Cualquiera diría que los lunes no son sinónimos de fiesta, siempre que ésta implique un momento determinado del día, al contrario de lo que ocurre con las medias jornadas de los viernes y la totalidad de los sábados o buena parte de los domingos. En este caso, el Lunes de Feria no ha defraudado, y ha contado para ello con el mejor de los aliados: Buen tiempo, sin ser tampoco asfixiante.
Comenzaba tímida la jornada, con muy poquita gente en las primeras horas de la mañana en el Recinto Ferial; y no era para menos. Las recepciones oficiales son mucho más tardías, es día lectivo (mal que les pese a muchos) y los turistas prefieren dedicar parte de su ocio a visitar la ciudad monumental antes que El Arenal.
No obstante, hay que aclarar que no deja de ser curioso conocer también ese extraño rostro de la Feria: El de la intimidad mañanera, como quien contempla por vez primera el amanecer de su pareja sentimental, sin peinados ni maquillajes ni adornos de ningún tipo. Tal cual se es. Y la Feria, en ese sentido, no deja de ser bella a su manera. Mantiene intacta su mirada misteriosa, sin sombra de legañas tempraneras, y se ofrece en su inmensidad al visitante, sin agobios, sin presiones, sin prisas ni miedos. y, sobre todo, sin ocultar nada de nada.
Avanza la mañana y comienza a transformarse en tarde. La hora de la cerveza y del fino, acompañados siempre de algún plato o tapa para picar, llega casi sin esperarlo. Empieza a verse movimiento en el recinto. Los primeros vestidos de vuelos y lunares, carruajes que se exhiben con sonrisa pícara de quien se sabe contemplado, abanicos que pasan de inmediato de meros utensilios ornamentales a útiles imprescindibles. La falta de sombras en El Arenal se hace sentir y el calor aprieta.
Llegan las primeras recepciones. En la Caseta Municipal, una nutrida representación de concejales con la alcaldesa, Isabel Ambrosio, al frente, recibe a otra representación de las residencias de mayores (fuera, a las puertas, una maravillosa representación de vehículos de época, en forma de Seiscientos, con motivo del 60 aniversario del nacimiento de este particular coche y del XX aniversario del Club Seat 600 de Córdoba); salto a la caseta del PP, donde el presidente provincial, José Antonio Nieto, sirve de anfitrión en su tradicional recepción; PTV también abre sus puertas a socios, amigos y políticos, mientras que la Asociación de la Prensa retiene a una nutrida participación en su seno a la hora de comer para hacer sabroso un buen perol. Todo ello a la espera de uno de las platos fuertes de la noche, como es la celebración de otra recepción oficial en el Rincón Cubano (la sede ferial e IU). Toda una fiesta.
