Así es el interior de un convento (en obras)
Encerrado entre la Ribera y el antiguo Camino Real (hoy calle Agustín Moreno), el barrio de San Pedro esconde una auténtica joya arquitectónica que ha permanecido ajena a las miradas, como corresponde a un antiguo convento de clausura. Hasta ahora. Es el Palacete Barroco del Convento de Santa Cruz, un complejo espacio de más de 600 metros cuadrados construidos que está llamado a ser el futuro Centro de Interpretación de los Patios Conventuales de Córdoba.
Las obras de restauración, que comenzaron en el mes de abril de este año, marchan a buen ritmo. Ya es posible ver estancias prácticamente terminadas e incluso se ha restaurado por completo la planta alta de un torreón con unas vistas inigualables hacia San Pedro, la Mezquita y el río. Nada que ver con el estado ruinoso en que se encontraba el Palacete antes de iniciar la reforma, como puede apreciarse en las imágenes que mostramos en Córdoba Hoy.
El Palacete Barroco se articula en torno a cuatro patios, uno de ellos de una extraordinaria belleza, con numerosas habitaciones que en algún momento las monjas de clausura utilizaron como viviendas o para realizar diversas actividades. Hay una pequeña biblioteca, una enorme chimenea de mampostería, lo que parece ser un secadero, un aljibe y hasta fresqueras, además de varias habitaciones. En su día fue la casa de las novicias del convento, hasta que fue abandonado en la primera mitad del siglo XX. Todo ello linda con los edificios principales del Convento de Santa Cruz, un enorme y escondido edificio que, en su época de mayor esplendor, formaba un pequeño pueblo en el que decenas de monjas se agrupaban por comunidades, cada una con sus estancias propias. Ante el riesgo de abandono y, peor aún, de que las monjas vendieran el edificio al mejor postor por no poder asumir su mantenimiento, la Junta de Andalucía decidió declararlo Bien de Interés Cultural en 2011 para garantizar su conservación, sea cual sea su uso.
Muy poco de la vida conventual de otros tiempos queda en Santa Cruz, un centro religioso que empezó a construirse en el siglo XV aunque está formado por edificios de diferentes épocas y estilos. Aunque sigue habiendo monjas (son clarisas franciscanas), su futuro pasa por concluir la restauración y dotarlo de equipamiento para poner en valor los numerosos patios conventuales de la ciudad. Para ello precisamente se firmó en 2014 un convenio entre la empresa municipal de vivienda Vimcorsa con el Ministerio de Fomento y los titulares del convento, las monjas franciscanas.
El acuerdo fue sellado durante el anterior gobierno municipal del PP y asumido por el cogobierno actual de PSOE e IU. Contemplaba una inversión de 630.000 euros pagaderos entre las monjas (un 10%), el Ayuntamiento a través de Vimcorsa (25%) y el Ministerio de Fomento -que cargaría con la parte del león, casi dos tercios del coste total- a través del 1,5% del presupuesto de todas las obras públicas que está obligado a gastar en cultura.
En el convenio, además, se establece que Vimcorsa pagaría su parte contra certificaciones de obra en no más de 30 días desde la recepción. Y aquí es donde entra el PP, que ha denunciado que la empresa pública aún no ha soltado “ni un euro” de su parte, unos 80.000 hasta ahora, que podrían ser 100.000 cuando se emitan las certificaciones de diciembre. Ello pone en peligro el resto de la financiación, sostiene el PP, ya que el Ministerio de Fomento necesita tener la garantía de que las demás partes han cumplido antes de hacer lo propio.
