Hace justo un año, el partido en defensa de los animales PACMA denunció ante los medios de comunicación que decenas de palomas estaban muriendo en la vía publica de forma cruel en la ciudad de Córdoba. El caso era que las aves de repente comenzaban a convulsionar y a sangrar, agonizando durante minutos hasta que la muerte les llegaba después de un intenso sufrimiento. La mayoría de estas muertes tuvieron lugar en las calles del Casco Histórico cordobés "ante la mirada horrorizada de viandantes, turistas y niños", según un comunicado del colectivo que añade que "muchos testigos observaron cómo las palomas comían unas pipas envueltas en un líquido violáceo y poco después empezaba su muerte lenta y dolorosa".
Antes de que PACMA diera la voz de alerta, la empresa municipal encargada del Control Animal, Sadeco, llevaba recogiendo palomas muertas de las calles desde cuatro o cinco días previos a la denuncia. La propia empresa pública reconoció que había recogido hasta 70 cadáveres, pero "en ningún momento informaron a la ciudadanía de los hechos que estaban sucediendo y del peligro que podía suponer la ingesta accidental de alguna de esas pipas para la salud publica".
Desde PACMA, una año después, "seguimos pidiendo respuestas y culpables a estas muertes, para lo que nosotros es un caso terrible sin duda alguna de maltrato animal", comenta el comunicado. "Nosotros nos basamos en certezas como fueron las pipas envueltas con el liquido violáceo que vieron muchas personas, las dos autopsias practicadas a las palomas que demostraban su envenenamiento por la ingesta de esta pipas o que las palomas extrañamente murieran en su mayoría en el Casco histórico, donde ha habido quejas sobre el posible daño que puedan hacer las aves a los monumentos". Por estas razones, el partido anima lista afirma que "el o los responsables fueron personas físicas".
Sin embargo, y a pesar del tiempo transcurrido, "seguimos sin respuestas y culpables a este caso". Es más, PACMA asegura que su denuncia en el Juzgado por maltrato animal no llegó a trámite, mientras que las investigaciones abiertas por la Policía Local y Sadeco "se realizaron de cara a la galería ante el escándalo generado en la ciudad", al tiempo que "la versión rocambolesca facilitada por Ecologistas en Acción para justificar este envenenamiento no tiene mucha base", ya que las palomas del Casco Histórico no tienen costumbre de desplazarse hasta la Campiña a ingerir pipas de girasol fertilizadas.
