque de una falta, Gorosito, martillea la red de Kieszek ante la pasividad de la zaga cordobesista. Una vez más, el balón parado vuelve a penalizar a los de Oltra. Falta de contundencia atrás. Le llegan con demasiado peligro, sin mucho esfuerzo rival al Córdoba CF. Algo ya demostrado, sin ir más lejos, ante Almería CF, RCD Mallorca y CD Mirandés. Hoy, ante el Getafe CF. Y no se le vislumbra remedio, más allá de la dificultad del fichaje prometido por Deivid, su garantía y la demora. De esta manera, los madrileños, dueños y señores del miedo en El Arcángel, volvieron a avisar en otra falta que remató al larguero Lacer.

Media hora, y los de Oltra no habían creado apenas peligro. El Getafe CF parecía, en cambio, más maduro, más hecho. Con otro mimbre distinto del que debe hacer gala un aspirante al ascenso. Los azulones demostraron, por seriedad, jugadores e intención, aparte de la dinámica o situación del rival que tenía enfrente, ser un equipo. Sin más. Con todo lo que esta expresión conlleva en términos positivos. Y confirmó, a vista de El Arcángel, que van a estar arriba cuando Junio revise los deberes. Antes del descanso, Molina pudo sentenciar en un mano a mano y, Alberto, más rápido y contundente, desbarató una aproximación de Rodri a balón dividido. Con faltas, pérdidas de tiempo y juego parado se llegaría al descanso.

Bronca y sentencia en la segunda parte

Y el guión se mantuvo intacto. El Córdoba CF salió de la caseta igual que se fue. Sin recursos, sin encontrar claras las líneas de pase entre la solidez del 4-2-3-1 de hierro en el césped que trazó Bordalás y sus jugadores pintaron con mano maestra. Un cuadro de finos trazos a la contra, rematado por Jorge Molina, en el minuto 57, el 0-2. Se acabó. El delantero azulón apuntilló, una semana más, la crisis cordobesa y la llevó al límite, si es que hay aún más fondo. Pudo poner el 0-3, cinco minutos después; pero no quiso el meta polaco. El Córdoba CF, entonces, estaba desplomado. Negado. Sin control. Sin poder hacer otra cosa que esperar a que el 90 llegara al reloj. Arriba, angustiado, Guille, y poco más. Sin mordiente, sin crueldad para hacer gol en la finalización de las llegadas por banda. Rodri perdido en mil batallas y un Juli que no puede estar en todos lados.

Con el cero a dos, hasta el minuto 62 no llegó el Córdoba CF a puerta; justo cuando estalló la bronca de la afición hacia el palco, los jugadores (especialmente Alfaro al ser sustituido por Quiles), y más tímidamente, por primera vez, hacia el entrenador en lo que podría ser un ¿y yo que hago? El enfado cordobesista contrastaba con los gritos y vítores de la ruidosa afición azulona, numerosa. Que aún saltaría más con el 0-3. El gol de Facundo. El de la desbandada masiva de la hinchada local de El Arcángel, con aguante mayor que en el último partido en casa ante el RCD Mallorca. Los que se quedaron pudieron ver el gran tanto de rabia de Ríos, como maquillaje, (minuto 85, 1-3), de un marcador que puso en evidencia la gran diferencia entre dos dinámicas, dos estados de ánimos y dos equipos. Uno, el Getafe, demostró que al ascenso quiere ser candidato.

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