XXXVIII Festival de la Guitarra

Oda al mar entre tierras

Joan Manuel Serrat prácticamente llena el Teatro de La Axerquía para desgranar de nuevo su álbum 'Mediterráneo' y otros buen puñado de canciones en una suave noche estival

En medio de tierras. Eso significa Mediterráneo. La etimología de las palabras y un fondo marino plagado de cadáveres de los que huyen de sí mismos, además de una "inmensa llanura de plástico". Son palabras de Serrat durante su actuación de ayer, con mucha voluntad y algo menos de voz que antes, en el Teatro de La Axerquía, dentro de un Festival de la Guitarra que hoy llega a su fin con Vicente Amigo.

Se trataba de celebrar el 47 aniversario de su disco 'Mediterráneo', compuesto, como él mismo ha dicho, en un hotelito de la Costa Brava en 1971, con una decena de temas que llegaron a marcar el ritmo de las emisoras de radio de entonces, a pesar de ser un chico catalán con cierto tufo a rojillo que se desenvolvía tan bien en su lengua natal como en castellano y eso es lo que a muchos (demasiados) les sacaba (y aún lo hace) de quicio. "No hay que esperar a los 50 años, por lo menos yo no", dijo como para explicar lo extraño de un aniversario que no suena tan redondo. "Y si llegado al medio siglo, aquí seguimos, pues lo repetimos". Y ahí llegó de lleno al público.

Joan Manuel Serrat

Una a una, fue desnudando canciones con delicadeza de poeta (de ésos que saben meter el dedo en el ojo casi sin que la víctima se dé cuenta de ello), aprovechando la extraña temperatura que está regalando últimamente Córdoba a los suyos y a los visitantes también, recordando a muchos presentes que sí, ese tema también es mío. Comenzando por la propia 'Mediterráneo' (evitando, así, que se la reclamaran en los bises, aunque la interpretó dos veces), pasando por 'La mujer que yo quiero' y sin olvidar la llamativa 'Qué va a ser de ti'. Diez temas para uno de los álbumes más redondos del cantautor, o, al menos, así lo definen los que dicen saber de música. De ahí el título de la gira 'Mediterráneo da capo', un término musical que significa desde el principio. Una retrospectiva cariñosa a un 'largo' del que el propio Serrat se siente orgulloso y que le gusta.

Pero en Serrat hay mucha más profundidad de lo que sus detractores imaginan. Ahí está su colosal 'Plany al mar', que Rosa León casi hace suya con su exquisita mirada y palabras acertadas (cloaca) para explicar lo que le está ocurriendo a esa sopa mágica de donde una vez brotó toda la vida. Tampoco faltó su particular dedicatoria a Antonio Machado con 'Caminante no hay camino' y un puñado más de canciones que hicieron vibrar el corazoncito de las aproximadamente 3.000 personas que cubrían la grada del escenario de piedra.

Joan Manuel Serrat 3

Pero sería injusto que Joan Manuel Serrat se quedara con toda la gloria (aunque asegure no perseguirla) de la actuación de ayer, porque cubriéndole las espaldas tenía a un quinteto de músicos profesionales de muy alto standing. Desde la viola de Ursula Amargós, la batería de Vicente Climent, los teclados de Josep Mas-Kitflus, el bajo de Tomás ello y la guitarra de Davis Palau, supieron aportar la musicalidad correcta a las palabras largamente conocidas y que gracias a ellos ayer sonaron a nuevas.

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