No se puede negar que a día de hoy, una librería "es una ruina". Si, evidentemente, como otros muchos negocios, pero es que hoy es el Día Internacional del Libro, y corresponde a este gremio airear sus penas, que no son pocas, con una definición literal por boca de Ana Rivas, de la librería La República de Las Letras.
Tanto ella como el resto de libreros contactados está siendo un Día del Libro atípico no sólo por las ventas, sino por la ausencia de contacto con las personas, que es también para lo que sirven las librerías. "Son auténticos lugares de reunión y contacto social y eso lo echamos mucho de menos", señala Rivas. En su caso la venta on-line no es una novedad, aunque no funcionaba tecnológicamente hablando todo lo bien que debiera. Precisamente, la crisis sanitaria actual les ha puesto las pilas y han renovado el sistema con una inversión que les servirá mucho mejor para realizar, mientras dure, la venta a través de Internet, gracias a su página web.
"Vamos a seguir adelante, porque a pesar de tener la tienda físicamente cerrada, algo de caja se está haciendo", y eso va a permitir que esta librería no sea uno de los negocios que vayan a tener que cerrar cuando la crisis pase.
A partir de mayo comenzarán los clubes de lectura virtuales en La República de Las Letras, con Pablo Rabasco, Estefanía Cabello y Antonio Manuel Rodríguez
Lo que ocurre es que La República de las Letras es algo más que una librería. Es un lugar muy conocido en el mundo cultural cordobés por las actividades que organizan relacionadas con la literatura, la música o la cultura en general y que ya cuenta con un número interesante de fieles que esperaban como agua de mayo la siguiente. En este sentido, este negocio también está renovándose y transformándose para adaptarse a las circunstancias, que es, precisamente, la principal definición de inteligencia.
"Son ideas que queremos poner en marcha ya, porque aunque la normalidad regrese y se pueda abrir la tienda de nuevo, seguirá sin ser del todo normal", advierte Ana Rivas. Y una de esas actividades incluye la complicidad de personalidades de la cultura, como Pablo Rabasco, Estefanía Cabello, o el profesor Antonio Manuel Rodríguez, en lo que serán los Clubes de lectura. "Será a través de las redes sociales para quienes se quieran inscribir y consistirá en la lectura de un libro y la puesta en marcha de grupos de discusión y trabajo acerca de esa obras".
En concreto, Pablo Rabasco tendrá su actividad del 4 al 14 de mayor con el libro El pan a secas, de Mohamed Choukri. Por su parte, Estafarías Cabello tendrá su momento del 18 al 29 de mayo, con el libro La lluvia amarilla, de Julio Llamazares, mientras que Antonio Manuel Rodríguez, estará del 1 al 12 de junio, con la obra Pedro Páramo, de Juan Rulfo.
Todo ello, "teniendo muy en cuenta que nada podrá sustituir jamás a las actividades físicas en la librería", advierte la propietaria, a pesar de que la venta vía E-book, que estuvo un tiempo muy parada, ha subido con la pandemia y ya se verá si es para quedarse definitivamente.
En el caso de la librería papelería La Pizarra, en Ciudad Jardín, la situación es algo diferente, porque en su condición de papelería está considerada como esencial y, por tanto, abre la tienda al público. Pero sólo por las mañanas, porque bien es cierto que "la gente no está saliendo a la calle", explica Emilio Pastor, su propietario.
Es también diferente, porque la venta on-line en su tienda la lleva realizando desde hace cuatro años. Por varias razones, entre ellas porque físicamente su establecimiento es moderadamente pequeño, de unos 30 metros cuadrados (en la imagen siguiente) y cabe lo que cabe. Pero no se engañen. "Tengo más de 900.000 libros a la venta", es decir todo lo que está a la venta a día de hoy en cualquier sitio, además de contar con un servicio muy querido por los amantes de los libros, que es la búsqueda de ejemplares para los interesados. "Si se ha editado es posible conseguirlo", señala.
Eso le ha permitido ahora subir en un 300% lo que ha sido la venta a través de su página web, aunque la verdad es que con la crisis sanitaria el global de las ventas no supera el 40 por ciento de una época normal. Dicho de otro modo, las ventas han bajado en torno a un 60%. Y es que entre los lectores habituales de material impreso en papel hay una franja importante cuya edad es de 60 años para arriba y esos siguen sin salir de casa.
